Construir un carácter para agradar a Dios

José R. Hernández

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Prédica de hoy: Construir un carácter para agradar a Dios

Texto Bíblico Principal: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” Proverbios 16:32

Introducción

La vida puede ser una constante marea de emociones. Parece imposible estar felices todo el tiempo, pues en medio del conflicto nuestro carácter interviene. ¿Cómo debe ser nuestro carácter para agradar a Dios?

El Creador nos pide ser benevolentes y pacientes. Sin embargo, las situaciones de urgencia son las que sacan lo peor y mejor de nosotros. Necesitamos de mucha sabiduría y fe para enfrentarlas con el carácter correcto.

El Padre siempre nos llama a la serenidad y la valentía ¿podemos ser ambas al mismo tiempo? En su nombre podemos hacer todo lo que se nos pide, pero primero debemos estar llenos de su presencia.

I. Origen de nuestro carácter (Santiago 3:13)

Nuestro carácter es una representación de lo qué llevamos dentro. Es cómo nos comportamos cotidianamente y en situaciones límites. Tiene qué ver con lo que influye y trasciende en nuestra vida.

Sí vivimos una vida amargada, es probable qué eso sea lo que reflejemos. Sí llevamos una vida cristiana, entonces nuestro carácter debe hablar del amor de Jesús.

El carácter de cada uno no es un factor dejado al azar. Somos responsables de lo que hacemos y decimos. Cuando alguien se enoja, alza la voz y se excusa tras un “yo soy así” se olvida de esto.

Ese carácter que tengamos va a depender de nuestro tipo de sabiduría. Sí queremos construir un carácter conforme a la palabra de Dios, debemos seguirlo y escucharlo a él.

II. Carácter terrenal (Santiago 3:14-15)

Cuando consumimos información que no edifica, tendemos a actuar de la misma manera. Terminamos formando actitudes terrenales que nos alejan de Dios. Éstas dominan nuestro carácter y solo tienen como fin la ruina.

Los celos, las mentiras y el orgullo son unas de las tantas actitudes que forman un carácter perverso. En el mundo actual éstas características son etiquetadas cómo “tóxicas”, pues realmente destruyen personas y relaciones. Sin embargo también son netamente mundanas, y quién conoce a Dios sabe qué debe apartarse de ellas.

Sí hay algo que nos mantiene ligados a un carácter terrenal es el pecado. Lo vemos a diario y aparece cómo tentación del mal. Dios es nuestra fuente infinita de fuerza, cada vez qué nos sintamos en tentación, es necesario acudir a su nombre.

III. Carácter puro (Santiago 3:17-18)

Nosotros tenemos la misión de construir un carácter puro. En la medida en qué nos llenemos de sabiduría de lo alto, Dios actuará en nosotros. No es una aparición repentina, sino algo que poco a poco va resplandeciendo en nosotros.

Tenemos un carácter agradable al Padre, cuando hacemos paz..

En las Escrituras se nos explica la paz cómo algo qué debemos hacer, no como una sanación momentánea. La hacemos cuando somos amables, benignos, libres de orgullo e hipocresía, puros y entregados al Rey.

Sí se lo pedimos con constancia y practicamos todo esto, él mismo nos ayuda a formar ese carácter qué tanto deseamos.

IV. ¿Cómo usar nuestro carácter? (Mateo 5:39)

El carácter terrenal directamente debe ser deshecho. No debemos guardarlo para enemigos ó situaciones de emergencia. Éste nos impide crecer así que debemos hacerlo ajeno a nuestra personalidad.

Respecto al carácter puro y dado por Dios, necesitamos usarlo todo el tiempo. ¿Es sencillo hacer paz todos los días y en todo momento? la mejor respuesta para esto es que todo será posible para el que cree.

Se necesita de fe y amor al Creador para estar dispuesto a aceptar ese carácter. Él nos pide voltear nuestro mejilla izquierda, sí nos han golpeado la derecha. No porque Dios quiera vernos sufrir, sino porque tenemos certeza de que en su nombre seremos salvados..

Amar y agradar a Jehová se trata dee hacer sacrificios y éste es uno de ellos.

Conclusión

Para una vida cristiana todos los aspectos de la vida son importantes. Nada pasa desapercibido para Dios, así qué debemos cuidar nuestro carácter.

Esa paz que profesamos en la iglesia, entre hermanos y en soledad con el Padre, debe ir con nosotros a todas partes. En la sabiduría que él nos brinda, ésta la clave para poder hacerlo.

La ira, el orgullo y el odio, son características de alguien que no está siendo edificado ¿Las sientes todavía? ¡Entonces no es momento de rendirse, sino de buscar con mas fe aún!

Jehová nos purifica para en nosotros abunden la paz y todos los frutos del Espíritu Santo. Debemos mantener firme nuestra vida en su obra para que así sea. Cuando empezamos agradar a Dios, no hay vuelta atrás. Es el mejor tesoro que podemos tener y solo en él conseguimos un propósito digno y verdadero.

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José R. Hernández
Autor
José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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