Esperar con paciencia la respuesta de Dios

Devocionales Cristianos – Mensajes Cristianos

Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
(Salmos 40:1)

La oración es el arma más poderosa y valiosa del cristiano. Vemos en la Biblia cómo muchos hombres y mujeres oraron a Dios y Él les respondió. Sin embargo, muchas veces no tenemos la respuesta inmediata de Dios y nos preguntamos cosas como: ¿En realidad Dios me estará oyendo? ¿Por qué Dios no me ha respondido?

David vivía adorando a Dios a través de los cánticos que llamamos Salmos, y vemos cómo Dios le respondía en medio de las duras pruebas que le tocó vivir. David vivía asediado por sus enemigos, casi siempre con amenazas de muerte. Sin embargo, muchas veces leemos los Salmos y pensamos que Dios respondió inmediatamente a las oraciones de David y realmente no fue así. David tuvo que aguardar con paciencia en muchas ocasiones la respuesta de Dios.

Hay una clave muy importante que encontramos en el Salmo 40 ante las preguntas que le hacemos a Dios y viene de la palabra «paciencia». La palabra «paciencia» en la Real Academia Española está definida como «la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse», así como la «facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho».

En el Salmo 40 se registra que había un grupo de hombres buscando a David para acabar con su vida, tan solo imagínese la situación de desesperación que vivió en todos los momentos en los que escribió ese Salmo. David era un hombre como usted y como yo. Ante los ataques de sus enemigos, posiblemente buscaba la respuesta de Dios con un corazón acelerado.

Pero aun en medio de la situación más difícil, David esperó «pacientemente» a Jehová, y resulta que después de eso, algo maravilloso e increíble ocurrió: ¡«Se inclinó a mí y oyó mi clamor»! Imagínese qué situación tan extraordinaria. Un Dios Santo, Omnipotente, Omnipresente, Precioso, Maravilloso, Eterno, Único y Soberano se inclinó para oír la voz de un hijo que esperaba pacientemente su respuesta. Es una escena asombrosa.

Independientemente de la situación que David viviera, siempre esperaba la respuesta de Dios, y creía en su corazón que Él respondería. En otros Salmos, se observa la misma actitud de David:

Porque en ti, oh Jehová, he esperado; Tú responderás, Jehová Dios mío. (Salmos 38:15)

Cuando oramos y esperamos pacientemente la respuesta de Dios, Él nos oye y viene a darnos una respuesta, pero está viendo la intención de nuestro corazón, nuestra actitud. Esperar con paciencia significa callar, estar en silencio, en intimidad, en Su presencia.

Dios le atribuye a la paciencia un carácter tan esencial que está establecida como uno de los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22). Es decir, es uno de los indicativos que tenemos una relación profunda y verdadera con Dios.

Sin embargo, la paciencia no se desarrolla sola. Es la consecuencia de la prueba de nuestra fe.

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. (Santiago 1:2-3).

Esto quiere decir que así como David, cuando vivimos muchas aflicciones, nuestra fe está siendo probada para producir paciencia.

Dios perfecciona nuestros caracteres a través de la paciencia, tal y como se expresa en el libro de Santiago:

Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. (Santiago 1:4).

 Así que cada vez que estemos viviendo una prueba y Dios no responda por algún tiempo, confiemos en que esa prueba producirá en nosotros paciencia, esa paciencia que espera con entereza y seguridad la respuesta de Dios, quien oirá nuestro clamor inclinándose misericordiosamente hacia nosotros.

© Flor Karina Zambrano Franco. Todos los derechos reservados.

Predicas Biblicas.. Reflexiones Cristianas

author avatar
Flor Karina Zambrano Franco
Scroll al inicio