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Predicas Cristianas
Predicas Cristianas – Texto Biblico: Juan 11:1-16, 25, 40, 43-44; 12:1-2
INTRODUCCIÓN
Con el mensaje de hoy llegamos al final de esta serie acerca de la Suficiencia Divina, basada en las siete señales del libro de Juan. Hemos dicho que el propósito de los estos milagros ha sido revelarnos una verdad superior, de allí la palabra “señales. En efecto, los milagros van más allá de lo espectacular y asombroso, y nos muestran a Jesucristo como el dador de la vida, más que el dador de la salud física o de bienes materiales.
Por todos es sabido que Satanás ha venido para “hurtar, matar y destruir”, pero Cristo vino para darnos vida y “vida en abundancia” (Juan 10:10). Ningún otro pasaje en la Biblia nos muestra esta verdad, como la resurrección Lázaro. ¿Por qué Jesucristo resucitó a Lázaro si después volvió a morir?
La razón principal es indicarnos que él tiene potestad sobre la vida y sobre la muerte. Sus palabras no pudieron ser más reveladoras: “Yo soy la resurrección y la vida”, el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá” (vers. 25).
Previo a esta declaración, y de una manera sorprendente, Jesucristo había dicho: “Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis” (vers. 11). No sabemos si los hombres que llevaban el mensaje de la enfermedad de Lázaro escucharon decir a Jesucristo que se alegraba, pero si fue así, regresarían con una noticia desconcertante. ¿Por qué se alegró Jesucristo de la muerte de su amigo?
Porque esa muerte traería más gloria al nombre del Señor, y porque una gran multitud de nuevos creyentes vendrían como resultado de la resurrección de Lázaro. No se había oído que los muertos resucitaran. Lo que si se sabía era que los vivos morían. A
sí que estamos en presencia de un hombre que puede gritarle a los muertos que salgan de sus tumbas. Esto lo decimos porque Dios no es Dios de muertos si no de vivos. ¿Cuál es el mensaje de esta última señal que nos muestra el libro de Juan? ¿En qué consiste el llamado que Jesucristo hace a la vida?
I. EL LLAMADO A LA VIDA COMIENZA DESPERTANDO A LOS MUERTOS
1. La muerte como un sueño (vers. 11)
Después que Lázaro murió, Jesucristo dijo: “Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle” (vers. 11). Como los discípulos no entendieron lo que lo que Jesucristo estaba diciendo, llegaron a esta conclusión: “Señor, si duerme, sanará” (vers. 12). Pero Jesucristo dijo oficialmente: “Lázaro ha muerto…”. De modo que se dirigió directamente al sepulcro, no para exhumar al cadáver, sino para traerlo otra vez a la vida. Ahora, ¿cuál era el problema de Lázaro? ¡Que estaba muerto!
A lo mejor la gente comentó lo bien arreglado que quedó el muerto, con un buen traje y bien maquillado. No faltó alguien que comentara de lo fino del ataúd. Otro comentaría sobre lo sobrio y regio que fue el funeral. Pero el asunto es que el amigo Lázaro estaba muerto.
Amados hermanos, un muerto seguirá siendo un muerto, no importa la forma cómo lo pongan, aun si lo embalsaman. Un muerto lo que necesita es vida. Esto es lo que pasa con los muertos espirituales. Usted puede decir cosas muy bonitas sobre su persona.
Puede reconocerle sus virtudes, talentos, honores y hasta su abolengo. Pero si esa persona no ha recibido a Cristo, ¿de qué le sirve todo lo que tiene o es? ¿Conoce a usted a muertos caminantes? Son todos aquellos que viven para si mismo y sus placeres (1 Timoteo 5:6).
2. El grito que despierta (vers. 43)
Por lo general cuando alguien está profundamente dormido necesita de un buen despertador, o de una fuerte voz que lo levante de la cama. Por cuanto Lázaro estaba bien dormido (entiéndase muerto), Jesucristo tuvo que pegarle un fuerte grito para despertarle.
Lo contrario a la muerte es la vida, y eso fue lo que Jesucristo vino a traer. ¿Sabía usted que el creyente jamás morirá? Muchos de los que se supone que estén muertos, ahora viven. Pero también, muchos de los que viven, están muertos. ¿Cómo es esto?
Los que no tienen a Cristo, la Biblia nos dice que están “muertos en sus delitos y pecados”. Pero el que tiene a Cristo “aunque esté muerto, vivirá” vers. 25. Cuando el creyente muere comienza su verdadera vida. Ahora el supuesto “muerto” camina, no como un fantasma, sino como un alma a quien el cielo le pertenece. Las nuevas calles que ahora visita, en unión con los demás redimidos, son de oro.
Lo que hace el creyente con la muerte es un cambio de casa. Es verdad que un día se confirmará su muerte. El médico tendrá que avalarlo y se levantará un acta de defunción. Sin embargo, cuando eso llegue, usted estará más vivo que nunca.
Mire lo que Jesucristo le dijo a Marta: “Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (vers. 26). Y a lo mejor usted estará preguntando cómo se levanta un muerto espiritual. Los muertos espirituales se levantan por la palabra, como Cristo lo hizo con Lázaro (Juan 6:63; Filipenses 2:16).
II. EL LLAMADO A LA VIDA SIGUE CUANDO SE DESATA AL RESUCITADO
1. La importancia de desatar (vers. 44)
La resurrección de Lázaro está rodeada de cosas extraordinarias. Por un lado está la profunda pena que atravesaban las hermanas del difunto. El dolor era mayor por el inmenso amor que había entre los tres hermanos. Pero también tenemos los sentimientos de Jesús.
La Biblia nos dice que cuando él vio aquella escena de dolor, lloró (vers. 35). Era tan gran de su pesar que Juan nos dice: “Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro” (vers. 38). Ahora, vea esto. Cuando Jesucristo ordenó al muerto salir, se levantó de la tumba como fue enterrado.