Mensajes Cristianos – Predicas Cristianas
“…Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo…” Hebreos 10:19
Una de las cosas que era imposible y prohibida para el pueblo del Señor en la antigüedad era entrar en la habitación de Dios, que estaba representada en el tabernáculo y en el templo, exactamente en el lugar Santísimo, solo podía hacerlo el sumo sacerdote.
Desde los tiempos en que el pueblo de Dios recibió la ley, una de las ordenanzas dadas por el Señor para ellos era la construcción del tabernáculo, que era el recordatorio para Israel de que Dios habitaba en medio de ellos.
El Tabernáculo
Este tabernáculo contaba con unas especificaciones precisas que Dios le entregó a Moisés, contaba con divisiones, mobiliario y utensilios en cada una de ellas con un significado simbólico; contaba con un atrio que rodeaba el tabernáculo, estaba cubierto por cortinas y contaba con una puerta, un altar par sacrificios y una fuente para lavarse pies y manos.
Ahora cada hombre sin importar lengua, nación o pueblo, puede entrar por la puerta que es Cristo, (Juan 10:9) quien además fue el sacrificio perfecto y agradable a Dios y que solo por su sangre derramada hemos sido lavados de nuestros pecados.
Luego estaba el lugar santo donde solo los sacerdotes podían entrar; este contenía el candelero que era la única fuente de luz del tabernáculo, la mesa de los panes, sin levadura con una porción de incienso y el altar del incienso, que subía como aroma agradable a Dios.
La sangre de Cristo
Cada creyente ya lavado por la sangre de Cristo, fue hecho sacerdote para Dios, (Apocalipsis 1:6) debemos entonces vivir en similitud a la vida pura e integra de Jesucristo, alumbrados por el Señor y a su vez siendo luz para el mundo que se encuentra sumergido en tinieblas, siendo olor grato y agradable para Dios. 2 Corintios 2:15
Inmediatamente después se encontraba el lugar santísimo, esta representaba la exclusiva presencia de Dios, allí residía el arca del pacto y el propiciatorio, entre ambas habitaciones estaba un grueso velo que las dividía, representaba la separación del Dios Santo y el hombre a causa del pecado.
Aquí se encubre una de las bendiciones más hermosas que dejó el Señor Jesucristo, ya que en este lugar que simbolizaba la gloriosa presencia, en donde solo el sumo sacerdote entraba, Cristo nuestro sumo sacerdote, (Hebreos 3:1) entrando un vez para siempre, rasgando el velo de arriba hacia abajo, (Marcos 15:38) lo cual indica que fue Dios quien decidió quitar esa separación y lo hizo por medio de Cristo, nuestra propiciación.
Pruebas y tentaciones
Entonces si estamos en problemas, sin importar su naturaleza, si algo nos agobia, si las pruebas y las tentaciones nos están haciendo flaquear, no te apartes ni te escondas de Dios, como en su momento lo hicieron Adán y su mujer.
No tengas miedo como lo tuvieron los hijos de Israel cuando la presencia de Señor descendió en el monte Sinaí, porque ahora nosotros tenemos un sumo sacerdote que se apiada de nosotros en nuestras flaquezas. Hebreos 4:15
Conclusión
Ya no hay velo, y no hay separación. El camino hacia la presencia de Dios está abierto. Entra al privilegiado lugar de la misericordia, del auxilio, de la revelación y la adoración. No desaprovechemos el precioso regalo de habitar en su presencia. Como dijo el salmista David, mejor es tu presencia que la vida, porque en ella hay plenitud de gozo.
¡Que la gloria del Señor los cubra!
Redactado por Hermes Martinez para Predicas Biblicas.
© Predicas Biblicas. Todos los derechos reservados.