Su resurrección | Bosquejos Bíblicos
Introducción
Su resurrección es nuestra garantía de vida eterna. Celebramos la Pascua para recordar el sacrificio del Señor y comprender su verdadero significado. La resurrección de Jesús es la prueba suprema de nuestra salvación y la promesa de una vida eterna junto a Él.
Leamos la Palabra de Dios en Juan 20:1-10:
“El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquél al que amaba Jesús, …”
Esta resurrección es el evento central de la fe cristiana. Sin su muerte y resurrección, no habría salvación posible. Así como la sangre del cordero en el Antiguo Testamento simbolizaba la liberación del pueblo de Israel, la sangre de Jesús representa nuestra liberación del pecado y la muerte.
I. El Significado de la Pascua y el Sacrificio de Cristo
La Pascua conmemoraba la salvación de los primogénitos israelitas mediante la sangre del cordero (Éxodo 12:22-23). Este sacrificio prefiguraba el sacrificio de Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29).
Sin el derramamiento de sangre, no hay perdón de pecados. La sangre de Jesús es el testimonio de su muerte y la eliminación de nuestros pecados ante la justicia de Dios. Era necesario que muriera el Justo para que pudiéramos pasar de la muerte a la vida:
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Su resurrección es el triunfo definitivo sobre la muerte y el pecado. Celebramos la Pascua sin la levadura de la maldad y el pecado, demostrando al mundo que es posible vivir como nuevas criaturas en Cristo (1 Corintios 5:7-8).
Debemos ser testigos vivos de la transformación que Cristo realiza en nosotros, mostrando la muerte del viejo hombre y la resurrección en novedad de vida. Así reflejamos el poder del evangelio y la esperanza de la vida eterna.
II. La Victoria de Cristo Sobre la Muerte
Jesús triunfó en la cruz, derrotando al pecado, al diablo y a la muerte. Si le permitimos habitar en nosotros, Él liberará su poder para vencer la influencia del mundo en nuestra vida (Efesios 2:15). La comunión con Cristo nos aparta de los vicios, el orgullo y las obras de la carne, llevándonos a vivir en santidad y plenitud.
Hebreos 2:14-15 lo declara con poder:
“Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.”
Su resurrección es la evidencia del poder de Dios para dar vida a lo que estaba muerto. Por medio de ella, tenemos acceso a la vida eterna, como afirma Juan 3:16. La resurrección no solo garantiza nuestra salvación, sino que también nos capacita para vivir en victoria aquí y ahora.
El hombre sin Cristo está muerto en delitos y pecados (Efesios 2:1), pero Jesús ofrece vida en abundancia (Juan 10:10b) y salvación eterna (Hebreos 5:9). Llega un día en que todos los muertos oirán su voz:
“Los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5:29).
III. Su Resurrección: Base de Nuestra Esperanza
En el plan de Dios, todo tiene un orden perfecto. Primero, Cristo resucitó como primicia de los que duermen (1 Corintios 15:20). Luego, resucitarán aquellos que le pertenecen, los hijos de Dios que predican al Cristo vivo y resucitado. Finalmente, llegará el fin, cuando Cristo entregue el reino al Padre y juzgue al mundo con justicia (1 Corintios 15:24).
La resurrección de los creyentes será para vida eterna, pero los impíos resucitarán para condenación eterna, donde será el lloro y el crujir de dientes (Mateo 8:12).
Los pilares del evangelio son:
- La fe en que Jesús es el Hijo de Dios que resucitó de los muertos.
- La esperanza de vida eterna y de participar en las bodas del Cordero (Apocalipsis 19:9).
- El amor del Padre al entregar a su Hijo unigénito y el amor de Jesús al sacrificarse por nosotros.
Esta esperanza se fundamenta en evidencias históricas y testigos oculares de la resurrección: Lucas 24:15-25, 36-46; 1 Corintios 15:6. Así como la primavera renueva la naturaleza, su resurrección nos da una vida nueva e inmortal.
Conclusión
Cristo fue crucificado, muerto y sepultado. Al tercer día resucitó, triunfando sobre la muerte y ofreciendo vida eterna a quienes creen en Él (Romanos 2:32). Su resurrección confirma su divinidad y su poder para salvarnos.
“Declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:4).
Ahora está sentado a la diestra del Padre, esperando el tiempo de su regreso para juzgar al mundo con justicia (Hechos 17:31). Su resurrección es la garantía de que también nosotros resucitaremos en gloria y viviremos eternamente en su reino (1 Corintios 15:20-25).
Mantengamos viva la esperanza de la vida eterna y anunciemos con gozo que Jesús ha vencido la muerte y ofrece salvación a todos los que creen en Él.
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él” (1 Tesalonicenses 4:14).
© Luis Alberto Coria. Todos los derechos reservados.
Aleluya aleluya aleluya nunca nos imaginamos que Dios nos fuera bendecir tanto con un pastor como usted que poderosa también está predica que acaba de subir SU RESURRECCIÓN usted y sus predicas son el mensaje de Cristo que el mundo necesita