Amor Confianza y Respeto

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Prédica de hoy: Amor Confianza y Respeto

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Mateo 5:46-47

Introducción

Estamos tan acostumbrados solamente a recibir las cosas de los demás, que nos hemos olvidado de la verdadera intención del amor, de la confianza y el respeto. Existe un pensamiento en el mundo que dice: “Le doy mi amor a quien me transmite amor, mi confianza a quien se la gana y mi respeto a quien se lo merece”.

En un término general, nos preguntamos: ¿Cuál es la verdadera intención de esta sentencia? Las respuestas las iremos señalando en nuestro estudio, el cual lo desarrollaremos, tomando en cuenta cada una de las palabras centrales que serán:“Amor”, “Confianza” y “Respeto”.

Le doy mi amor a quien me transmite amor”. Esta afirmación señala que mi amor no le pertenece a cualquier persona, sino solo a aquellos que me dan su amor. Esta clase de amor, es un amor asalariado (amor con amor se paga), compensatorio o condicionado, ya que si no se recibe, tampoco se debe dar.

En esta primera parte del pensamiento, se deja ver la mezquindad, la mediocridad y gran falta de sensibilidad, en cuanto a los alcances del amor. Además, en un pensamiento como este, el amor estará siempre limitado para ambas partes, ya que según la medida de amor que se dé, es la misma medida de amor que transmitirá el que lo recibe.

Esto viene a significar que, ninguna persona, nunca podrá experimentar lo excelente del verdadero amor, del amor óptimo, del amor incondicional, ya que cuando damos nuestro amor, siempre lo damos con muchas reservas, y con mezquindad y mediocridad. Si no, solo traiga a la memoria la sentencia que dice: “a la mujer ni todo el amor, ni todo el dinero”.

¿Se debe dar amor solo al que lo transmite?

El amor se debe transmitir a todos los seres humanos, sin importarnos cual sea la condición moral de cada uno de ellos: incluso, nuestro señor Jesucristo nos enseña que, debemos amar aun a nuestros enemigos (Mateo 5:46-47), sin esperan nada de ellos a cambio, pues el amor no es una condición, sino un deber, cuyo deber debe ser practicado por cada uno de los seres humanos.

Además, el amor se debe dar u ofrecer sin cuestionar la calidad del individuo, sea buena o sea mala, sea santa o pecaminosa, o incluso que no te amen, o te odien. Claro está que, este mandamiento de nuestro señor Jesucristo, el mundo lo rechaza, pues, que no afina con el de ellos.

La transmisión del verdadero amor, prescinde del merito.

Lo excelente, o lo óptimo de la verdadera transmisión del amor consiste en Prescindir del mérito para dar nuestro amor. Esto significa que, el amor que sea transmitido a las personas no debe ser movido por el amor, cariño o estimación que ellos pudieran habernos ofrecido de ante mano.

Significa que, no debe esperar de ellos algo bueno, para demostrarles nuestro amor. Y significa que, no tenemos que esperar nada de ellos a cambio. El amor transmitido que verdaderamente cuenta delante de Dios, es el que transmites tú, él, y ellos, a los demás, pero que no exige en reciprocidad o por obligación, el mismo amor, aunque el receptor no está en amor contigo.

Mi confianza a quien se la gana”. Por más que se obligue, por más que se forcé, o por más que se intente pedir a las personas que se ganen nuestra confianza, siempre será un misterio saber cuál será la condición del ser humano. ¿Qué es la confianza y como se define? La confianza es, la esperanza firme que se tiene de alguien o de algo, o la seguridad que alguien tiene de sí mismo. DRAE.

De acuerdo a esta definición académica, la confianza y la seguridad está en uno mismo, y no en la persona a la que se le va a confiar el secreto. Confiar, simplemente, no garantiza que la persona a la que se le ha confiado algo, mantenga firme su promesa, pues esta puede fallar en cualquier momento, como ha sucedido en muchos casos. Jeremías 9:4-6.

La confianza no es un producto de una competencia al que se lo deba ganar. Tampoco se le puede exigir a nadie le tenga confianza a alguien. La confianza no se exige ni se obliga, sino que es un acto de fe muy propio del individuo hacia su confidente. Hebreos 10:34-35.

Confianza traicionada.

El Escritor y poeta italiano, Arturo Graf (1848-1913),decía: No es fiéis del que de nadie se fía”.Es verdad que para confiar en alguno, se requiere de un conocimiento muy íntimo entre ambas personas. Pero para llegar hasta ese nivel de conocimiento se requiere de un proceso.

Este proceso puede tomarse un tiempo considerado, dentro del cual se puede dar uno cuenta si el prospecto, elemento o candidato es digno de nuestra confianza o aún no.  Cuando alguien confía en otro, sin tener la plena seguridad de su confiabilidad, la confianza puede ser traicionada. Pero aquí la pregunta sería: ¿Quién falló en la confianza, el que confió su problema, o el que hizo público el problema confiado?

La confianza traicionada, se da muy a menudo en las esferas sociales ya antes mencionadas, y no nos extraña en lo más mínimo, pues el mundo está lleno de traiciones. Lo que nos sorprende y nos deja impactado es que, también en el mundo cristiano la confianza sea traicionada o defraudada, por algunos hermanos que quizá no han comprendido el verdadero significado de la confianza.

En las Sagradas Escrituras, encontramos casos de una firme confianza mutua. Por ejemplo: entre los apóstoles e iglesia 2ª Corintios 8:22; Filemón 21. No obstante, no todos los hermanos, incluso discípulos actuaban con la misma firmeza, pues, defraudaron algunas veces la confianza de los apóstoles, depositada en ellos. 2ª Timoteo 4:10, 14,16, 

La confianza tiene varias facetas en la vida de cada ser humano. Desde los ámbitos familiares, de trabajo o de negocios, entre amigos o compañeros, entre esposos o novios, la confianza es fundamental en torno de cada uno de ellos.

Con la confianza, se vive en armonía, y lo principal de todo es que, con la confianza se aprende a compartir sentimientos, problemas, deseos, necesidades, pensamientos, y hasta secretos muy íntimos. La confianza es una virtud para el que confía, y es un virtuoso el que mantiene firme la confianza depositada en él.

No olvidemos que estamos hablando de la confianza entre seres humanos, de cosas comunes; para no confundir lo que dijo el Eterno: “… Maldito el varón que confía en el hombre…”. Jeremías 17:5.

Doy mi respeto a quien se lo merece”.

En nuestra última sentencia, veremos en qué consiste el respeto; quién es digno de nuestro respeto, y si se debe respetar a alguien que ha faltado el respeto. El respeto es la atención, la consideración, y la veneración, entre otras, que se le hace a alguien, DRAE.

Una frase célebre que dijo Don Benito Juárez, dice: “… Entre los individuos, así como entre las naciones: el respeto al derecho ajeno es la paz”. Esto significa que, todo ser humano tiene un derecho: el derecho de que se le respete todo lo que posee, incluyendo su modo de pensar. En cuanto a quién es digno de respeto, independientemente de que si la persona es buena o es mala, sigue teniendo el mismo derecho de ser respetada.

¿Se debe respetar a alguien que ha faltado al respeto? Hay otra frase que dice: “… respete para que lo respeten…”. En este modo de pensar, se expresa con toda claridad que, solamente cuando la persona me conceda mi derecho de respeto, tendrá de mí el mismo respeto en reciprocidad.

Lo contrario será que si no se me respeta, tampoco tendrán mi, mi respeto. No obstante, el respeto, al igual que el amor y la confianza, son un compromiso con uno mismo, y solo de mí para los demás. A la confianza, al amor y el respeto, no se lo puedo exigir a los demás, ya que no es reciproco, sino un acto de conciencia individual.  Por lo tanto,mi respeto siempre lo tendrán todos, se lo merezcan o no.

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