La casa vacía: Liberación en Cristo

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: La casa vacía: Liberación en Cristo

Predica Cristiana Lectura Bíblica: Mateo 12:43-45

Introducción

Recientemente he recibido una gran cantidad de correspondencia electrónica de personas pidiendo oración. Esto es algo muy común, y es algo que como Cristianos estamos llamados a hacer (Santiago 5:16); pero analizando bien las peticiones de oración descubrí que existía un denominador en común.

El denominador en común es que todos básicamente piden liberación. No creo que exista una persona que no desee ser liberado de algo; les hablo de cosas como los vicios, el alcohol, la ira, el celo, las drogas, la lascivia, en si la lista es grande y distinguida.

En nuestra vida puede haber una o muchas cosas que aún tenemos que cambiar; puede haber una o muchas cosas que todavía nos atan y nos mantienen esclavos a las cosas de este mundo, pero Dios no quiere a Su pueblo atado y esclavo. Dios no quiere que vivamos atados; ¡Dios nos quiere libres!

La Petición de Liberación

Dios nos hace libres una vez que permitimos que Cristo entre en nuestro corazón. Pero, ¿si Dios nos libera, entonces por qué existen tantos creyentes que piden liberación? Este es el tema que enfocaremos en el día de hoy; pasemos ahora a la Palabra de Dios.

La Liberación en Cristo

Mateo 12:43-45Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. 44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. 45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.

Aquí Jesús estaba describiendo la condición espiritual del pueblo en ese entonces; en unos versículos anteriores Él la había descrito como una generación “mala y adultera” (Mateo 12:39); y ahora nuevamente les llama una “generación mala.”

Si nos ponemos a pensar en este asunto, creo que todos aquí estaremos de acuerdo cuando digo que nuestra generación no es muy diferente a la que existía en ese entonces.

Mirando a nuestro alrededor, sin mirar muy de cerca, podemos ver que existen numerosas personas de malos sentimientos, existen numerosas personas que no hacen el bien, sino que aparentemente toman placer haciendo el mal.

Esto es, en toda ocasión, la verdad para todos aquellos que no conocen a Jesús, pero desdichadamente también existen creyentes que actúan de la misma manera. Existen muchos creyentes que se dejan dominar por los impulsos de la carne, que se dejan dominar por emociones, que se dejan dominar por gustos o placeres pasajeros.

Unos les llaman tentaciones que no pueden resistir; otros les llaman piedras de tropiezos; otros les llaman resbalar; pero no importa como le llames, la realidad es que si somos dominados por esas cosas, entonces estamos atados y sirviendo de esclavos al dios de este mundo (2 Corintios 4:4).

Mirando alrededor veo esa pregunta que todos me quieren hacer, ¿pastor, puede un demonio influenciar a un creyente? La respuesta es si. La realidad del caso es que el hombre es susceptible a los espíritus; el hombre fue diseñado para servirle de casa al Espíritu Santo (1 Corintios 6:19).

Como hemos discutidos en otras ocasiones el hombre es quien tiene la decisión final. Dios no nos forzará a hacer las cosas, nosotros somos los que tenemos que decidir, nosotros somos los que tenemos que escoger (Josué 24:15).

Cuando hacemos la decisión de servir a Dios, cuando escogemos permitir que Él sea nuestro Rey y Salvador, en ese mismo momento nosotros recibimos liberación. No existe espíritu inmundo, demonio, o diablo que pueda estar en la presencia de Jesús (Mateo 4:10).

Muchas personas piensan que para ser liberados hay que hacer un ritual especial, que para obtener liberación se tienen que hacer cosas extravagantes o elaboradas, les digo en el día de hoy que esta manera de pensar también es una atadura.

Es una atadura a tradiciones y rituales del pasado, atadura a condiciones puestas e inventadas por el hombre. La Palabra de Dios no nos habla de rituales y ceremonias, la Palabra de Dios no nos dice que Dios retendrá Su poder, todo lo contrario es verdad.

La Palabra de Dios nos manda ha atar, reprender, y echar fuera demonios (Marcos 16:16-18); la Palabra de Dios nos da autoridad para que lo que hagamos no solo cuente aquí en la tierra sino en lugares que no vemos (Mateo 18:18); la Palabra de Dios nos dice claramente que no existe nada más poderoso que el nombre de Jesús (Filipenses 2:9; Hechos 4:12).

No hay Liberación en Rituales

Así que claramente vemos que no existe liberación en rituales y ceremonias, la liberación solo existe en Cristo Jesús. En ocasiones una atadura puede ser más difícil de reprender que otra, pero aun estas cosas Jesús nos dice como podemos obtener la victoria (Mateo 17:18-21).

Prestemos atención a esto que leemos aquí cuando Jesús nos dice: “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.

La Lucha Espiritual

Aquí vemos que Jesús nos dice claramente que el espíritu inmundo huye de nosotros; el espíritu inmundo no puede compartir espacio con el Espíritu Santo (Juan 1:8; 8:12). Los espíritus inmundos huyen, pero el problema no esta en que huyan o no.

Una persona puede recibir liberación con simplemente escuchar una predicación por la radio; puede recibir liberación asistiendo a la iglesia; puede recibir liberación por medio de una alabanza; puede recibir liberación porque ha orado; puede recibir liberación porque se les ha impuesto las manos; existen numerosas maneras de hacer a los espíritus inmundos huir.

Pero, cuando hablamos de una liberación espiritual, cuando hablamos de hacer huir a esos demonios, ¿de qué estamos hablando? Simple y claramente estamos hablando acerca de un cambio en nuestra manera de pensar, sentir, y vivir.

Estamos hablando acerca de un cambio en nuestro espíritu, un cambio en nuestros sentimientos. Como les dije, para ser liberados solo tenemos que rendirnos a Cristo, solo tenemos que aceptarle como nuestro Rey y Salvador, y permitir que Él nos guié en todo momento, pero aquí es donde comienza el problema.

Aquí es donde encontramos el gran número de creyentes que se encuentran atados, y pidiendo liberación. Continuando con la lectura del día de hoy, vemos que el problema del creyente atado es revelado.

Fíjense bien lo que dice la Palabra aquí: “Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada.

Aquí vemos que una ves que ese espíritu inmundo huye, el se va en busca de reposo. Se va buscando una nueva residencia, pero cuando no encuentra una, regresa.

¿De que residencia hablo?

Les hablo acerca de nuestro corazón; no les hablo del órgano humano que nos mantiene vivo, les hablo de nuestra manera de pensar y sentir. Cuando aceptamos a Cristo y hacemos un compromiso genuino con Él, ya no somos lo que fuimos, en ese mismo momento Dios nos liberó, pasamos a ser criaturas nuevas, renovadas, y redimidas ante los ojos de Dios (2 Corintios 5:17).

Recibimos la liberación y los espíritus inmundos tuvieron que huir de delante de la presencia de Dios (Lucas 8:32-33); la casa ahora esta barrida y adornada, pero esto no quiere decir que el Espíritu Santo ahora hará morada en nosotros permanentemente.

Esta declaración que les hice se nos hace evidente cuando leemos: “Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.

Pero la pregunta del siglo es, ¿por qué el Espíritu Santo no hace morada permanente en algunas personas? La respuesta es porque existen muchas personas que no lo permiten. El problema esta en que en muchas ocasiones nosotros mismos volvemos al pasado, nosotros mismos, voluntariamente, nos alejamos de la presencia de Dios.

Si, lo oyeron bien, voluntariamente. Voluntariamente nosotros rechazamos la convicción que el Espíritu Santo nos da con frecuencia, voluntariamente rechazamos ser guiados por caminos de mansedumbre y humildad, y escogemos el camino del orgullo cual conduce directamente a la rebeldía, la contienda, y la ira. Es una cosa voluntaria porque como todos sabemos, nosotros podemos escoger, no se nos puede forzar hacer nada (Santiago 4:7).

Así que lo que les estoy diciendo es que nosotros mismos nos quitamos la libertad; nosotros mismos nos volvemos a encerrar en la prisión del pecado y nos sentenciamos a muerte (Romanos 6:22-23). No es en esa prisión que Dios te quiere; Él te libero, pero tu te encierras con viejas pasiones que te conducen a la infelicidad.

Como creyentes estamos llamados a permitir que el Espíritu Santo more en nuestros corazones (Gálatas 4:6); Dios espera que llenemos nuestros corazones del amor de Cristo (Efesios 3:17); Dios espera que nuestros corazones ahora estén llenos de paz (Colosenses 3:15-16).

Cuando nuestro corazón no esta completamente lleno de Dios, cuando nuestro corazón no esta completamente entregado a Cristo, entonces el demonio podrá regresar a su casa, el demonio podrá regresar a la casa vaciá, barrida, y adornada. No regresara solo, sino que será acompañado por siete peores que él, y tal como leemos aquí, “y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.” Pero, ¿qué quiere decir esto?

Esto tiene un significado diferente para muchas personas. Todo depende del espíritu inmundo que influencia a la persona, permítanme enumerar algunos ejemplos. Para el alcohólico, el estado de alcoholismo será peor. Para el drogadicto, su cuerpo le pedirá una dosis mayor de la droga.

Para el fornicario, la lascivia y los pensamientos impuros sucederán con más frecuencia. Para el que sufre de depresión, los ataques sucederán con mas intensidad. En si pudiéramos continuar con una lista extensa, pero creo que todos ya tienen una buena idea de lo que les estoy diciendo.

¿Cuál es la lección que debemos aprender? La lección que debemos aprender es que tenemos que permanecer fiel a Dios en todo momento. No podemos titubear en nuestro comportamiento y nuestra fe.

Permaneciendo Fieles a Dios

No podemos comprometer nuestro corazón con cosas desagradables y impuras (Romanos 12:2).

Tenemos que reconocer que cuando a nosotros lleguen esos impulsos, cuando a nosotros lleguen esos deseos, cuando a nosotros lleguen esos arranques, esos pensamientos y manera de sentir algo grave esta sucediendo.

Tenemos que reconocer que lo que esta sucediendo en ese mismo momento NO es normal para un Cristiano (Gálatas 5:22-23). Tenemos que aprender a reconocer que esas cosas son los demonios tratando de volver nuevamente para hacer morada en nuestro corazón (1 Pedro 5:8). Tuvieron que huir de delante de la presencia de Cristo, y solo tú los puedes dejar entrar nuevamente.

Examinando tu Casa Espiritual

Esto me recuerda de un chiste que deseo compartir con ustedes.

Resulta ser que había este hombre que era muy rico y tenía una casa muy lujosa, pero a las cuatro de la tarde venia el diablo y se la destruía. Esto sucedía día tras día, y este hombre se encontraba grandemente angustiado.

Comentando lo que le sucedía con un amigo un día, este hombre escuchó que había uno llamado Jesús, y que si el permitía que Jesús viviera en su casa, el diablo no podría destruírsela. Este hombre entonces fue en busca de Jesús, lo halló, y le pidió que morara en su casa. Jesús le acompañó, y cuando entraron, el hombre le dijo que podía quedarse en la habitación del tercer piso, y así lo hizo Jesús.

Al día siguiente, el diablo toco a la puerta, y cuando el hombre la abrió, el diablo se coló en la mansión y destruyo los primeros dos pisos, pero no toco el tercero. Después de lo sucedido, el hombre le reclama a Jesús diciéndole que le había mentido, ya que el diablo había destruido su bella mansión aun Jesús estando dentro.

Claro que si le dijo Jesús, pero mira donde me tienes, me tienes en un tercer piso en la habitación de atrás, que podía hacer yo. El hombre, muy molesto por lo acontecido, entonces le dijo a Jesús podía tomarse el segundo piso también, y así lo hizo Jesús.

Al próximo día, el diablo toca a la puerta nuevamente, y cuando el hombre la abrió, el diablo se coló y destruyo todo el primer piso. Nuevamente el hombre muy molesto le reclama a Jesús, diciéndole que le había mentido, ya que el diablo había destruido la casa aun Jesús estando dentro.

Nuevamente Jesús le dijo, si, pero mira donde me tienes, me tienes en el segundo y tercer piso, que puedo hacer yo. El hombre, muy molesto por lo acontecido, entonces le dijo que Jesús podía tomarse la mansión completa, y que hiciera lo que quisiera, y así lo hizo Jesús.

Al otro día el diablo toca a la puerta nuevamente, pero esta vez le abrió Jesús, a lo que el diablo inmediatamente dijo “perdón, me equivoque de casa.”

Para concluir

¿En que condición se encuentra tu casa? ¿Qué lugar le has dado a Dios en tu vida? ¿Te sientes atado? ¿Te sientes influenciado? ¿Crees ser esclavo del dios de este mundo?

Examina tu vida, reflexiona donde te encuentras, recuerda que Dios no te quiere atado, Dios te quiere libre. Cristo te esta llamando en estos mismos momentos, Él esta cerca y desea entregarte la paz que tanto anhelas.

Cristo quiere hacer morada en ti (Apocalipsis 3:20). No permitas que el demonio tome lugar alguno en tu corazón, no permitas que el demonio influencie de la manera que te sientes, piensas, y actuás; recibe hoy liberación.

Recuerda que la liberación no se recibe porque hagamos un rito; la liberación no se recibe porque se haga una ceremonia; la liberación solo se recibe cuando permitimos que Cristo Jesús reine en nuestras vidas.

¿Quieres ser liberado?

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

Predicas Bíblicas .. Predicas Cristianas

author avatar
José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio