Infalible Inspiración de las Escrituras

José R. Hernández

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Inspiración de las Escrituras

Infalible Inspiración de las Escrituras | Bosquejos Bíblicos

Tema: 5 Verdades Que Todo Creyente Debe Conocer

Texto base: 2 Timoteo 3:14-17

«Tú, por tu parte, persevera en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste. Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñar, reprender, corregir y entrenar en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.» (2 Timoteo 3:14-17, NVI)

Introducción

En esta mañana estaremos comenzando una serie de estudios sobre nuestras creencias, basado mayormente en las Verdades Fundamentales de las Asambleas de Dios. Estas verdades son los 16 artículos de fe que han sido enseñados y predicados en nuestras iglesias a través de los años, y que han servido como base doctrinal para nuestra comunión y enseñanza.

Comenzamos con la primera verdad fundamental: la inspiración de las Escrituras. En un mundo donde las personas cambian sus creencias según las modas o las leyes del momento, nosotros afirmamos que nuestra fe y nuestra conducta no dependen de los cambios sociales ni de nuevas leyes federales, estatales o locales. Nosotros declaramos que la Palabra de Dios es nuestra única regla de fe y conducta.

Esto es clave para entender quiénes somos y cómo vivimos. Porque si la Palabra de Dios es inspirada, eso significa que es autoridad absoluta sobre lo que creemos y sobre cómo vivimos. Y eso nos distingue de cualquier otra ideología o filosofía humana.

Que Dios bendiga Su Palabra predicada en esta mañana, y que todos salgamos convencidos de que la inspiración de las Escrituras es una verdad que sostiene toda nuestra fe.

I. Las Escrituras son inspiradas por Dios

La Biblia no es una colección de ideas humanas. No es literatura antigua ni reflexiones filosóficas. Es mucho más. En 2 Timoteo 3:16, Pablo afirma: «Toda Escritura es inspirada por Dios» (NBLA).

El término griego usado es θεόπνευστος (theopneustos), que significa “respirada por Dios.” Esto nos revela que el Espíritu Santo no solo inspiró pensamientos, sino cada palabra, soplando directamente sobre los autores. Ellos escribieron guiados desde el cielo.

El apóstol Pedro lo confirma en 2 Pedro 1:21: «Ninguna profecía jamás fue emitida por voluntad humana, sino que los hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.» (NBLA)

Eso significa que cuando afirmamos la inspiración de las Escrituras, declaramos que su origen es divino, y por lo tanto, son infalibles y tienen autoridad absoluta sobre nuestra fe y conducta.

II. Las Escrituras nos conducen a la salvación

Pablo le recuerda a Timoteo que desde niño conocía las Sagradas Escrituras, las cuales lo hicieron sabio para la salvación (2 Timoteo 3:15). Esa verdad sigue siendo actual.

Hoy vivimos en tiempos donde muchas filosofías quieren definir lo que es verdad. Pero nosotros sabemos que solo la Palabra de Dios revela el único camino hacia la salvación: Jesucristo.

Santiago 1:18 lo explica claramente: «Él, de su propia voluntad, nos hizo nacer por medio de la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros frutos de su creación.» (NBLA)

Por eso, nosotros compartimos las Sagradas Escrituras en cada oportunidad. Lo hacemos:

  • En nuestro testimonio personal.
  • En cada predicación bíblica.
  • En toda enseñanza cristiana.

Nuestro Señor lo prometió: «El que escucha mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna.» (Juan 5:24, NVI)

III. Las Escrituras son útiles para transformarnos

En 2 Timoteo 3:16, Pablo menciona que la Palabra de Dios cumple cuatro funciones esenciales:

  1. Enseñar: Nos muestra el carácter de Dios y nos revela cómo vivir conforme a Su voluntad.
  2. Redargüir: Confronta nuestros errores doctrinales y también nuestras fallas personales.
  3. Corregir: Nos guía de regreso al camino correcto.
  4. Instruir: Nos entrena para vivir en obediencia y santidad.

Este énfasis en la enseñanza bíblica no es casualidad. En las cartas pastorales, Pablo menciona la enseñanza al menos quince veces, destacando que la sana doctrina es el antídoto contra el error.

Cuando la Palabra de Dios nos corrige, no lo hace para humillarnos, sino para restaurarnos. Hebreos 4:12 lo confirma: «La palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos.» (NTV)

IV. Las Escrituras actúan en los creyentes

En 1 Tesalonicenses 2:13, Pablo felicita a los creyentes por recibir la enseñanza no como palabra humana, sino como palabra de Dios, la cual actúa en quienes creen.

Eso significa que cada vez que nos exponemos a una enseñanza cristiana fiel, Dios mismo trabaja en nuestro corazón. La Palabra de Dios no solo informa: transforma.

Rompe cadenas, renueva la mente y produce frutos de obediencia. Pero para que esto suceda, debemos recibirla con humildad y reverencia.

En muchas iglesias, se presta más atención a la música que a la predicación. Pero debemos recordar que la Palabra de Dios es el plato fuerte de cada culto. Es la voz viva de Dios hablándonos.

V. Las Escrituras nos preparan para servir

El objetivo final de la inspiración de las Escrituras es capacitarnos para toda buena obra (2 Timoteo 3:17). No somos salvos para ser espectadores. Somos llamados a vivir nuestra fe activamente.

Así como un atleta necesita entrenamiento constante, nosotros necesitamos enseñanza bíblica constante. No podemos depender solo de un sermón semanal. Debemos alimentarnos a diario con la Palabra de Dios.

Además, la autoridad de la Biblia nos equipa para discernir entre lo que es doctrina sana y lo que son falsas enseñanzas. Si no conocemos bien las Sagradas Escrituras, somos presa fácil de cualquier engaño.

Conclusión

Hemos visto que la inspiración de las Escrituras no es una idea nueva, ni una simple declaración teológica. Es una convicción firme que ha sostenido a la iglesia desde el principio.

La Palabra que predicamos no es de hombre, es Palabra de Dios. Y porque es inspirada por Dios, es útil para enseñar, redargüir, corregir e instruir. Así es como Dios forma nuestro carácter y nos guía a una vida santa.

Es por eso que nosotros damos el lugar central a la Palabra de Dios en cada culto y en cada enseñanza. Porque aunque la alabanza es importante, la enseñanza bíblica es lo que nos confronta, nos transforma y nos prepara para servir.

Al cerrar esta enseñanza, hago un llamado pastoral a cada uno de nosotros: valoremos la Palabra de Dios. No la tratemos como un libro más. No la pongamos en segundo plano. Escuchemos la Palabra de Dios con reverencia, compartámosla con fidelidad y sobre todo, vivámosla con obediencia.

Recordemos lo que el Señor Jesús dijo: «Si ustedes permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» (Juan 8:31-32).

Esa es la inspiración de las Escrituras actuando en nuestra vida. Que esa Palabra siga transformándonos cada día, hasta que estemos perfectamente preparados para toda buena obra, como dice 2 Timoteo 3:17.

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José R. Hernández
Autor
José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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