Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Predica de Hoy: ¿De qué sirven las preocupaciones? – Encontrando Paz en la Palabra de Dios
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Mateo 6:27
Introducción
Hace unos años, conocí a una señora llamada Rosa. A pesar de vivir con limitados recursos y tener tres hijos a su cargo, Rosa siempre lucía serena y en paz. Un día le pregunté su secreto, y ella respondió: “¿De qué me sirve preocuparme? Si confío en Dios, Él proveerá”.
Esta simple pero poderosa perspectiva es algo que todos podemos aprender. Vivimos en un mundo donde las preocupaciones parecen ser una constante, ¿no es así? Desde problemas económicos hasta desafíos familiares, la inquietud nos rodea. Pero, ¿realmente vale la pena preocuparse? Jesús mismo nos desafía con una pregunta en el libro de Mateo: “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” (Mateo 6:27). ¿Qué gana nuestro espíritu preocupándose sin cesar?
I. El Origen de la Preocupación
¿Cuántas veces nos encontramos atrapados en el torbellino de nuestras propias preocupaciones, perdiendo de vista lo que verdaderamente importa? Las preocupaciones, como nubes oscurecedoras, pueden ocultar la luz del sol de la esperanza y la fe.
Sin embargo, Jesús, con su sabiduría infinita, nos presenta una perspectiva diferente, una que desafía las normas de este mundo. Al comprender el verdadero valor de nuestras preocupaciones, podemos empezar a analizarlas desde un punto de vista divino, centrado en la providencia y el cuidado de Dios.
a. El peso innecesario de las preocupaciones
Todos cargamos mochilas en la vida. En esas mochilas, a menudo metemos preocupaciones que pesan sobre nuestros hombros. Pero, ¿qué sucedería si aligeráramos esa carga? Las preocupaciones, en su mayoría, son como piedras que no nos dejan avanzar. Al identificar y liberarnos de estas cargas innecesarias, descubrimos una libertad y ligereza espirituales que Dios desea para nosotros (Mateo 11:30).
b. El poder de la fe frente a la preocupación
En la batalla entre la fe y la preocupación, la fe tiene el poder de triunfar. Imagina que la preocupación es una oscura nube y la fe, una brisa fresca. Con suficiente fe, esa brisa puede dispersar cualquier nube que oscurezca nuestra vista. Recordemos que, con fe, todo es posible y podemos superar cualquier obstáculo que se presente (Marcos 9:23).
c. Dejando nuestras preocupaciones en manos de Dios
Piensa en un niño que entrega su juguete roto a un padre amoroso, confiando en que lo arreglará. De la misma forma, Dios nos invita a entregarle nuestras preocupaciones, sabiendo que Él cuidará de nosotros (1 Pedro 5:7). Cuando ponemos nuestra confianza en Él, nos liberamos del peso y encontramos un consuelo inigualable.
Aplicación
Reconozcamos el origen de nuestras preocupaciones. Al entender de dónde vienen, podemos dirigirnos a la fuente de paz y seguridad: Dios. Esta semana, cuando sientas preocupación, reflexiona sobre su origen y entrégaselo a Dios en oración.
II. La Perspectiva Divina Sobre las Preocupaciones
Mientras navegamos por el mar agitado de la vida, las olas de preocupación amenazan con volcar nuestra embarcación de fe. Pero, ¿qué pasaría si pudiéramos ver esas olas desde el faro de Dios, un lugar de seguridad y claridad?
La perspectiva divina sobre las preocupaciones nos brinda una visión elevada, mostrándonos que, incluso en medio de la tormenta, hay un diseño y un propósito. Dios, como el maestro navegante, nos guía a través de las aguas turbulentas, recordándonos constantemente su cuidado y atención hacia cada detalle de nuestras vidas.
a. Dios cuida hasta de los detalles más pequeños
Desde el más delicado pétalo de una flor hasta el vuelo de un ave, nada escapa a la atención de Dios (Mateo 10:29-31). ¿Cuánto más se preocupará Él por nosotros, sus amados hijos? Reconociendo esta verdad, podemos estar seguros de que nuestras preocupaciones no pasan desapercibidas para Él.
b. Aprendiendo a ver con ojos espirituales
En ocasiones, nuestras preocupaciones nublan nuestra visión. Pero cuando miramos a través de los ojos del espíritu, vemos un panorama diferente. Así como una montaña se ve diferente desde su cima, desde la perspectiva de Dios, nuestras preocupaciones se ven más pequeñas y manejables (Isaías 55:8-9).
c. La certeza de la promesa divina
Cuando las olas de la vida nos golpean, las promesas de Dios son el ancla que nos mantiene firmes. Recordemos que Él ha prometido estar con nosotros en todo momento, en cada valle y en cada montaña (Deuteronomio 31:8). Esta certeza puede ser el bálsamo para nuestras almas preocupadas.
Aplicación
Intentemos adoptar la perspectiva divina esta semana. Cada vez que una preocupación invada tu mente, recuerda las palabras de Jesús y las promesas de Dios. Confía en que Él conoce tus necesidades y que está trabajando en tu favor. Dedica un momento al día para entregarle tus preocupaciones en oración, sabiendo que Él te escucha y cuida de ti.
III. Encontrando Paz en Medio de la Preocupación
Es común buscar refugio cuando la lluvia de las preocupaciones comienza a caer. A menudo, intentamos encontrar ese refugio en soluciones temporales, olvidando que existe un refugio eterno y seguro en Dios.
Al igual que un árbol robusto ofrece cobijo durante una tormenta, Dios nos brinda protección y paz en medio de nuestras preocupaciones. A medida que aprendemos a acercarnos a Él, nos damos cuenta de que en Su presencia encontramos una paz que sobrepasa todo entendimiento, una que el mundo no puede darnos.
a. La paz que sobrepasa todo entendimiento
En medio del caos, hay una paz que solo puede venir de Dios. Esta no es una paz que el mundo da, sino una que trasciende cualquier situación (Filipenses 4:7). Es como un río tranquilo en medio de un bosque agitado, siempre constante, siempre fluyendo.
b. Fortaleciéndonos en la comunión con Dios
Cuando nos sentimos agobiados, buscar la presencia de Dios puede ser nuestra mayor fortaleza. Es como encontrar un oasis en medio de un desierto abrasador. En ese lugar sagrado de comunión, nuestras preocupaciones pueden disolverse en Su amor y gracia (Salmos 62:8).
c. Caminando en comunidad
Dios nos diseñó para vivir en comunidad. Al compartir nuestras preocupaciones con otros, descubrimos que no estamos solos (Gálatas 6:2). Como un grupo de viajeros caminando juntos por un camino desconocido, nos apoyamos mutuamente y encontramos fuerza en la unidad.
Aplicación
Dios nos ofrece paz en medio de nuestras preocupaciones. Esta semana, desafíate a ti mismo a buscar activamente esa paz. Cuando te sientas abrumado, detente y recuerda las promesas de Dios. Medita en las Escrituras, ora y entrega tus inquietudes a Él. Al hacerlo, experimentarás la verdadera paz que solo Dios puede ofrecer.
Conclusión
La vida está llena de incertidumbres y preocupaciones. Sin embargo, las palabras de Jesús en Mateo 6:27 nos desafían a reconsiderar el valor real de esas inquietudes. ¿De qué sirve preocuparse? La preocupación no tiene el poder de cambiar nuestra realidad, pero sí tiene el potencial de robarnos la paz y la alegría.

En lugar de dejarnos consumir por las ansiedades, Dios nos invita a acercarnos a Él, a confiar en Su cuidado y a encontrar paz en medio del caos. La paz de Dios no se basa en circunstancias perfectas, sino en una relación profunda con el Perfecto.
Al dejar de lado nuestras preocupaciones y centrarnos en Su amor y fidelidad, encontramos un descanso que el mundo no puede ofrecer. Que este mensaje resuene en nuestros corazones y nos guíe hacia una vida libre de preocupaciones innecesarias.
Ahora, unamos nuestras manos y corazones en oración: ‘Padre celestial, en medio de nuestras preocupaciones, te buscamos a Ti. Ayúdanos a depositar nuestra confianza plenamente en Tu amor y providencia. Que recordemos siempre que Tú estás al control y que cada momento en nuestras vidas está bajo Tu cuidado. Amén.’ Que vivamos siempre sabiendo que tenemos un Dios que cuida, ama y provee
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