A las puertas de algo grande

Hay diferentes tipos de promesas del Señor, algunas se alcanzan pronto y otras toman más tiempo, a veces semanas, meses, años o generaciones enteras, pero Él necesita que le creamos porque al hacerlo abrimos una brecha de bendición.

Incluso nosotros recibimos las promesas que les dio a nuestros ancestros y de la misma forma, debemos creer para que vienen detrás de nosotros también reciban bendición, en ese momento no había otro hombre como él quien había visto a Dios cara a cara, solamente Josué quien fue el designado para guiar la conquista y el pueblo obedece, sin protestar, justo como debemos hacer ahora en la iglesia,

Contrario a lo que algunos hacen cuando reniegan diciendo: ¿Quién predica hoy? Hoy no predicará el pastor que me agrada, así no voy al servicio, cambia tu actitud y sé obediente como el pueblo de Israel en ese momento, porque Dios dijo que cuando alguien se hace a un lado, será momento de levantar a otro, pero Su Palabra siempre estará a disposición de quien tenga el ánimo de escucharla.

Josué asume el liderazgo, el pueblo cree en la promesa y está dispuesto a luchar contra esos gigantes que vieron antes y que continúan allí.

Debes estar seguro, ¡estamos a las puertas de algo grande! Recuerda todas las promesas que el Señor te ha dado, y comienza a declarar con Fe, ¡Este es el año en que lo lograre todo!

3. Esfuérzate y sé valiente

Dios le dice a Josué que no lo abandonará, además, le pide que se esfuerce y sea valiente, una de las razones por las que muchos no conquistan el éxito es porque se confunden, vea usted una cosa, jamás la Fe sustituye al esfuerzo.

Hay que ser productivos de Fe, quienes realmente tienen Fe dicen: Me esfuerzo y trabajo porque creo que Dios quiere levantarme.

Hay quienes trabajan en horarios cortos de 9 de la mañana hasta el medio día, pero quieren recibir bendición como si trabajaran 12 horas diarias, eso es imposible e incongruente con lo que Dios nos ha mandado.

Él desea darte la Tierra Prometida pero pide que te esfuerces, ante tal promesa no puedes quedarte sentado y ser el mismo de siempre, ¡levántate y ponte en acción!

Este es un año para entregarte más a Dios, dominar tu carácter, conquistarte y conquistar lo que Él tiene delante de tus ojos.

Esto me recuerda la historia de Edmund Hillary, el primer hombre que conquistó la cima del monte Everest en 1953, siendo la montaña más alta del mundo, con sus 8,848 metros de altura, el monte Everest no había sido conquistado antes.

A pesar de que muchos lo intentaron, incluso el mismo Hillary, quien lo logró en la segunda oportunidad, lo interesante de la historia es precisamente la insistencia ante el reto del primer fracaso.

La historia relata que al bajar la primera vez, quienes lo esperaban en el primer pueblo cercano habían puesto un manta con la imagen del Monte.

Y cuando los periodistas le preguntaban qué había sucedido, él no les respondía ya que se dio vuelta para ver la foto y dijo: Escúchame, no me vencerás, yo te venceré y te conquistaré porque tú no puedes crecer más, pero yo sí puedo seguir creciendo, justo así son las promesas que debemos conquistar.

Tal vez has fracasado, pero no puedes darte por vencido, tal vez fallaste y tuviste miedo, pero el Señor te dice que desea formarte y prepararte para que triunfes.

Los gigantes continúan igual, las promesas están esperándote, eres tú quien debe crecer y prepararse para vencer los obstáculos y alcanzar la meta, aprender, orar, adquirir sabiduría, escuchar consejo y abandonar los malos hábitos.

Háblale al monte que tienes delante, no te dejes vencer por las dificultades, dale gracias al Señor por las bendiciones que ha preparado para ti, prométele que cambiarás y serás mejor persona para merecer Sus pensamientos y deseos de bien, no lo dude.

¡Este es el momento para alcanzar tus metas y bendiciones! Porque estamos a las puertas de algo tremendamente grande, y nadie impedirá que eso nos llegue a todos. ¡La conquista empieza dentro de ti, esfuérzate y sé valiente!

© Daniel Tomas. Todos los derechos reservados 

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Daniel Tomas
Mi nombre es Daniel Tomas y hace más de 35 años sirvo al Señor. He asumido el compromiso de serle fiel cada día de mi vida y de sembrar mi corazón y ministerio en Su presencia y así llevar mucho fruto. Junto con toda mi familia en enero del año 1994 vinimos a Bariloche a servir en la Iglesia Catedral Familiar, de la Unión de las Asambleas de Dios, ministerio el cual amamos y donde Dios nos trajo para así alcanzar Su sueño, que es ver a esta ciudad y pueblos aledaños rendidos a los pies de Jesús.

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