Ni aun en Israel he hallado tanta fe

Numero tres. Una fe genuina es desarrollada cuando entendemos el fluir de la autoridad. Desde el inicio vengo hablando acerca de la autoridad; les dije que este hombre ejercía gran autoridad; él estaba a cargo de cien soldados, y sus órdenes eran cumplidas sin cuestionar.

Fíjense bien como lo dice el versículo nueve: “…Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace…”

Esto de la autoridad es algo que muchos creyentes no logran entender, y es por eso que vemos como muchos caen nuevamente en la esclavitud a las cosas de este mundo. ¿Por qué sucede esto? Esto sucede porque muchos no han absolutamente confiado en que Jesús es la autoridad suprema [4].

Dile a la persona que tienes a tu lado: no existe y nunca existirá nadie superior nuestro Señor [5]. Ahora, deseo detenerme por un breve momento y hacer una aclaración acerca de la autoridad. Existen dos tipos de autoridad. Existe la autoridad suprema, quien es Cristo Jesús, y existe la autoridad delegada que es la autoridad que fue entregada a toda persona que confía en Dios.

Esto es algo que queda bien ilustrado en Juan 14:12 donde leemos: “…De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre…” Y también en Lucas 10:19 donde el Señor nos dice: “…He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará…” El problema que existe es que con frecuencia nosotros no usamos la autoridad que Dios nos ha delegado.

Con frecuencia dejamos de ejercer el poder de Dios en nuestra vida. ¿Por qué sucede esto? Esto sucede porque llegamos a pensar que no podemos derrotar las obras del enemigo en nuestra vida. Pero este tipo de pensamiento es completamente falso, y con frecuencia conduce a muchos a endiosar a los hombres. Digo esto porque no es fuera de lo común ver como personas ponen su fe en las oraciones de cierta persona, y no en su propia oración.

Ahora bien, no quiero que vayan a mal interpretar lo que les estoy diciendo. Yo NO estoy diciendo que no oremos los unos por los otros; NO estoy diciendo que dejemos de pasar al frente durante el llamado.

Lo que estoy diciendo es que nuestra fe no puede estar basada en el hombre, porque el hombre no puede hacer nada. Lo que les estoy diciendo es que cuando entendemos el fluir de la autoridad, entonces entenderemos que nuestra oración es escuchada por Dios al igual que las de otros.

Fíjense bien en lo que encontramos en Santiago 5:16 para que entiendan bien lo que les digo: “…Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho…” Dile a la persona que tienes a tu lado: “…La oración eficaz del justo puede mucho…”

Cuando entendemos el fluir de la autoridad que Jesús nos ha delegado, entonces sabemos que podemos derribar la obra del enemigo en nuestra vida. Así que el tercer paso para desarrollar una fe genuina tenemos que entender el fluir de la autoridad de Dios en nuestra vida. Pero para poder entender el fluir de la autoridad en nuestra vida, primero tenemos que estar bajo Su autoridad. En otras palabras, tenemos que someternos a Él.

Para concluir. En estos versículos que estamos estudiando en el día de hoy encontramos que se nos dice: “…Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora…”

Imaginémonos esto, ¡Jesús se maravillo! ¿Por qué se maravillo Jesús? Él se maravillo porque la fe de este hombre derrumbo las divisiones culturales que existían. Jesús se maravillo porque la fe de este hombre derrumbo las divisiones espirituales que existían. Jesús se maravillo porque este hombre demostró una fe genuina. Este hombre confió en la bondad de Dios.

Este hombre se acerco a Dios humildemente reconociendo y confesando que no era merecedor. Este hombre reconoció la autoridad de Jesucristo en este mundo. Este hombre siendo enemigo del pueblo judío hizo lo que ese pueblo no pudo, él desarrollo una fe genuina.

Como les dije al inicio, todos sabemos que estamos llamados a vivir por fe, todos sabemos que sin fe no podemos agradar a Dios [6]. Así que no permitamos que las circunstancias de este mundo influencien nuestra fe. Recordemos que Dios desea que tengamos una fe absoluta en Él. Dios desea que tengamos una fe que conquiste toda situación y oposición.

Aprendamos del centurión; acerquémonos a Dios confiados en Su bondad, de humilde corazón, ejerciendo la autoridad que Él nos ha dado. Recordemos que la fe genuina será grandemente recompensada por Dios. Esto es algo que queda bien reflejado aquí cuando leemos: “…Y su criado fue sanado en aquella misma hora…”

¿Tienes un problema o situación que deseas vencer en tu vida? ¡Desarrolla y ejercita tu fe!

[1] Enciclopedia Británica
[2] Mateo 6:8
[3] Romanos 3:23
[4] Mateo 28:18
[5] Filipenses 2:9-11
[6] Hebreos 11:6

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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