Una fe que asombró

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: La fe que asombró a Jesús

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Mateo 8:5-13 

Introducción

Todos sabemos que la Palabra de Dios no invita a vivir en la fe. No considero que exista algún cristiano en la tierra que no esté en el conocimiento de que sin fe no se puede agradar a Dios.

Como antes he mencionado, en innumerables veces, la confianza en Dios es lo que nos distingue de los demás. Tristemente, en diversas épocas de la vida la fe se debilita, la fe blandea, y sentimos que nos abandona. Pero ¿A qué se debe esto?

¿Cuál es la causa de que se debilite la fe?

El origen primordial es que en la fe de aquellos que nos acercamos a Dios intervienen de modo negativo situaciones cotidianas. La fe de los creyentes en Nuestro Señor es enormemente mediada por el contexto o entorno del acontecer ordinario de la vida.

Esta es la cuestión que me interesa abordar hoy. Me gustaría que nos cuestionemos y analicemos si la fe que decimos tener en Dios es autentica, o es una fe que se contextualiza. Dicho esto, demos paso a la Palabra de Dios.

La fe del centurión

Como bien dice arriba, a Jesús llegó este oficial romano solicitándole que realizara un poderoso milagro en su sirviente; él le suplicó que aliviara a su sirviente de un padecimiento que acabaría con su vida, si Jesús no lo aliviaba.

Sin embargo, para lograr comprender enteramente el sentido de lo que aquí nos dice, y para lograr captar correctamente la palabra de Dios hacia nosotros, es preciso indagar más acerca del origen de este individuo. Evidentemente, esta persona, fue un adversario del pueblo de Israel.

Este centurión dirigía cien hombres del total de las huestes romanas que invadían el pueblo de Dios, y no era un militar ordinario. Ser un centurión en los regimientos de Roma era una señal de que era un oficial experto y profesional en el arte de la guerra. Los centuriones fueron el baluarte de la supremacía de Roma, y el compromiso era vigilar la disciplina, y salvaguardar el respeto y aplicación de la ley.

Esta clase de generales disfrutaban de tener a su servicio cien soldados, por eso “centuriones”, y si este emitía un edicto, se efectuaba como la costumbre lo dictaba, y él la ejecutaba con el poder del César.

Dicho de otra manera, las disposiciones de este general se ejecutaban sin lugar a cuestionamientos, puesto que hacer frente a una de sus disposiciones se podía interpretar como un reto al mismo príncipe de Roma, esta afrenta se pagaba con la vida. Así pues, podemos afirmar que este individuo era un personaje con poder, y conocía muy bien sus efectos.

Por otro lado, el centurión ya tenía conocimiento sobre Jesús y sus preceptos. El centurión no sabía mucho sobre la Palabra de Dios, con esto me refiero a que estaba falto de las declaraciones sobre Jesús en el Antiguo Testamento.

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