Entrada triunfal de Jesús

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas: Domingo de ramos – Entrada triunfal de Jesús

Predica Cristiana Texto Biblico: Mateo 21:1-11

Introducción

El día de hoy, es muy conocido por todos, pues por tradición se enseña acerca de la entrada de nuestro Señor Jesús a Jerusalén, llamado el domingo de ramos. En ese día el Mesías fue recibido y honrado por el pueblo, que cada uno brindó de sí, lo que mejor pudo dar. Especialmente, le recibieron con alabanzas.

Doy por hecho que todos nosotros conocemos muy bien los sucesos que en ese momento acontecieron, y quizás muchos pueden pensar. ¿Podrían ser ramas y mantos lo mejor que ellos podían ofrecer? Les digo que si miramos solamente eso, si miramos de una forma superficial, tendríamos razón.

Pero hermanos, por medio de la palabra de Dios vamos a ir un poco más allá de lo que la vista simplemente puede ver. Ahora por medio del estudio de su palabra vamos a comprender mejor a que me refiero.

Trasfondo Histórico

Como es habitual y de mucha importancia al mismo tiempo, para tener un enfoque general del tema a tratar, es necesario hermanos, hacer un breve repaso histórico en torno a los hechos. El pueblo judío se encontraba bajo el yugo del imperio de Roma, y éste a su vez, según su fuerte modelo de dominio, oprimía grandemente al pueblo judío.

Los judíos eran avasallados con tiranías, altos impuestos, abusos casi sin derechos, y una de las muertes más atroces que era la crucifixión, la cual era muy habitual. Ampliando un poco más el tema acerca de este proceso de ejecución, y que era el que más usaban los romanos, el mismo que era, como ya lo mencioné, uno de los sistemas más bárbaros e inhumanos, tanto así, que ningún hombre que fuese romano, podía ser ejecutado de ésta manera.

Ser crucificado era considerado para los más viles criminales, para los esclavos.

Sólo piensen cómo el imperio Romano se consideraba asimismo frente a los judíos. Éstos abusos era un factor predominante, aunque existían muchos más, por el cual los judíos esperaban con ansias la llegada del Mesías, esperaban a aquel que los libraría y rescataría del yugo tan pesado de los romanos, tal como lo profetizaba Zacarías 9:9 al escribir “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” Ellos no podían esperar más, querían ver el cumplimiento de la profecía, querían ver al imperio romano cayendo en manos de aquel rey que los libertaría.

Dicha entrada a Jerusalén marcaba la última semana del ministerio de Jesús aquí en la tierra, era la semana antes de su crucifixión. Ya a esta altura de su ministerio, nuestro Señor Jesús era bien conocido, pues sus muchas obras y milagros llegaron a casi todo oído, y muchos más habían sido testigos oculares de sus grandes señales.

Muchos judíos habían atestiguado y otros muchos habían oído acerca de cómo el Señor había sanado ciegos, paralíticos, de cómo había resucitado de entre los muertos, de cómo dio de comer a una gran multitud de personas con solamente cinco panes y dos peces.

Hermanos, muchos del pueblo habían sido testigos oculares, y otros muchos había oído acerca de los milagros, señales y prodigios que Jesús, el Cristo, había hecho. Éste pueblo estaba viendo en Él, al rey que los libraría del dominio de los romanos.

!Hosanna al Hijo de David!

El pueblo judío vio en Él, el cumplimiento de la profecía, y que sin dudar serían librados del yugo de los romanos, por ello dieron lo mejor que podían dar de ellos mismos. Observen detenidamente en estos versículos:

Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. 9 Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: !Hosanna al Hijo de David! !Bendito el que viene en el nombre del Señor! !Hosanna en las alturas!” (verss. 8-9). Leyendo estos versículos, ¿si notan el mejor regalo que ellos estaban dando?

Hermanos, no me refiero a las ramas y los mantos que fueron echados delante de Él, sino al motivo que originó dichas acciones, es decir el de querer expresar su devoción y alabanzas a aquél que los salvaría. Eso es exactamente también lo que también nosotros tenemos que dar u ofrecer al Señor, nuestra alabanza.

Elevaban las alabanzas a Jesús

A medida que Jesús entraba a la ciudad de Jerusalén, se elevaban las alabanzas a Cristo, se elevaban estas adoraciones a Él: -“¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”. Todas estas exclamaciones denotaban el regocijo que el pueblo tenía al ver a Jesús, a aquel que los libraría de la tiranía de los romanos.

Pero un suceso provocaría algo en ellos, provocó que su regocijo y alegría terminasen. Pero alguien puede preguntar: -¿Cuál fue la razón para que se terminase su regocijo? Pues su alegría concluyó, porque Jesús no procedió de la forma que ellos esperaban a que Él actuare.

Ya que ellos estaban esperando a aquél que los libraría del dominio romano, ellos estaban esperando ver a Jesús formando un ejército para ir a destruir a los romanos, y romper aquel yugo que los oprimía. Echar a los romanos de su tierra, eso esperan ver los judíos; pero en la mente de Dios no estaba precisamente ése plan, en la Sabiduría Divina no era exactamente eso lo venía a suceder; ¿Entonces, qué era pastor?

Amados, en la mente de Jesús no estaban el armar un ejército, en la mente de Cristo, en quienes los judíos veían el cumplimiento de la profecía, aunque de una manera equivocada, no estaba el reunir al pueblo judío y levantarse en armas contra el imperio romano.

Él vino a poner fin a sus costumbres

Jesús comenzó a actuar de forma contraria a la que ellos esperaban. Él vino a poner fin a sus costumbres.

Veamos en Mateo 21:12-12: “Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Jesús, instruyó a que debían seguir pagando el tributo correspondiente a Roma, aunque ellos esperaban a que Él lo suprimiese. leamos en Mateo 22:17-21:

Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? 18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. 20 Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? 21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.”

En vez de reunir para armar un ejército, con su doctrina provocó dividir al pueblo, y aún más a los líderes de ese entonces. Cómo lo dicen las Escrituras en Mateo 23:27:

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.

Jesús hizo todo lo opuesto a lo que el pueblo espera ver

Hermanos, nuestro Señor Jesús hizo todo lo opuesto, hizo todo lo contrario a los que el pueblo espera ver. Motivo por el cuál su alegría y regocijo terminaron, motivo que provocó que sus celebraciones cesasen.

Hermanos, y esto es algo que vemos también en la actualidad. -No lo creo-, replicará alguien. Pero yo respondo que sí, hoy en día esto mismo se manifiesta. Puesto que cualquiera puede elevar alabanzas a Dios cuando su vida anda de la manera que usted desea que vaya.

Cuando las circunstancias en su vida van en concordancia a sus propios pensamientos e ideales, no dudaría en alabar a Dios. Que cosa tan fácil es alabar a Dios cuando en la vida no hay problemas, y toda piedra es removida de nuestro camino. Pero, ¿qué pasaría en medio de nuestras mentes, si las cosas no salieran como las teníamos planeado? ¿Podríamos elevar alabanzas a Dios?

¿Qué acontecería en relación a nuestra devoción, si las circunstancia parecerían venirse en nuestra contra? Siendo sinceros a éstas preguntas, yo mismo puedo decirlo que elevar alabanzas a Dios, podría resultar algo difícil, ¿no es así?

Pedir de acuerdo a Su voluntad

Hermanos, Dios siempre nos dará cuanto le pidamos, si es que pedimos acorde a su voluntad, y aunque en ocasiones no pidamos conforme a su voluntad, Él siempre nos dará de acuerdo a nuestra necesidades. Corroboremos esto en la palabra de Dios en Mateo 6:8:

No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.” Esto trae tranquilidad, puesto que Dios siempre nos dará lo que necesitamos.

Leamos ahora en Filipenses 4:19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”

Como lo dije antes, aquí confirmado, aunque nuestras peticiones en ocasiones no concuerden con la voluntad de Dios, Él siempre proveerá para nuestras necesidades. Veamos lo que Pablo nos enseña en 1 Corintios 10:23: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.

Lo que sucede hermanos, es que nuestras oraciones en ocasiones se encuentran ligadas a deseos que nos han sido influenciados por el mundo, y como es obvio no irán en concordancia con la voluntad de Dios ¡Pero tranquilos, Él nos hará entender (y ésta es la mejor parte), y nos dará lo que necesitamos.

El mundo trata de influir en nosotros

Sé que ustedes tienen claro que los deseos que el mundo trata de influir en nosotros obstaculizaran nuestro andar cristiano. Por eso dice Pablo que muchas de esas cosas no nos edificarán, o como lo dice en otra porción de las Escrituras, que muchas cosas no nos conviene.

Amados, estas cosas que no van en concordancia con la voluntad de Dios, no nos permitirán correr con paciencia la carrera puesta delante de nosotros. Muchas de las cosas que no nos convienen y por supuesto no nos edificarán, provocan que perdamos de vista lo que en realidad necesitamos, Y si nos dejamos influenciar a pedir éstas cosas que no nos edificarán, al no recibirlas nos molestaremos con Dios. Nos llevará a molestarnos con Dios, porque no se nos da, lo que creemos que debe dársenos.

No nos dejemos influenciar

Hermanos, no nos dejemos influenciar, ya que nuestras oraciones sólo buscarán levantarse para la satisfacción de nuestros propios deseos. Y esto fue lo que sucedió con los judíos. Pues solo veían sus propios deseos e intereses, miraron superficialmente a su alrededor buscando ver en Jesús al rey que los libraría de la mano opresora de los romanos, esperaron ver que el rompiese el yugo que sobre ellos tenían los romanos, sus ojos se fijaron sólo en eso. Por consiguiente, sus alabanzas cesaron.

Ellos no vieron que Jesús sí era ese Rey, pero Él venía a romper otro yugo de opresión, que al parecer no veían los judíos, Él sí venía a librarlos de la esclavitud, pero no de la que ellos creían, Él si vino a llevarlos a un reino, pero no el reino que ellos esperaban, pues su reino no era de éste mundo.

Hermanos, Él sí vino a librarlos de la esclavitud, pero de la esclavitud del pecado, Él sí vino a salvarlos, pero a salvarlos del peor opresor, Él vino a salvarlos del pecado y darles vida eterna en su reino sempiterno, pero a los judíos no les amaneció. Y al no comprender el porqué de su venida, y al no ver lo que ellos esperaban ver en Él, todas sus alabanzas y devociones ahí mismas murieron.

Al ver en Él todo lo contrario a lo que ellos anhelaban, todas sus grandes obras, señales y prodigios fueron olvidados, como si hubiesen sido suprimidos de su memoria. Y como si eso no hubiese sido suficiente con la misma voz que al unísono elevaban sus alabanzas, luego se unieron para gritar: ¡Crucifíquenlo! Las mismas voces que una vez le aclamaron, ahora se habían unido para condenarle.

Conclusión

Los judíos esperaban ser librados del dominio de los romanos, y por eso le rendían alabanzas. Pero Jesús vino a librarlos y traerles cosas mucho más grandes. Los judíos vieron que Jesús actuó de forma distinta a la que ellos esperaban que actuase.

Ellos no pudieron comprender que Jesús sí era el cumplimiento de las profecías acerca del Mesías. No vieron en Él el cumplimiento de la profecía, puesto que su mirada estaba puesta en las superficialidades que les rodeaban. Ellos no vieron que su situación más grave. No era el dominio que los romanos tenían sobre ellos, sino el dominio que el pecado tenía sobre ellos.

No entendieron la voluntad de Dios. Hermanos, cuando pensemos que Dios no está actuando como nosotros pensamos debido a lo difícil de las situaciones, tengamos en mente que la voluntad de Dios sí se está desarrollando en nosotros, recuerda las palabras escritas en el evangelio de Juan, leamos en Juan 16:33: “…En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

¡A pesar de las situaciones difíciles, confiemos, Dios nos librará!

© Reenier Gonzalo Prado. Todos los derechos reservados.

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Reenier Gonzalo Prado
Siervo de Jesucristo, proclamando la palabra de Dios a través de mensajes cristianos.

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