La oportunidad de Dios

José R. Hernández

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Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: La Salvación – La oportunidad de Dios

Bosquejos Bíblicos Lectura Bíblica de Hoy: Lucas 9:23

TEMA: El deseo de Dios siempre ha sido la comunión con su creación, a través del amor, por eso él hizo el mayor gesto de amor que nunca nadie haría por la humanidad.

INTRODUCCIÓN:

Como seres humanos, somos susceptibles a ser engañados con cosas que resulta muy fáciles, que no requieren de ningún esfuerzo de nuestra parte, por esta razón, muchos están hoy en serios problemas; deseamos tener las bendiciones de Dios, pero cuando Dios nos pide que hagamos algo para que recibamos ese beneficio, entonces ya vacilamos en nuestro deseo.

La oportunidad de Dios para ser salvos está abierta para todos los hombres, Dios ya cumplió todos los aspectos que eran necesarios para que el hombre reciba esa salvación; solo queda que él renuncie a esos deseos y placeres temporales y a toda forma de vida que lo separe de Dios; esto solo será posible aceptando a Cristo en tu vida y dándole así la gran oportunidad a Dios, que te está llamando.

I. PRINCIPIO DE LA SALVACIÓN – SI ALGUNO QUIERE VENIR EN POS DE MI

El llamamiento de Jesucristo es universal para salvación a todos los hombres, él invita y sin excepción a todos para que vengan a él para así obtener los beneficios de tenerlo a él como El Señor y Salvador. La Salvación es una invitación gratuita para todo el mundo; y al ser una invitación se comprende que es un acto no obligatorio. La Salvación también se identifica como un regalo, que se le ofrece al hombre para que él tome la decisión de recibirlo o no.

Cuando el Señor hace esta invitación “Si alguno quiere venir en pos de mi”, es una forma de ofrecerle la Salvación al hombre, sin distinción de ningún tipo de raza, posición social, moral o económica; sino que es especialmente para todo aquel que crea.

Venir en pos del Salvador solo nos proporciona descanso, seguridad, experimentar todo su amor y permitirle a él ser el dueño y señor en nuestros corazones. Es compartir diariamente con él, es hacer de él nuestra habitación, es refugiarse en sus brazos para el tiempo de angustia y jamás sentirse solo.

II. LA SALVACIÓN – NIÉGUESE A SÍ MISMO

El hombre ha intentado por todos los medios obtener la paz verdadera y la salvación de su alma, pero con resultados negativos; Dios le ofrece la oportunidad para él actuar con su poder y amor. Esta oportunidad consiste en dejar que Dios en su gran misericordia tome el control de su vida, para que su ley y principios sean revelados a nosotros para que seamos salvos por fe.

Así como cuando alguien reconoce los méritos de otra persona y los expone, sabiendo él de ante mano que contribuyo con esos logros, pero se niega a resaltar su propia gestión y resalta la de su compañero; así mismo Cristo hoy quiere que todos los hombres se nieguen a sí mismos, y le reconozcan a él como el Señor de sus vidas. ¿Si tuvieras la oportunidad de renunciar a todo tu dinero por salvarle la vida a una persona que necesita una intervención médica urgente y no posee los recursos lo harías?, ¿estarías tu dispuesto a darle todo lo que tienes?

Renunciar a nuestros deleites y placeres, a nuestros deseos e impulsos propios, solo por darle lugar a Dios, nos ayudará a llevar una vida más ordenada y tranquila. Es un “me niego a lo que quiero, y le doy paso a que Dios tome todas las riendas de mi vida”.

III. SALVACIÓN – TOME SU CRUZ CADA DÍA

El Señor nos muestra que vale la pena cada día vivir de manera abnegada por quienes nosotros amamos. Tomar nuestra cruz representaría el hecho de soportar sufrimientos, dolores, rechazos, aflicciones y más por la causa de Cristo. Él estaba dispuesto a hacerlo por nosotros, por eso tenía la autoridad para pedir que lo hiciéramos por él. Toda carga en nuestra vida no es una excusa para apartarse de él, muy por el contrario, cada carga por muye pesada que sea es más llevadera viviendo en Cristo.

El creyente debe tener en claro que venir a los pies de Cristo no significa ausencia de problemas, no es una vida color de rosas; es una experiencia sobrenatural donde ciertamente enfrentaremos luchas y pruebas (Juan 16:33) pero Dios te ayuda a soportar cada una de ellas y a superarla.

IV. UN EJEMPLO DE HUMILDAD

El máximo ejemplo de humildad lo dio Cristo, entregándose así mismo por nosotros, humillándose hasta lo sumo para que el hombre pudiera ser reconciliado con Dios. La Biblia describe muy bien el acto que hizo Jesús, dejando su trono de gloria, haciéndose como uno de nosotros, humillándose hasta la muerte, solo por hacernos libres de toda condenación de pecado.

Mientras Jesús anduvo por el mundo como Hombre, servía a sus discípulos. Cuando fue abofeteado por los soldados enmudeció. Cuando le colocaron una corona de espinos y clavaron sus manos burlándose de él, no abrió su boca. El mismo nos aconsejaba ser como él, manso y humilde de corazón (Mateo 11:29). Jesús vino para mostrarnos que es posible vivir una vida agradable al Padre. Que es posible amar a nuestro prójimo, e incluso es posible darlo todo, humillase y despojarse de toda altives y arrogancia por amor al Padre.

CONCLUSIÓN:

Es el deseo pleno de Dios es que tengamos un encuentro con el autor de la salvación, esto es con Jesús el Hijo de Dios, pero para que esto sea posible debemos tomar una decisión. Siempre será nuestra decisión, nunca el Señor nos forzará a servirle, sino que siempre él presentará la salvación como un regaló que está allí para sus hijos.

Jesús nos dio una lección de humildad que jamás podremos olvidar, y hoy nos invita a seguirle para que vivamos eternamente con él. El Evangelio de Jesucristo es la puerta que permanecerá abierta para aquellos que quieran entrar; aquellos que crean y los que estén dispuestos a dejar sus comodidades y sus más grandes placeres por seguir a Jesús y experimentar su poder salvador.

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José R. Hernández
Autor
José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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