Demostrando mi amor al prójimo

Luis David Meza

Demostrando mi amor al prójimo

Demostrando mi amor al prójimo | Predicas Cristianas

INTRODUCCIÓN

La serie que estamos predicando nos está enseñando a amar al prójimo de una manera correcta, conforme al diseño de Dios. Iniciamos entendiendo que la actitud correcta en nuestra vida debe ser: Lo mío es tuyo, debemos vivir para compartir todo lo que Dios no bendice, en lugar de andar por la vida pensando que Lo mío es mío, haciéndonos egoístas e indiferentes a las necesidades de los demás y mucho menos codiciando y envidiando lo que tienen otros, arrebatándoselos, en la actitud de Lo tuyo es mío.

La última semana hablamos acerca del poder que tienen las congregaciones que viven unidas, en amor y en perdón. Enseñamos que la fe de muchos congregados atrae la presencia de Jesús y ahí, puestos de acuerdo, lo que le pidamos al Padre, Él promete oírnos y darnos lo que le pedimos, así sea algo sencillo, hasta grandes milagros y prodigios.

Y esta es la razón por la cual al diablo no le gustan las congregaciones en unidad, viviendo en amor y perdón. Al diablo no le preocupa el tamaño de las iglesias, mientras cada quien se preocupe por lo suyo y vivan en desunión, falta de perdón y ofendidos unos y otros, él sabe que esa iglesia no tiene poder.

Sabemos que la ofensa es una de las mayores trampas con las que satanás ha tentado al pueblo de Dios. Y no me refiero al que ofende, sino al que se siente ofendido y peor aún se mantiene ofendido.

Fue duro darnos cuenta como en las familias hay grandes ofensas entre familiares, pero la gente no abandona su familia, porque la sangre lo ata. En los trabajos y en los negocios, la gente sufre grandes ofensas de sus jefes, socios o compañeros de trabajo, pero la gente no deja sus trabajos o negocios por ello, porque el dinero los ata. Pero en las congregaciones de todo el mundo, la gente es ofendida y nada los detiene, nada los ata, prefieren irse de esa iglesia y buscar otra.

Pero esto, lejos de ser un pecado, es una trampa de satanás para que las iglesias no se mantengan unidas, ni puestos de acuerdo y entonces no puedan pedirle a Dios esos grandes milagros que atraerían la atención de miles de gentes.

Satanás ha infiltrado en la mente del pueblo de Dios que en la iglesia no debe haber ofensas y eso no es verdad.

Santiago 3:2(a) “Porque todos ofendemos muchas veces.”

En la iglesia como en cualquier lado, habrá gente que te ofenda y ofenderás a la gente, aun sin querer, pero lo que nos debiera atar a la congregación, así como la sangre a la familia y el dinero a los trabajos, debería ser el amor a Dios, el amor al prójimo y el perdón, que Jesús nos dio y nos enseñó.

El amor al prójimo tiene un gran poder, por eso debemos superar la ofensa y perdonar hasta setenta veces siete, y entonces si, donde dos o más nos congreguemos en el nombre de Jesús, ahí Él obrará los milagros que le pidamos.

Ahora quiero introducirme a nuestro mensaje de hoy, acompáñeme a la Biblia por favor.

Gálatas 5:14-15 “En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: Ama a tu prójimo como a ti mismo. 15 Pero si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros.” (NVI)

El Apóstol Pablo va más allá y nos confirma que toda la Biblia se resume en como amamos o tratamos a nuestro prójimo. Como lo hemos dicho muchas veces, el amor a Dios se demuestra amando al prójimo.

En especial, el prójimo congregacional tiene tanta importancia para Dios y debe tenerla para nosotros, que debemos aprender a demostrarle con acciones, con hechos y actitudes ese amor, de aquí que este mensaje lleva por título: Demostrando mi amor al prójimo.

I. TRATARLOS COMO QUIERO QUE ME TRATEN

Una de las primeras cosas que debemos pensar en el trato a nuestro prójimo es lo que Jesús enseñó en el Libro de Mateo:

Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”

Todos ofendemos muchas veces y la mayoría de ellas son sin querer, y no nos gusta que la gente se enoje o se enfade con nosotros sin que sepamos por qué. O si nosotros nos equivocamos, nos gusta decir “Bueno, ya, fue sin querer, no es para tanto”, nos gustaría que la gente nos entendiera, que supiera como estamos por dentro, que estamos pasando, tal vez nos está yendo mal y quisiéramos que la gente en automático dijera: “Déjalo, no importa, no pasa nada, te entiendo.”

Bueno, pues eso es lo que debemos pensar cuando alguien hace algo equivocado que nos ofende o nos lastima.
A todos nos gusta que la gente nos trate bien, con cordialidad, con alegría, con respeto, que se interese en nosotros, etc., entonces, eso hagamos con nuestro prójimo congregacional.

II. AMEMOS A NUESTROS ENEMIGOS

La segunda cosa que debemos hacer es extender nuestro amor hasta nuestros enemigos, a quienes nos persigan, calumnien o aborrezcan.

Mateo 5:43-46 “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?”

Una manera de demostrar que somos hijos de nuestro Padre Dios es esta: Amar al que nos aborrece, al que nos maldice y nos persigue incluso. ¿Por qué? Porque eso hace Dios, y si somos de su misma naturaleza y nos queremos parecer a Él, esto debemos hacer.

Amar al que nos ama y nos trata bien, no nos da recompensas celestiales, que yo traduzco en bendiciones, lo que atrae las bendiciones de Dios sobre nuestras vidas es comportarnos como verdaderos hijos de Dios y no solo de palabra, sino de hecho.

Así que cada ofensa que te hagan en la iglesia es una oportunidad que te da el cielo para hacerte acreedor de sus bendiciones.

No abuse de la gracia para estar ofendiendo todo el tiempo.

No piense que usted puede estar ofendiendo a su prójimo congregacional una y otra vez y que no pasa nada.

Tito 3:10-11 “Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, 11 sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio.”

La persona que está permanentemente ofendiendo a la gente o pelando con la gente de la iglesia o hablando mal de la gente, chismeando y murmurando, está amenazando la unidad de la iglesia, y por eso dice, amonéstalo, enséñale dos veces y si no quiere entender, deséchalo.

Aquí podemos ver la importancia que tiene la unidad en las iglesias desde el siglo primero, porque Dios las plantó, a través de Pablo y los discípulos, para que se extendiera su Evangelio y la gente conozca verdaderamente quien es Jesús el Hijo de Dios, se arrepienta de sus pecados y pueda ser salva.

III. PROCUREMOS ESTAR EN PAZ CON TODOS

La tercera cosa que debemos hacer para demostrarle amor a nuestro prójimo es buscar siempre estar en paz con todos.

Romanos 12:18 “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.”

Pero estar en paz con todos no solo implica que nosotros no ofendamos o no nos enojemos con nuestro prójimo, sino que Dios nos dice que si nuestro prójimo está enojado con nosotros, debemos ir a buscar estar en paz con él.

Mateo 5:23-24 “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”

Aquí nos enseña que las ofensas se deben aclarar rápido, tan rápido que no pase de una ofrenda a otra en que ya estés arreglado y esto me dice que de una semana a otra, antes de que tengas que volver a traer ofrenda ya debería estar arreglado esa ofensa o al menos haberlo intentado, pues para que haya ofendas se requieren mínimo dos y para que la reconciliación se de, también se necesitan dos.

IV. NO SEAMOS CRITICONES

Una cuarta cosa que debemos hacer es no ser criticones y juiciosos.

Mateo 7:1-5 “No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”

Este punto se explica solo con estos versículos. Lo que hagas en oculto Dios lo sacará a la luz sobre tu vida. Lo que sembremos eso cosecharemos. Según juzguemos a las personas seremos juzgados.

V. PREDIQUEMOS LAS BUENAS NUEVAS

Jesús nos enseñó una manera muy especial de demostrarle nuestro amor al prójimo, para lo cual voy a unir dos enseñanzas de nuestro Señor Jesús:

Juan 15:12-14 “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. 13Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.”

Mateo 28:19-20 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Primero, Jesús manda a sus discípulos a amarse unos a otros, les enseña a dar la vida por sus amigos y les enseña como ser amigos de Jesús: Haciendo lo que él mandó, en otra palabra: OBEDECIENDO.

Cuando alguien obedece fielmente en su corazón lo que Jesús enseñó, Jesús se hace su amigo, ya no lo trata solo como siervo, sino lo eleva al nivel de amigo. Después de esa enseñanza les dijo: Vayan y enséñenle a los futuros discípulos a obedecer todo lo que he mandado, para que también ellos algún día sean mis discípulos y después mis amigos.

Hay una recompensa preciosa al ser amigo de Jesús:

Juan 15:15 “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.”

Dios te revelará a tu corazón todos los planes que Él tiene para ti y los tuyos, lo que te hará caminar en paz y confianza, pues Él tiene el control de tu vida.

MINISTRACIÓN

Póngase a pensar a cuanto tiene que perdonar para hacerse un verdadero discípulo de Jesús y después hacerse su amigo. Estemos dispuestos a formar una congregación unida en amor y en el perdón, para que la fe de los muchos, provoque la presencia de Jesús en medio de nosotros y todo lo que le pidamos Él lo haga, haya tantos milagros que la gente venga a ver, se arrepienta y Jesús les de salvación, vida eterna y una nueva manera de vivir, ¿qué le parece?

© Luis David Meza. Todos los derechos reservados.
Plenitud en Cristo, Centro Formación, A,C.

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Luis David Meza
Autor
Luis David Meza
Plenitud en Cristo es una iglesia fundada el 25 de octubre de 2009 por los pastores Luis David Meza y Olga Meza. Somos una iglesia bajo la gracia, que anuncia el mensaje de la justicia de Cristo y su favor inmerecido por fe.

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