Querer solucionar un problema desde la rabia puede llegar a causar enemistades y contiendas. Sí lo afrontamos con tristeza, vamos a nublarnos y no mirar solución posible. Es como una bola de nieve que entre más preocupada y agitada sea nuestra reacción, mas grande se vuelve.
III. Reacción cristiana ante los problemas (2 Corintios 6:4)
Cuando somos cristianos, sabemos que vamos a tener problemas. Sin embargo no tenemos miedo, porque somos hijos del Rey y él jamás abandona a quiénes le siguen.
Una reacción negativa nace de no saber qué hacer.
En cambio, nosotros sabemos qué lo mejor que podemos hacer es orar y encomendarnos a Dios. Él tiene el poder, no nosotros y en esa fe, podemos actuar guiados por él.
Al causar tanto ruido mental, difícilmente podamos escuchar la voz del Padre. Una reacción cristiana es serenar. Cada uno tendrá su manera de hacerlo, pero ésta debe llevar primordialmente a la comunicación con Dios. Solo en el encontramos solución.
IV. Jesús ante los problemas (Marcos 4:35-40)
La mejor guía podemos leerla en éste pasaje bíblico. Ante la tormenta, todos se turbaron y no sabían qué hacer. Jesús mantuvo la calma, con fe ordenó que se terminara y esto fue cumplido. Su fe era capaz de terminar tormentas. Nuestra fe en el es capaz de resolver problemas.
Los problemas no se resuelven solos, así como la tormenta tampoco terminó sola. Siempre es Dios actuando por nosotros, pero debemos buscarlo, creyendo que nos escucha.
Siendo hijos del Todopoderoso, nada debe tener el poder de afectarnos para mal. Él está atento a nuestro clamor. Nunca dudemos de qué ya tiene una solución a nuestra medida, solo debemos confiar y pedirla.
V. Pedir a Dios solución para nuestros problemas (Hebreos 4:16)
Nosotros mismos podemos pasar horas pensando en una solución para nuestro problema. La verdadera respuesta debe venir de lo alto. Sí nos acercamos con humildad al Padre, él siempre nos responderá y dará alivio.
Dios no tiene horarios de atención ó excepciones. Él a todos nos escucha y ayuda amorosamente. Sí seguimos sus mandamientos y caminamos en ley, estamos seguros de qué no tenemos porqué temer.
