Devocionales Cristianos – Mensajes Cristianos
En la mayoría de los cristianos existe el deseo de compartir la salvación de Jesucristo y por esta razón se han diseñado gran cantidad de métodos los cuales han servido para lograr el propósito. Sin embargo, sea cual fuere el método utilizado es necesario destacar el efectivo método usado por Jesús.
En primer lugar Cristo nunca se desenfocó de su propósito, en todo momento estuvo claro de su razón de existir en medio de la humanidad. Una de sus razones fue “dedicarse a los negocios de su Padre”. En segundo lugar, amaba a las personas y siempre buscó entremezclarse con la gente demostrando que deseaba su bien.
Él mostró su simpatía por las personas, interesándose en sus necesidades y ganando su confianza. Así cuando hacía su famoso llamado “Síganme”, pudo obtener grandes resultados.
Como hijos de Dios no debemos alejarnos del mundo, por el contrario tenemos que acercarnos, ganar terrenos que hemos cedido por temor, y brillar en todo lugar con la luz de Cristo, confiados plenamente en la Palabra de Juan 1:5 “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”.
Estamos diseñados para brillar y tenemos el poder del Espíritu Santo para resplandecer con la Gloria de Dios sobre todo ambiente. Recuerda, es un principio físico y espiritual: la luz disipa las tinieblas, no sucede al contrario que las tinieblas disipen la luz.
Así lo hizo el Señor. Analicemos brevemente cómo lo hizo.
Jesús interactuó con las personas sin importar sus condiciones ni sus pecados:
Es necesario involucrarnos con las personas conscientes de sus necesidades. Atrévete a avanzar y no a huir. No tengas temor del mundo pero cuídate para ser influyente y no influido. Jesús se acercó a muchas personas de diferentes condiciones y en diferentes situaciones y ambientes, no miraba sus faltas sino la oportunidad para revelarse.
Somos sal de la tierra y luz del mundo. Esto es muy poco cultivado por el pueblo de Dios, debido a experiencias donde el cristiano termina arrastrado por el mundo. Sin embargo, es necesario involucrarnos para poder ganar vidas para nuestro Dios.
Acciona, acercándote a cada vida Ve a las personas con seguridad y convicción en un Cristo influyente, siempre teniendo claros tus principios bíblicos como un modelo de vida digna de seguir, atrayente y contagiosa.
Jesús mostró un corazón compasivo:
A Cristo lo caracterizó un corazón compasivo, aquel que no se queda en la lástima sino que actúa en pro de la necesidad del otro. La compasión va más allá de la empatía, porque nos lleva a actuar para “aliviar, reducir o eliminar por completo el sufrimiento”.
Ponte en el lugar de la otra persona para que puedas entender sus sentimientos, pensamientos y reacciones, pero busca hacer algo por sus problemas. No te alejes de las personas a causa de sus fallas o pecados.
El trabajo de Cristo se basó principalmente en acercamientos personales sin temor a “contaminarse”. Fue más que empático con la vida de las personas.
El cristiano debe ser fuente de acercamiento y no de rechazo o juicio y aprender a valorar cada vida sin importar el tipo de pecado que le esclavice o le domine. Nuestra función es mostrar el amor de Dios para buscar la reconciliación con Dios, pero la obra interna en la vida de las personas lo hace el Espíritu Santo.
Jesús atendió las necesidades de las personas:
Como personas todos tenemos necesidades básicas: ser aceptados, ser amados, ser libres, tener protección y seguridad. Cada persona aunque es diferente sufre necesidades comunes y debemos actuar con discernimiento para captarlas y poder atender dichas necesidades.
Jesús visualizó en las multitudes necesidades de hambre, de sanidad, de restauración, de liberación, de salvación. Sea observador y déjese guiar por el Espíritu, pero principalmente actúa con fe, creyendo en las promesas de Dios y en este sentido ora con fe porque Dios te respaldará.
Tenemos la autoridad para suplir las necesidades: orando por las personas por sanidad, liberación, restauración, provisión… así como lo hicieron Juan y Pedro con el cojo de la Puerta La Hermosa. Llevamos la unción de la sobrenaturalidad y nuestro llamado es actuar en fe para bendecir la vida de otros.
“El corazón de Dios late aceleradamente por las almas”
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