Bosquejos Bíblicos
Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: La Obediencia a Dios
Texto clave: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Juan 14:15
Introducción
La obediencia a Dios es una de las marcas más claras de un verdadero creyente. No se trata solo de conocer Su Palabra, sino de ponerla en práctica cada día. Hoy veremos la importancia de la obediencia a los mandamientos de Dios y cómo esa obediencia trae bendición, paz y propósito a nuestra vida. Jesús nos dijo que si le amamos, obedeceremos Sus mandatos.
I. ¿Qué significa obedecer a Dios?
A. Obedecer es poner en práctica la Palabra de Dios.
La obediencia no es solo escuchar la Palabra, sino hacer lo que Dios nos ha ordenado.
Santiago 1:22: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”
B. Obedecer es someternos a la voluntad de Dios.
Al obedecer, reconocemos que Dios sabe lo que es mejor para nosotros, aunque no siempre lo entendamos.
Proverbios 3:5-6: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”
C. Obedecer es un acto de amor.
Nuestra obediencia es una respuesta al amor que Dios nos ha mostrado.
1 Juan 5:3: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.”
II. Los beneficios de la obediencia a Dios
A. La obediencia trae bendición.
Dios promete bendecir a aquellos que obedecen Su Palabra.
Deuteronomio 28:1-2: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios… vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán.”
B. La obediencia trae paz.
Cuando obedecemos a Dios, encontramos paz en nuestro corazón porque estamos en armonía con Su voluntad.
Isaías 48:18: “¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río.”
C. La obediencia nos acerca más a Dios.
A través de la obediencia, nuestra relación con Dios se fortalece y crecemos en santidad.
Santiago 4:8: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.”
III. Consecuencias de la desobediencia
A. La desobediencia rompe nuestra comunión con Dios.
El pecado y la desobediencia nos alejan de Dios y bloquean Su bendición en nuestras vidas.
Isaías 59:2: “Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.”
B. La desobediencia trae consecuencias dolorosas.
La desobediencia a los mandatos de Dios siempre tiene consecuencias, tanto en nuestra vida espiritual como física.
Deuteronomio 28:15: “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios… vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.”
C. La desobediencia cierra la puerta a las promesas de Dios.
Muchas veces, la desobediencia impide que recibamos las promesas que Dios tiene preparadas para nosotros.
Hebreos 3:18-19: “¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.”
IV. Cómo cultivar una vida de obediencia
A. Conoce la Palabra de Dios.
No podemos obedecer lo que no conocemos. Es necesario estudiar las Escrituras y entender los mandamientos de Dios.
Salmos 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.”
B. Sé sensible a la voz del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo nos guía y nos recuerda lo que debemos hacer para vivir en obediencia a Dios.
Juan 16:13: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad.”
C. Practica la obediencia diariamente.
La obediencia es algo que debemos hacer cada día, en las decisiones pequeñas y grandes.
Lucas 16:10: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel.”
D. Confía en la gracia de Dios para obedecer.
No podemos obedecer a Dios en nuestras propias fuerzas. Necesitamos Su gracia para vivir una vida que le agrade.
Filipenses 2:13: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Conclusión
Hermanos, Dios nos llama a una vida de obediencia. No porque sea fácil, sino porque es lo mejor para nosotros. Cuando obedecemos a Dios, experimentamos Su paz, Su bendición y una relación más cercana con Él. Hoy, el Señor nos invita a examinar nuestras vidas y a entregarle todo en obediencia. Como Jesús dijo en Juan 14:15: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” ¿Estamos dispuestos a mostrar nuestro amor por Él a través de la obediencia?
© Roberto Torres. Todos los derechos reservados.