Predicas Cristianas
Predicas cristianas predica de hoy: ¡Confía en Dios! La mejor manera es la de Dios
Predicas cristianas lectura bíblica de hoy: Juan 9:1-11
Introducción
Es una verdad indudable que cada hombre es un mundo lleno de opiniones. ¿Quién de nosotros no ha propuesto en su mente la forma de cómo deberían acontecer o deberían ser las cosas? Y esto sin exceptuar a Dios de nuestra forma de pensamiento. Ya que muchos cristianos han establecido una perspectiva bien diferente, en la que Dios debería obrar o actuar según sus criterios.
Es evidente que estos criterios que cavilan en nuestra mente son erróneos. Pueden existir oportunidades en donde olvidemos que al Dios que servimos es soberano, y estos razonamientos surgen de nuestras propias vivencias.
Y digo esto, ya que llegamos a determinar la manera en la que Dios debería obrar por medio de absurdas imposiciones, sin tomar en cuenta que Él es el que gobierna y actúa de formas que nosotros ni esperamos o ni queremos.
Precisamente acerca de esto es que trata nuestro tema de hoy, en donde aprenderemos tres grandes enseñanzas, las cuales se hallan en los versículos del mensaje de hoy.
- Primera enseñanza: “Al confiar en nuestro criterio, este nos conducirá a conclusiones erróneas”.
- Segunda enseñanza: “Dios siempre obrará de acuerdo a sus propósitos, no siempre de la forma que esperamos”.
- Tercera enseñanza: “Cuando Dios obra conforme a su propósito, seremos transformados”.
Confía en Dios
Empezaré llevándoles por una corta revisión histórica, como suele ser mi hábito, en torno a los versículos leídos, para ampliar un poco más nuestra visión en relación al tema de hoy. Debido a la gran fama que hasta ese momento tenía nuestro señor Jesús, los principales de los judíos no paraban de armar planes en contra de Él.
Uno de esos planes era arrestar a Jesús, veamos esto claramente en las Escrituras, leamos en Juan 7:32: “Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas cosas; y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendiesen.”
Los fariseos veían a Jesús como alguien que amenazaba sus intereses, y además estaban tan convencidos en su propia opinión de ser los únicos que conocían los designios de Dios, leamos en Juan 7:47-48: “Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? 48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?”
A pesar de que los fariseos no querían aceptar las palabras de Jesús, Él les revelaba su palabra. Veamos esto en Juan 8:42-44: “Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. 43¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.”
Quizás alguien se pueda preguntar: -¿Por qué estos detalles, a qué se deben? Amados, el porqué de todo esto es para mostrarnos que Jesús estaba confrontando en este momento a un pueblo que se había creado la idea de que Dios obraría de la manera que ellos creían debía actuar u obrar basado en las ceremonias, rituales y tradiciones que ellos mismo habían creado. Con esta información hallada en las Escrituras, vayamos a la primera enseñanza.
I. No confíes solo en tu criterio, confía en Dios
En los versículos que estamos estudiando en el día de hoy leemos “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.”
Ahora bien, quiero que notemos aquí que los discípulos no le dijeron al Señor nada de sanar a este hombre. No es que ellos no supieran que Él tenía el poder de hacerlo, ya que en este momento en la historia Jesús ya estaba desarrollando su ministerio completamente, y esta no seria la primera sanidad o el primer milagro que Él hubiese hecho.
Este hecho es algo que queda bien reflejado en Juan 6:2 cuando leemos “Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos.” Así que podemos decir con toda seguridad que la falta de conocimiento no fue lo que les detuvo de decirle algo al Señor de sanar a este hombre, lo que les detuvo fue las nociones erróneas que ellos tenían acerca de Dios.
Digo esto porque por una gran porción del pueblo judío creía que si una persona nacía con una incapacidad, esto significaba que era un castigo de Dios debido al pecado de alguien en la familia. También habían algunos que creían y enseñaban que el propio bebe podía pecar dentro del vientre de su madre, y que esto les conduciría a nacer incapacitados.
Estas son ideas que a nosotros ahora nos suenan absurdas, pero esto es algo que era enseñado por la mayoría de los rabinos de ese entonces. Eran enseñanzas basadas más en la opinión y superstición del hombre que en la Palabra de Dios,
Conocemos poco acerca de la mente de Dios
Eran enseñanzas completamente erróneas. Y es por eso que vemos que cuando ellos le preguntaron ¿quién pecó? Jesús les contesto “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” Con esta respuesta Jesús les enseño a ellos, y a nosotros, lo muy poco que conocemos la mente de Dios.
En Isaías 55:8-9 encontramos que Dios nos dice “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”
Esto es una gran verdad, ninguno de nosotros podemos ni tan siquiera imaginarnos lo que Dios esta pensando. Pero de algo que si podemos estar completamente seguros es de que Dios desea lo mejor para cada uno de nosotros.
Fíjense bien como esto queda bien declarado en Jeremías 29:11 cuando leemos “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Dile a la persona que tienes a tu lado, Dios quiere lo mejor para ti.
Pero lo que sucede es que cuando tratamos de sujetar a Dios a como debe obrar basado en nuestras experiencias o conocimiento, siempre llegaremos a una conclusión equivocada. Llegaremos a una conclusión equivocada porque Dios es soberano y actúa según Su voluntad y no la nuestra.
Dios es soberano y no siempre obrará de la manera que nosotros pensamos, o deseamos que obre. Esto nos conduce al segundo punto de hoy.
II. Confía en Dios, Él siempre obrará de acuerdo a Sus propósitos
Siguiendo con el mensaje leamos o que Cristo les dijo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. 6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.”
Amados, los versículos que acabamos de leer nos enseñan que Jesús vino a este mundo con un propósito, el cual era el de salvarnos, el de rescatarnos. También nos enseña que Dios es soberano en su forma de obrar, y no precisamente actúa de la manera que el hombre piensa que lo hará. La razón por la que menciono esto, se debe a que Jesús usó la condición de aquel hombre para que Dios Padre sea glorificado.
Aquel hombre había nacido ciego, y por lo tanto era una condición muy triste en la que se hallaba, ser ciego en ese tiempo no era igual que serlo hoy en día, sin tantos centros especiales para personas con alguna clase de incapacidad, ser ciego en ese tiempo era humillante y muy triste.
La palabra no menciona la edad de aquel hombre, pero lo que sí podemos inferir de aquí con total obviedad es que por su condición de ceguera, él debió haber dependido de otros a lo largo de su vida, sirviendo a aquello que le rodeaban.
Confía en Dios en los momentos difíciles
También es muy obvio que aquel hombre tuvo que haber pasado por momentos muy duros y de mucha aflicción desde que nació. Y de esta manera Jesús usó todo esto para glorificar y honrar el nombre de Dios Padre haciéndolo de una forma que nadie esperaba que lo hiciera.
Veamos lo que nuestro Señor hizo: “hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego.” Pongamos a meditar nuestras mentes un momento y preguntemos: -¿Por qué uso Jesús este método para sanar? Pues Jesús sin alguna necesidad de mencionar una sola palabra, pudo haber sanando aquel hombre. O si estaba en su mente usar barro para sanarlo ¿Por qué no envió a uno de sus discípulos por agua para formar el barro?
Pienso que precisamente en la introducción de este tema se encuentra la respuesta, que es que Jesús eligió que se sanase de esta forma para mostrarnos que Dios no siempre obrará de la forma que el hombre cree.
Vean, en sus mentes, a Jesús escupiendo en la tierra y de esta mezcla formando lodo con sus dedos. Imagínense la cara de los judíos, imagínense lo que en ese momento estaba pasando por sus mentes, quizás pensando que estaba loco.
Yo pienso también que si aquel ciego de alguna manera hubiese podido ver lo que Jesús estaba haciendo no hubiese permitido que le pusieran lodo en sus ojos. Además vemos que aquel hombre en el momento que le pusieron lodo sobre sus ojos no fue sanado instantáneamente, ya que él tuvo que ir a lavar su cara en el estanque.
Hermanos, notemos dos cosas importantes de ésta parte de la historia, primero fíjense cuanta misericordia hay en Cristo al obrar en nosotros; segundo, dense cuenta el obrar que debe haber en nosotros luego que hayamos recibido la salvación que es en Cristo Jesús a través de su sacrificio hecho en la cruz. ¡Debemos obrar hermanos! Para luego decir no he sido yo sino la gracia de Dios en mí.
Amados, perseveremos en sus caminos, perseveremos en santidad, estemos atento a lo que nos dice las Escrituras en Levíticos 20:26: “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.”
Amados, nosotros hemos sido apartados a un precio muy alto, hemos sido apartados por la sangre de Cristo Jesús derramada por los pecadores. Jesús nos ha curado de esa enfermedad mortal que corría por dentro de nosotros, es decir el pecado.
Cuando un cristiano verdaderamente ha nacido de nuevo, por Cristo, entonces se hace realidad la tercera enseñanza, la que veremos a continuación, y la que nos enseña que “cuando Dios obra conforme a su propósito, seremos transformados”.
III. Confía en Dios y serás transformado
Con estos versículos iniciaremos el siguiente punto, leamos: “Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? 9 Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy. 10 Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? 11 Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista.”
Ven, cuando Dios obra en nosotros, seremos transformados de tal manera que no nos reconocerán. Es decir cuando un creyente verdaderamente nace de nuevo, Dios obra y obrará en él de tal manera que será irreconocible ante las personas, las personas al ver el cambio que Dios ha obrado en su vida quedarán tan asombradas como las personas descritas en el relato bíblico.
Profundizando un poco más, para aquellas personas ya era habitual y de costumbre ver el estado de aquel ciego, puesto esto dice la palabra: “¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?” Entonces ellos ya estaban habituados con el estado de aquel ciego de nacimiento, él era bien conocido en su triste condición.
Pero pasado un momento, con la intervención de Jesús, ya no le conocían. Este es el caso de alguien que verdaderamente ha nacido de Dios. Amados, aprendamos de aquí también un par de cosas esenciales. Como primer punto les digo que cuando Cristo llega a nuestras vidas, seremos hecho nuevas personas, miremos como lo indica esto la Biblia en 2 Corintios 5:17-18: al leer “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.”
Como segundo punto menciono que al ver lo que Dios obra en nosotros no podemos quedarnos callados, miremos al ciego lo que dice cuando quisieron poner en duda su experiencia: “y me lavé, y recibí la vista.”
Amados, es exactamente lo que tenemos que hacer una vez que hayamos recibido la nueva vida que Dios nos da a través de Cristo Jesús Hermanos. Tenemos que ir y proclamar el evangelio a los cuatro vientos, llevar su mensaje a toda criatura que nos rodee.
Hermanos, tenemos que ser testigo de Cristo, hablar a los que aún se encuentren perdidos acerca de cómo su sangre puede quitarnos todos nuestros pecado ¡No debemos quedarnos callados!
Para concluir.
Es acertado en este momento compartirles una reflexión, la cual un compañero me la hizo llegar al trabajo. A una isla pequeña y deshabitada llegaba un sobreviviente de un naufragio. Cada día él oraba a Dios que lo rescatará de su infortunio, su mirada se desvanecía mirando hacia el horizonte en espera de avistar alguna nave, la cual nunca aparecía.
Cansado de la espera, comenzó a construir un pequeño refugio de los trozos de madera que aún flotaban, en el cual guardó las pocas provisiones que tenía. Un día inesperado, luego de haber rodeado toda la isla en busca de alimento, avistó a lo lejos su pequeño refugio, el cual se encontraba envuelto en llamas junto con todo lo que le restaba de provisión.
Fue entonces cuando aquel hombre sin esperanzas y angustiado gritó: Dios mío ¿Por qué permites que esto pase? Luego de esto, se quedó dormido en su gran sufrimiento acostado en la arena. Llegando el amanecer dos hombres le despertaron diciendo: “Levántate hemos venido a rescatarte.
Con una mezcla de sorprendido y alegre preguntó cómo pudieron saber que él estaba allí. Ellos enseguida le dijeron: -vimos la señal que con el humo levantaste.
Cuando las cosas no marchan de la manera que nosotros pensamos, y si encime éstas nos traen aflicción, resulta fácil perder las esperanzas y perder los ánimos.
Pero no olvidemos que Dios está con nosotros, confiemos y depositémonos totalmente en la obra de Dios y que ella marche de la manera que Él quiera que marche, ¿sabremos nosotros más que Dios, lo que nos conviene? No olvidemos que Dios es soberano, y su forma de obrar es la mejor, y además Él la usará para glorificar y honrar su nombre. ¡Confía en Él!, y a pesar de que las cosas no sean como nosotros pensábamos que iban a ser, con mucha más razón ¡confía en Él!
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.