La batalla interna, batalla sin tregua

También es verdad, que esta batalla es difícil, y hasta en ocasiones terminaremos haciendo lo que aborrecemos, veamos como Pablo recalcó esto: “…Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago…” A esto se genera la pregunta: -¿Cómo podemos impedir que esto acontezca?

Esto lo veremos de una forma práctica, y les digo que para vencer a los deseos de la carne, y crear una gran brecha entre lo que es conforme a la voluntad de Dios y lo que no lo es, debemos primero examinar nuestras vidas y reconocer el pecado que exista en ella. Reconocer todos aquellos pecados que nos asedian y nos tientan a querer consumarlos.

Así que, no olvidemos esto debemos mirar hacia nuestras vidas, para examinar nuestros caminos, veamos lo que nos dice Pablo en Romanos 8:6-8 “…Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios…” Es claro ver lo que aquí se nos dice, si nos ocupamos de la carne moriremos.

La batalla interna – Los pecados del pasado

Sé que el problema radica principalmente en que existen cristianos que creen que no podrán obtener la victoria frente a aquellos pecados asedian. Si bien es cierto, en nosotros mismos no está el poder para lograr vencer, y si dependemos de nuestras propias fuerzas toda lucha que tengamos será imposible de vencer.

La solución está en la manera en que confiamos en Dios o nos aferramos a Él. Observemos lo que la Palabra de Dios nos enseña en 1 Juan 5:4 al leer “…Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe….”

Hermanos, ¿no es esta una buena noticia? Que si hemos nacido de Dios venceremos al mundo, así que levantémonos tomemos nuestras armas, las cuales nos ha provisto Dios, y seguros desechemos todas las obras de la carne que se hallen en nuestras vidas.

Al alimentar a nuestro espíritu con la Palabra de Dios, perseverando en santidad, haremos morir todo deseo y todo pensamiento que se levante en nosotros en contra de la voluntad de Dios.

Pero quizás alguien puede decir: -Pastor, yo no tengo pensamientos en contra de la voluntad de Dios. ¿Estás seguro? Bueno, profundicemos un poco más y examinemos bien cada intención de nuestros pensamientos, para descubrir lo que muchas veces alimentamos.

La batalla interna con las situaciones cotidianas

Estoy seguro que existen muchas personas alrededor del mundo, que se encuentran pasando situaciones que les afligen, que les desalientan, que les turban, o que le llenan de ira. Que pueden ser situaciones como problemas en el hogar, problemas de salud, problemas financieros, etc.

Por ocasiones estas situaciones que sobrevienen a nuestras vidas pueden llevarnos a alejarnos del camino de la verdad. Estos momentos incluso nos pueden llevar a que nuestro servicio y devoción a Dios se paralicen, ya que, en situaciones como estas cuán difícil puede resultar mantener la devoción y el servicio a Dios.

Es ahí, cuando en medio de estas situaciones nos dejamos derribar por las circunstancias, alimentando aún más estos sentimientos que vemos que nos alejan de Dios. Esto puede llevarnos a un estado de aflicción y depresión del alma, que si no nos damos cuenta a tiempo y nos aferramos a Dios, podemos llegar al punto de que no queramos salir de allí.

De esta forma, abrimos paso a que el enemigo nos venza con el mal, debiendo ser como lo dice la Palabra de Dios, que nosotros con el bien venzamos al mal. Al no confiar en Dios y en su soberanía, permitimos que el enemigo siga sembrando semillas de dudas en nuestros corazones, en relación al obrar de Dios. De esta forma estamos también apagando al Espíritu Santo que habita en nosotros.

Acerca José R. Hernández

José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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