La ley y la justicia

Predicas Cristianas

Predicas cristianas predica de hoy: Viviendo la ley y la justicia con Amor: Enseñanzas de Mateo 5:17-20

Predicas cristianas lectura bíblica de hoy: Mateo 5:17-20

Introducción

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo, nos reunimos hoy en la luz divina de nuestro Señor para sumergirnos en las aguas vivificantes de su palabra. El pasaje que nos congrega es Mateo 5:17-20, un texto rico en sabiduría y dirección. En él, Jesús nos invita a una comprensión más profunda y completa de la Ley y la justicia, un entendimiento que va más allá de la letra, para penetrar en el espíritu.

Al contemplar las palabras de Jesús: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir“, nos preguntamos: ¿Qué significa realmente cumplir la ley? ¿Cómo deberíamos, como seguidores de Cristo, aplicar esta enseñanza a nuestra vida diaria? ¿Cómo transforma esta comprensión nuestro caminar con Dios y con nuestros semejantes?

Con la guía del Espíritu Santo, buscaremos respuestas a estas preguntas en tres secciones principales. Primero, reflexionaremos sobre cómo Jesús cumple la Ley y los profetas. Luego, consideraremos qué significa la justicia en el Reino de Dios. Finalmente, exploraremos cómo podemos aplicar la Ley y la justicia en nuestra vida diaria. En cada sección, encontraremos aplicaciones prácticas para nuestras vidas.

Así que, amados en Cristo, preparemos nuestros corazones y nuestras mentes para este viaje de descubrimiento. Que el Espíritu Santo nos ilumine y nos guíe mientras navegamos en las profundidades de la Palabra de Dios y buscamos aplicarla a nuestras vidas. Que nuestras vidas sean una reflexión del amor y la justicia de Dios tal como Jesús nos mostró.

I. Cómo Jesús cumple la Ley y los Profetas

a. Jesús como el cumplimiento de las profecías

Jesús no solo vino a cumplir la Ley, sino también las profecías. En Él, las palabras de los profetas como Isaías encontraron su plenitud. Isaías 53:5a dice: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados“. Al ver cómo Jesús vivió, murió y resucitó, vemos el cumplimiento de esta profecía. ¿Podemos nosotros, como Jesús, buscar la verdad en las Escrituras y vivir de acuerdo a ella?

La respuesta es un rotundo sí. Como creyentes, se nos anima a buscar la verdad en las Escrituras y a vivir de acuerdo a ellas.

Esto es algo que queda bien reflejaso en 2 Timoteo 3:16-17 cuando Pablo dijo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté plenamente capacitado para toda buena obra“. Con estas palabras el apóstol nos insta a buscar la verdad en las Escrituras y aplicar esas enseñanzas a nuestras vidas.

Además, en Santiago 1:22, se nos advierte: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos“. Como podemos ver, aquí se nos indica la importancia de no solo leer y entender la Palabra de Dios, sino también de vivir de acuerdo a ella.

b. Jesús y la interpretación de la Ley

Jesús interpretó la Ley no solo con palabras, sino con su vida. Él se convirtió en el modelo perfecto de obediencia a la Ley, pero no de una obediencia rígida y ciega, sino de una obediencia que emana del amor y la compasión. ¿Cómo podemos, en nuestras vidas diarias, interpretar y vivir la Ley con amor y compasión, como lo hizo Jesús?

En nuestra vida diaria, podemos vivir la Ley con amor y compasión al amar a los demás (Juan 13:34; Gálatas 5:14), cuidar de los necesitados, y mantenernos puros en un mundo a menudo manchado por el egoísmo y la injusticia (Santiago 1:27).

c. El Cumplimiento de la Ley

Jesús no vino a abolir la Ley, sino a cumplirla. En Él, vemos que la Ley no es un conjunto de reglas arduas, sino un camino hacia el amor y la justicia. Como Salmo 119:105 dice, “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino“. ¿Cómo podemos permitir que la Ley ilumine nuestro camino y guíe nuestras acciones cada día?

En primer lugar, necesitamos sumergirnos en la Palabra de Dios. Al estudiar las Escrituras y meditar en ellas, nos familiarizamos con los principios y enseñanzas de la Ley. Esto nos permite comprender mejor cómo aplicarla en nuestras vidas.

El Salmo 1:2-3 nos dice: “Antes bien, en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará“. Al meditar en la Ley de Dios, nuestra vida se arraiga en Sus principios, y podemos dar frutos de amor y justicia.

Además, necesitamos orar y pedir al Espíritu Santo que nos guíe y nos ayude a vivir según la voluntad de Dios. El Salmo 143:10 nos anima: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud“. Al confiar en la guía del Espíritu Santo, podemos caminar en obediencia a la Ley de Dios.

También es importante recordar que Jesús nos dejó dos mandamientos fundamentales: amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39). Estos mandamientos resumen los principios de la Ley y nos dan una guía clara para nuestras acciones diarias.

Aplicación

En nuestra vida cotidiana, busquemos maneras de vivir la Ley con amor. Sigamos el ejemplo de Jesús y permitamos que la Ley se convierta en una guía hacia el amor y la justicia en nuestras vidas. Al hacerlo, estaremos reflejando el amor y la justicia de Dios en nuestro mundo.

II. La Justicia en el Reino de Dios

a. La Justicia y la Ley

La justicia en el Reino de Dios no se trata solo de seguir las reglas. Es una fuerza viva que busca llevar vida, amor y justicia a todo lo que toca. Como dice en Miqueas 6:8, “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.¿Cómo podemos, en nuestras vidas diarias, buscar esta justicia que va más allá de la simple obediencia a las reglas?

En primer lugar, debemos tener una comprensión profunda de lo que es la justicia según los estándares de Dios. Esto implica estudiar las Escrituras y conocer los principios y valores que Dios ha revelado en ellas. Por ejemplo, en Isaías 1:17, Dios nos llama a “aprender a hacer el bien, buscar el derecho, socorrer al oprimido, hacer justicia al huérfano, defender la causa de la viuda”. Estos son solo algunos ejemplos de cómo podemos buscar la justicia en nuestras vidas diarias.

Además, debemos cultivar un corazón lleno de compasión y amor hacia los demás. Como Jesús nos enseñó en Mateo 22:39, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos es esencial para vivir una vida justa. Esto implica tratar a los demás con bondad, comprensión y empatía, buscando su bienestar y luchando por la igualdad y la justicia en todas las áreas de la vida.

También es fundamental vivir una vida de humildad y sumisión a Dios. Reconocer que somos dependientes de Él y someternos a Su voluntad nos capacita para actuar con justicia y discernimiento en nuestras decisiones y acciones diarias. Como dice Proverbios 3:5-6, “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas“.

Aplicación

Busquemos la justicia en nuestras vidas diarias siguiendo estos pasos prácticos: comprendiendo la justicia según los estándares de Dios, cultivando un corazón lleno de compasión y amor, y viviendo una vida de humildad y sumisión a Dios.

b. La Justicia y Nuestro Corazón

La verdadera justicia proviene del corazón. Como un árbol que da fruto, un corazón lleno de amor y justicia producirá acciones y palabras que reflejen el amor y la justicia de Dios. Como dice en Mateo 12:35, “El buen hombre, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el mal hombre, del mal tesoro saca malas cosas“. ¿Cómo podemos, en nuestras vidas diarias, nutrir nuestros corazones para que produzcan frutos de justicia?

Primero,  tenemos que llenar nuestros corazones con la Palabra de Dios: En Salmo 119:11, el salmista declara: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti“. Al meditar y memorizar las Escrituras, llenamos nuestros corazones con la verdad y los principios de Dios, lo cual nos guía hacia la justicia.

Segundo, tenemos que cultivar una relación íntima con Dios a través de la oración: La oración nos acerca a Dios y nos permite recibir Su guía y dirección. En Filipenses 4:6-7, se nos anima a orar y entregar nuestras preocupaciones a Dios. Al tener una relación constante con Él, nuestro corazón se transforma y se alinea con Su justicia.

Tercero, tenemos que practicar el amor y el perdón: Jesús nos enseñó en Mateo 5:44-45 a amar y perdonar incluso a nuestros enemigos. El amor y el perdón son esenciales para nutrir nuestros corazones y producir frutos de justicia. Cuando amamos y perdonamos, reflejamos el carácter de Dios y abrimos espacio para la justicia en nuestras relaciones.

Cuarto, tenemoso que confiar en el poder transformador del Espíritu Santo: En Gálatas 5:22-23, se enumeran los frutos del Espíritu Santo, que incluyen el amor, la bondad, la paz y la justicia. Al permitir que el Espíritu Santo trabaje en nosotros, Él nos transforma desde adentro y produce en nosotros los frutos de justicia que honran a Dios.

Aplicación

Llenemos nuestros corazones con la Palabra de Dios. Dediquemos tiempo diario a leer y meditar en las Escrituras. Cultivemos una relación íntima con Dios a través de la oración. Hablemos con Dios de manera regular, compartiendo nuestros anhelos, preocupaciones y deseos. Practiquemos el amor y el perdón en todas nuestras relaciones. Mostrémonos compasión, empatía y bondad hacia los demás, incluso aquellos que nos han lastimado. Dependamos del Espíritu Santo para transformar nuestros corazones

c. La Justicia y el Reino de Dios

Para entrar en el Reino de Dios, necesitamos una justicia que vaya más allá de la simple obediencia a las reglas. Como dice en Mateo 5:20, “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos“. ¿Cómo podemos, en nuestras vidas diarias, buscar esta justicia que nos acercará al Reino de Dios?

Para buscar la justicia que nos acerca al Reino de Dios en nuestras vidas diarias, debemos reconocer nuestra necesidad de la gracia de Dios (Efesios 2:8-9), vivir una justicia basada en el amor y la compasión (Mateo 22:37-40), buscar la transformación interior a través del Espíritu Santo (Romanos 12:2), y practicar la humildad y la obediencia a la voluntad de Dios (Filipenses 2:8). Al hacerlo, nos acercamos cada vez más al Reino de Dios y experimentamos Su plenitud en nuestras vidas.

Aplicación

No podemos conformarnos con simplemente entender el concepto de justicia, sino que debemos aplicarlo en todas las áreas de nuestra vida. Esto implica examinar nuestros pensamientos, palabras y acciones, y evaluar si están alineados con los valores del Reino de Dios. En nuestras vidas diarias, busquemos maneras de vivir con una justicia que refleje el amor y la justicia de Dios. Al hacerlo, estaremos construyendo el Reino de Dios aquí y ahora.

III. Aplicando la Ley y la Justicia en Nuestra Vida Diaria

a. Vivir la Ley con Amor

La ley no debe ser un yugo que nos oprima, sino una guía que nos lleve a vivir con amor y justicia. Como dice en Romanos 13:10, “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor“. ¿Cómo podemos, en nuestras vidas diarias, transformar la Ley en una guía hacia el amor y la justicia?

Para transformar la Ley en una guía hacia el amor y la justicia en nuestras vidas diarias, debemos comprender el propósito de la Ley, vivir según el mandamiento del amor, permitir que el Espíritu Santo transforme nuestro corazón y practicar la obediencia voluntaria como una expresión de nuestro amor por Dios.

b. Hacer Justicia en Nuestro Mundo

No basta con hablar de justicia; debemos actuar. Como dice en Santiago 2:26, “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta“. ¿Cómo podemos, en nuestras vidas diarias, llevar la justicia a nuestro mundo a través de nuestras acciones?

Primero, debemos ser honestos en nuestras palabras y acciones (Proverbios 12:22). No debemos engañar ni defraudar a los demás, sino vivir con integridad y tratar a los demás con justicia y equidad en todas nuestras transacciones.

Segundo, debemos examinar nuestras propias acciones y actitudes, reconociendo nuestros errores y arrepintiéndonos cuando sea necesario (Salmo 139:23-24). Cuando nos esforzarmos por vivir de acuerdo con los estándares de justicia de Dios, podemos ser un ejemplo positivo y tener un impacto en nuestro entorno.

c. Vivir en el Reino de Dios Aquí y Ahora

El Reino de Dios no es solo una promesa para el futuro. Como la levadura en la masa, está trabajando aquí y ahora, transformando nuestras vidas y nuestro mundo. ¿Cómo podemos, en nuestras vidas diarias, permitir que esta levadura trabaje en nosotros y a través de nosotros, trayendo el Reino de Dios aquí y ahora?

Para permitir que la levadura del Reino de Dios trabaje en nosotros, debemos darle prioridad a Dios en nuestras vidas (Mateo 6:33). Esto implica buscar Su voluntad, Su justicia y Sus enseñanzas en todas nuestras decisiones y acciones.

La realidad es que el Reino de Dios se manifiesta a través de actitudes y acciones basadas en el amor, la humildad, la justicia y la paz (Mateo 5:3-12; Gálatas 5:22-23). Al vivir de acuerdo con estos principios, permitimos que la levadura del Reino de Dios trabaje en nosotros y a través de nosotros.

Tenemos que conducir una vida que agrade a Dios, y tenemos que evangelizar (Mateo 28:19-20). A través del testimonio y la proclamación del evangelio, podemos compartir la buena noticia del Reino de Dios con los demás. Esto implica vivir nuestras vidas de manera coherente con lo que creemos y comunicar el mensaje de salvación a quienes nos rodean.

Aplicación

En nuestras vidas diarias, busquemos maneras de vivir de acuerdo a la Ley y la justicia de Dios. Al hacerlo, estaremos llevando el Reino de Dios a nuestro mundo.

Conclusión

Mis queridos hermanos y hermanas, hemos viajado juntos a través de la palabra de Dios, explorando el significado y el propósito de la Ley y la justicia en nuestras vidas. Hemos visto cómo Jesús, con su vida y enseñanzas, nos muestra cómo vivir la Ley y la justicia con amor. Hemos considerado cómo podemos llevar esta enseñanza a nuestras vidas diarias.

Pero recordemos siempre que no estamos solos en este viaje. Dios, en su amor y misericordia, nos acompaña y nos guía. Nos provee con su gracia y nos fortalece con su Espíritu. Con su ayuda, podemos vivir de acuerdo a su Ley y su Justicia. Podemos reflejar su amor y justicia en nuestro mundo.

Así que, al salir de aquí hoy, recordemos las palabras de Jesús. Recordemos su llamado a vivir la Ley y la Justicia con amor. Y busquemos maneras de vivir esta enseñanza en nuestras vidas diarias. Al hacerlo, estaremos construyendo el Reino de Dios aquí y ahora.

Que Dios nos bendiga y nos guíe en nuestro caminar. Que nos ayude a vivir su Ley y su Justicia con amor. Y que, al hacerlo, reflejemos su amor y justicia en nuestro mundo. Como dice en 1 Juan 4:12, “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros“. Así que, amémonos unos a otros, vivamos la Ley con amor, y busquemos la justicia en todo lo que hacemos.

Amén.

© José Vega. Todos los derechos reservados.

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