Invitación abierta

La semana pasada hablábamos acerca de algunos de los problemas que afectan a un buen número de creyentes. Y a través de las escrituras el Señor se manifestó en nuestra vida y nos reveló lo que debemos hacer en determinadas situaciones, es decir en esos momentos de dificultad que se presentan a diario que en la mayoría de las ocasiones hemos influenciado o traído sobre nosotros.

Si se acuerdan, el tema principal de la semana pasada fue obtener una sabiduría genuina en nuestro corazón que nos permita entender lo que el Señor nos revela, y para que podamos conducir una vida llena de bendiciones.

Manteniendo estas cosas en mente, deseo que ahora examinemos una de la parábola del Señor que también nos revela otro grave problema que existe dentro del pueblo de Dios. Busquemos ahora en nuestra Biblia.

Lucas 14:16-24Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. 18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. 19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. 21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. 22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. 23 Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.

Como acostumbro a decir para poder tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, y para poder entender a profundidad esta parábola, será necesario que estemos conscientes de algunos detalles de historia, y que conozcamos brevemente algunas de las costumbres y manera de comportarse de las personas en ese entonces.

Lo primero que encontramos aquí es que se nos dice: “Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.” Lo más evidente aquí es que alguien de suma importancia hizo una gran cena y convidó a muchos.

Pero el detalle que se les escapa a muchos o que no logran entender es que el hombre convidó a las personas dos veces. Para poder entender bien lo que estaba sucediendo aquí debemos conocer las costumbres de ese entonces. Primero de todo debemos recordarnos que las ciudades de ese entonces no eran como hoy en día; raramente había dos eventos grandes, como seria esta cena, tomando lugar a la misma vez.

Este es un detalle que hará más sentido un poco más adelante en la predica. Segundo, debemos saber que en ese entonces era normal invitar a las personas dos veces a la misma cena o fiesta.

La primera invitación era hecha cuando se planeaba la ocasión, y la segunda invitación cuando todo estaba listo para comenzar. En otras palabras es igual que si yo les dijera en el día de hoy que el martes tendremos clases bíblicas a las 8:00 p.m., entonces el martes a las 8:00 p.m. yo les llamo a sus casas para decirles que estoy en el templo esperando a que lleguen.

Aunque las costumbres del hombre han cambiado a través del tiempo; yo opino que cuando hacemos un breve contraste entre lo que sucedió aquí, y lo que ha sucedido en nuestra vida, pronto encontraremos que no existe mucha diferencia entre ellos y nosotros.

Digo esto porque el Señor estuvo aquí en la tierra, y nos hizo la primera invitación cuando nos dijo como encontramos en Mateo 11:28 cuando leemos: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Y tenemos Su promesa que Él nunca nos rechazara como encontramos en Juan 6:37 cuando leemos: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.”

Lo próximo a notar es que Él fue delante de nosotros para preparar el lugar donde todo creyente fiel gozara de la presencia de Dios, como encontramos que Él nos declara en Juan 14:2 cuando leemos: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.” Así que en estos breves versículos podemos encontrar la primera invitación.

La segunda invitación será cuando el Señor envíe sus ángeles como encontramos en Mateo 24:31 cuando leemos: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”

Esto por supuesto es un evento que nadie puede decir con certeza cuando sucederá, ya que solo el Padre sabe el momento perfecto para que esto suceda. Esto es algo que queda bien claro en Marcos 13:32 cuando leemos: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.”

Pero de lo que si podemos estar completamente seguros es que el evento sucederá y que todo creyente participara de esta gran fiesta. Esto es algo que queda bien declarado en 1 Tesalonicenses 4:16-17 cuando leemos:

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”

Así que como podemos ver, todo creyente ha recibido la primera invitación para vivir por la eternidad en la presencia de Dios, y todos han confirmado la primera invitación, pero el problema esta en que no todos alcanzaran ese lugar especial que Él ha preparado para nosotros.

Esto no es algo que diga yo, el Señor nos deja saber esto claramente en Mateo 7:21 cuando leemos: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” ¿Por qué sucederá esto? Continuemos ahora con nuestro estudio para descubrir el problema.

Continuando encontramos que se nos dice: “Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. 19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.”

Como podemos ver aquí claramente, los invitados en esta ocasión insultaron al hombre que estaba dando la cena. Digo esto porque todos trataron de poner excusas por la que no podían asistir, pero en realidad no eran excusas sino que eran mentiras que solo servían para insultar la inteligencia de este hombre. Permítanme explicarles esto con más detalles para que determinemos si lo que les digo tiene sentido o no.

La primera excusa: “He comprado una hacienda, y necesito ir a verla.”

Aquí el Señor nos da ha entender que esta persona no había visto este terreno todavía. Ahora preguntémonos, ¿quién compraría algo sin primero verlo? Especialmente un terreno para utilizarlo para crecer alimentos o para pastorear animales sin saber las condiciones de ese lugar.

¿Cómo podría esa persona saber si lo que estaba comprando le seria útil para suplir sus necesidades, es decir, si tenia agua, tierra fértil, rocas, etc.? Claro esta en que nadie en ese entonces ni nadie hoy en día haría tal cosa; así que aquí rápidamente podemos observar que la excusa que usó este invitado era una simple mentira e insulto a la inteligencia del que lo invito.

La segunda excusa: “He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos.”

El Señor aquí nos da a entender que la persona había comprado unos bueyes y que necesitaba probarlos. Nuevamente, nadie compra algo sin primero saber lo que compra ya que esto sería una tontería. Digo esto porque cuando un agricultor compra bien sea bueyes o caballos para obrar en equipo en un terreno, lo primero que hacen es probar los animales.

La razón por la que se hace esto es porque no todos los animales sirven para trabajar en equipo; así que de la única manera que se puede determinar si serán animales útiles para las labores necesitadas será probándolos. Si los animales no pueden trabajar en equipo, y si no están fuertes, entonces ¿para que sirven? Así que aquí nuevamente encontramos que la excusa que uso este invitado era una simple mentira e insulto a la inteligencia del que lo invito.

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José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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