La obediencia

Entonces pude entender por el Espíritu lo que Samuel le quiso decir al Rey Saúl cuando le expresó: ”Se agrada más Jehová de la obediencia que de los muchos sacrificios y el que se le preste atención a su palabra que la grosura de muchos carneros”.

Lo importante no es hacer la obra de Dios sino su voluntad. Podemos estar haciendo cosas buenas y desagradar a Dios, porque a Dios no le agrada nada de lo que tú hagas así sea bueno, si Él no te lo mandó a hacer.

Cuando enseño lo que es tentación explico que tentación no es sólo lo malo que Satanás te presenta, sino todo aquello que él te presenta sea malo o sea bueno con el fin de sacarte de la voluntad de Dios, por eso lo importante no es hacer la obra de Dios, sino hacer la voluntad de Dios.

Satanás puede usar la obra de Dios para sacarte de la voluntad de Dios y en esto está el engaño, cuando analizamos a Satanás como engañador describimos que, el engaño es: La sutileza que Satanás tiene para presentarte una gran mentira como también una gran verdad para sacarte de la voluntad de Dios.

Satanás es tan sutil para engañar que utilizó la palabra de Dios para presentar una tentación, lo hizo con Jesús, su objetivo era sacarlo de la voluntad de Dios utilizando la verdad (la palabra).

Por eso debemos estar claros con lo que estamos haciendo como Ministros. Si lo que estamos emprendiendo es ordenado por Dios, o es un instinto de nuestra voluntad, o una oportunidad que se nos presentó.

Jesús dijo en Lucas 17:10, que si hacemos lo que Dios nos mandó a hacer somos siervos inútiles, cómo será si no hacemos lo que Dios nos mandó a hacer o si hacemos lo que no nos mandó hacer.

Alguien dijo que si pasamos más tiempo con el Señor de la obra seremos más eficaces en la obra del Señor. Muchas veces entramos en un afán por la obra como producto de la preocupación, y nos olvidamos del Señor de la obra. Dios me dijo un día que no me preocupara por su obra, que me ocupara de su obra, y la ocupación está en hacer exactamente lo que Él nos manda hacer.

Concluyo con un testimonio que escuché de Ronald Chor. En una ocasión Ronald le dijo a Dios que él deseaba tener algo que nunca haya sido de él, él dijo “si te doy mis pantalones ya son de tu propiedad, tu hiciste la materia prima, si te doy mi carro por igual, ¿qué te puedo dar que no haya sido de tu propiedad?, y oyó la voz de Dios que le dijo: “Ronald hay una sola cosa que es de tu propiedad, que te entregué en el Huerto del Edén y que viene siendo mío cuando tú me la cedes. Y es tu voluntad”

Nosotros podemos hacer con nuestra voluntad lo que queramos, podemos obedecer o desobedecer, las mismas actitudes podía tomar Jesús pero Él tomó la mejor, entregar su voluntad que implica obediencia, hasta el punto que en Hebreos 5:7:8 dice que “aprendió la obediencia”. que a pesar del “Gran clamor y lágrimas” era necesario que padeciera a fin de aprender por experiencia, toda la amplitud de la obediencia.

Jesús en la plenitud del Verbo sabía lo que era la obediencia pero no sabía lo que era obedecer, Jesús conoció la obediencia en forma práctica cuando vino al mundo en calidad de hombre, como verbo no tenía a quién someterse, pero cuando este verbo se hizo carne, empezó a experimentar lo que era la obediencia.

Getsemaní, fue un momento tan decisivo para Jesús, para tomar tal actitud (Obediencia), solamente allí fue donde Jesús pudo conocer y aprender en toda su extensión, plenitud y amplitud lo que era la obediencia y lo que implica obedecer.

Debemos tomar las mismas actitudes de Jesús, vivir en obediencia, y que se pueda dar en nosotros lo que dice Filipenses 2:5. “Que haya en nosotros el mismo sentir que hubo también en Cristo”, que a pesar del sufrimiento y la agonía entregó su voluntad al Padre.

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José N. Briceño Aldana
Director presidente del ministerio de la formación y la evangelización "Jesús Soberano Señor".

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