Proclamando a Cristo

Predicas Cristianas

Predicas cristianas predica de hoy: Proclamando a Cristo

Predicas cristianas lectura bíblica de hoy: Hechos 17:16-23

Introducción

Día a día vivimos tiempos en que la maldad conlleva cada vez a la destrucción de la sociedad, son tiempos en los cuales la maldad no tiene barreras ni fines y en los cuales debemos buscar más de Dios, de su Santa Palabra y su enseñanza y lo que más hacemos es distanciarnos de ella, todo a causa de nuestros vanos deseos y las falsedades que ha creado el príncipe de las potestades del aire, nuestro enemigo número uno, el diablo.

Actualmente los eruditos, conjuntamente con la ciencia recrean una particularidad sobre toda la creación existente, la cual quiere demostrar y está convenciendo a la humanidad, que toda la creación actual se debe a millones y millones de evoluciones en el tiempo, y que gracias a esas evoluciones, es que existe el “hombre” actualmente y el “universo” en el que vivimos.

Como personas que vivimos en este sistema de cosas, debemos ilustrarnos y educarnos en todos los campos intelectuales posibles, sin embargo; lo que no debemos compartir y más aún aceptar, es que todo lo que existe en este universo y fuera de él, ha sido creado por Nuestro Padre Celestial Jehová de los Ejércitos, a él sea toda su honra y toda la gloria; sin embargo y a pesar de que la famosa teoría de la Evolución (en la cual el hombre es descendiente del mono) ya ha sido comprobada como equivocada y sin suficiencias, aun incitamos y buscamos las formas y maneras de hacerla real.

Con todas estas premisas, podemos afirmar que la humanidad cada vez más, está siendo encaminada a la perdición; va siendo direccionada equivocadamente según el criterio humano y no nos guiamos en lo que ya Dios dejo establecido y escrito en su Santa Palabra. Sin embargo muchos nos preguntaremos ¿qué haremos contra el mundo? O ¿Qué podemos hacer como creyentes?, pues bien; la Palabra de Dios nos indicara exactamente lo que debemos hacer.

Pablo proclamando a Cristo

Hechos 17:16-23Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. 18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. 19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? 20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) 22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.

Proclamando a Cristo

Para tener un concepto claro del mensaje que Dios nos ha dejado en su Santa Palabra, es necesario revisar ciertos acontecimientos que datan en la historia, los cuales nos ayudarán a enfocar mejor estos sucesos. En Atenas capital de Grecia, la existencia de su cultura era basta e imponente, su sabiduría, su arte, sus diseños y sus Literatas la hacían una ciudad imponente y colosal a nivel mundial. Era muy desarrollada y sofisticada.

En unos de los viajes que el Apóstol Pablo realizo, tenemos a este personaje en Tesalónica y también en Berea, ciudades que fueron visitadas para Predicar la Palabra del Señor y de las mismas que Pablo tuvo que huir, dichos relatos los podemos corroborar en el Libro de Los Hechos 17.13-15 la cual indica lo siguiente: “Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. 14 Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí. 15 Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.”

Pablo al estar en Atenas, solo puedo ver una cosa la cual iba en contra de todas sus creencias y toda la Palabra proveniente de Dios para su testimonio, lo que vislumbró fue la idolatría que vivían allí, nótese que en la Palabra nos dice: “su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría”, muchas excavaciones e investigaciones realizadas sobre este sitio, data que existían miles de ídolos o imágenes de algún tipo, se podría decir que cada persona poseía más de dos ídolos.

Al transportarnos un momento a la vivencia de Pablo y regresar a la vida actual en la que estamos, podríamos concluir que las diferencia existentes son mínimas, es decir; que tanto en la antigüedad como en la modernidad, la idolatría vive aferrada a nuestras vidas y está en todo nuestro alrededor. En un análisis esporádico, se considera que toda la comunidad latina, es la más idolatra en comparación a las otras las cuales son índices son menores, y son menos sus avistamientos.

Muchos pensaremos que esto no tiene que ver con nosotros, ciertamente es muy posible al indicar que nadie de nosotros tendrá o hará estatuas o ídolos en sus casas; sin embargo, la palabra idolatra; va mucho más de simplemente rendirle reverencia a una imagen. Revisemos un momento lo que nos dice nuevamente el Apóstol Pablo en la Colosenses 3.5: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría.”, hagamos una pausa, pensemos y preguntémonos; ¿Por qué Pablo dijo esto?, ¿Cuál era el fin de haberlo dicho?, como creyentes fieles no estamos atraídos a la idolatría en figuras o imágenes de santos; pero, y con mucho pesar, debo decir que si somos seducidos por ídolos disfrazados en las cosas materiales, hacemos ídolos a las cosas sentimentales, hacemos ídolos a la inteligencia y a la banalidad. Si pensamos que estos no son ídolos y no nos afectan, te pediría recapacites nuevamente en lo que acabas de decir. Aunque tengas dudas, te demostrare que todos estos son ídolos, y que además, influyen sobre tu vida.

Proclamando a Cristo: La idolatría

Para identificar si soy idolatra, debo saber ¿qué es un ídolo?, un ídolo simplemente es una imagen, persona o cosa, a la cual se le brinda veneración o amor excesivo. Con esta premisa veremos a que nomás definimos como ídolos:

El ídolo material: se basa a todo aquello que en la cual depositamos nuestros poderíos, en lugar de depositar toda nuestra confianza en Nuestro Señor. Creemos que la posición económica, la educación y el dinero, son factores que perseguimos toda nuestra existencia y al final, creemos que no es suficiente.

El ídolo del deseo: se mide en nuestros excesos desmesurados. No es malo tratar de tener las cosas de última tecnología, pero; si en lo que gastamos, no es para la Obra de Dios sino para nuestra satisfacción; estaremos cayendo en idolatría.

El ídolo del interés: si abrazamos que nuestras carreras nos proporcionara riquezas, estatus y felicidad, vivimos engañados. Tal es la preocupación que están convencidos que buscando las fortunas y cumpliendo sus ambiciones, sin estimar un poco en la Obra del Señor estarán orgullosos y gozosos; sin embargo, la Biblia es muy clara, y el Apóstol Pablo exhorta este comportamiento en Colosenses 3.2, el cual leemos a continuación: “Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”

Con todo lo que hemos leído, la idolatría abarca un campo muy largo; el cual estamos obligados a caminar, pero, a no sujetarnos a ellas. Como en estas tres explicaciones es muy común que todos tanto gentiles como creyentes caigamos en alguno de ellos, fácilmente… por ello, siempre, es bueno reflexionar sobre todas las cosas que hacemos, sobre cómo nos comportamos y principalmente saber cómo estamos en nuestra fe.

Hermanos, ahora, es cuando, debemos responder, ¿Qué podemos hacer?, la respuesta nos las dio el Apóstol Pablo con su testimonio, ser muy valientes. Note, en los versículos que leemos: Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. 18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección”, Pablo confronto con cuatro grupos de personas muy influyentes de aquel tiempo, los cuales son: los religiosos, los devotos, los gentiles, y los intelectuales. Cada agrupación tenía un estatus y funciones diferentes, veamos de qué se habla en cada uno de ellos. El grupo religioso era dominado por los judíos, ellos conocían de Dios conocían de su Palabra y daban doctrina, sin embargo; eran legalistas en ritos y ceremonias.

El grupo de los devotos era un número considerable de creyentes temeroso de Jehová, pero; no eran judíos. El grupo de los gentiles era el grupo de personas que concurrían a las plazas y mercados que no estaban interesados en la Palabra de Dios, ni en su verdad; solo les interesaba ser aceptados y formar parte de la mayoría existente.

El cuarto grupo de los intelectuales eran basados a pensamientos filosóficos de aquel tiempo, unos solo vivían para saciar sus deseos carnales los cuales eran llamados epicúreos, mientras que otros vivían creyendo que sus vidas las regia el destino y que no había nada que ellos pudieran hacer para cambiar el futuro, es decir; vivían de una manera mecánica, estos eran conocidos como estoicos.

Sigamos con la Palabra de Dios: “Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? 20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) 22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.”, una vez más vemos el protagonismo de Pablo al reunirse en una jurisdicción donde los jueces dictaban justicia sobre las penas capitales tales como el asesinato, Pablo no se inmuto en ir a este sitio y predicar el Evangelio, que manera excepcional de comportamiento y compromiso ante Dios.

Hermanos como linaje de Dios y Pueblo escogido, debemos demostrar valentía ante la adversidad, debemos cumplir con el Ministerio que Dios nos ha encomendado cumplir, recordemos este pasaje, que nos inspira nuevamente a saber cuál es nuestro propósito. Por favor leamos un momento el Evangelio de Mateo 28.19: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”

Para concluir

En nuestros tiempos existen tantas personas extraviadas de la verdad, a las cuales estamos obligados a conducirlos nuevamente al camino correcto, que más teniendo como guía y sustento la Palabra de Dios, la cual justamente da un pasaje maravilloso en Evangelio Juan 14.6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”, muchos piensan que tienen la respuesta a todo, sin embargo la Biblia exhorta ese comportamiento y nos muestra en Romanos 1.22: “Profesando ser sabios, se hicieron necios.” Que nuestro andar y pensar debe de ser humilde y sencillo, y no darnos a este mundo.

Es muy lamentable ver que la humanidad se da para las cosas del mundo y no para las de Dios, es por ello que el Pueblo de Dios debe levantarse y Predicar la Palabra de Dios con valentía y fe, declarando la verdad que Dios nos ha dado y que quiere que hagamos. Muéstrale a ese mundo perdido, sin esperanzas y sin respuestas, que si existe una salida y solución a sus problemas, enséñales a Dios y haz que los conozcan, no habrá mayor gozo que haberles PRESENTADO A DIOS.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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