Las uñas enterradas: Heridas emocionales

Luis David Meza

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Las uñas enterradas

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Las uñas enterradas: Heridas emocionales

MENSAJE CENTRAL

Hoy Dios nos quiere hablar de cómo las pequeñas cosas o las cosas que no se ven pueden tomar el control de nuestra vida, alejarnos de nuestra asignación y propósitos, y no dejarnos disfrutar lo que Dios nos da.

Introducción

Déjeme contarle cómo nació este mensaje.

Hace unos días sentí un dolor en mi pie izquierdo, más precisamente en uno de los dedos y, más precisamente, en el dedo gordo. Había tocado con mi pie el borde de la cama, pero el dolor que sentí fue como si alguien me hubiera pisado fuertemente. Ahí descubrí que tenía una uña enterrada.

El dedo gordo se hizo más gordo, se hinchó, se puso rojo, y cualquier toquecito que le diera con algo, con el zapato, con la cama, con lo que fuera, él me recordaba que por ese tiempo él estaba al mando.

Así es, todo lo que tenía por hacer le tenía que pedir permiso a mi dedo gordo, hinchado y enrojecido, si podía y si él quería.

Muchas cosas me dijo que no: “¡No ves que me duele!” –me decía–. Otras solo me dio permiso de hacerlas siempre y cuando no sintiera dolor. En otras, en cuanto sintió dolor, me dio la orden de abandonar esa actividad.

Estaba impactado, como una cosa tan pequeña y casi invisible estaba tomando el control de mi vida.

Por unos días, mientras curaba la uña enterrada y esta iba sanando, yo me daba cuenta de que iba dejando de darme tantas órdenes y podía hacer yo mi vida más plena y, sobre todo, disfrutarla. Hasta que un día sanó por completo: tocaba mi dedo gordo y ya no me dolía, podía ponerme cualquier zapato y hacer todas mis actividades. La uña había perdido el control de mi vida y otra vez lo tenía yo.

Al siguiente día, por la madrugada, todavía no amanecía, vino a mi mente lo que dio origen a este mensaje: Cómo se parecen las uñas enterradas a las heridas emocionales del corazón.

I. Dios no nos diseñó con uñas enterradas

Todos, de una manera u otra, hemos tenido “uñas enterradas”. Nos han lastimado porque los adultos que nos cuidaban no fueron perfectos, ni lo son. Pero eso es lo menos importante.

A mí no me interesaba más el cómo se había enterrado esa uña en mi dedo que el cómo le hacía para sanarla.

Mucha gente no le dedica tiempo a sanar su corazón herido porque pasa demasiado tiempo buscando a los culpables o perdiendo energía y paz al permanecer enojados o frustrados contra los que le enterraron la uña. Otros creen que la vida está bien vivirla con una uña enterrada en el pie.

El diseño original no lleva uñas enterradas.

Algo de lo que tenemos que estar seguros es que, en el diseño original de Dios, no está el vivir con heridas en el corazón. Por eso Isaías, que profetizó setecientos años antes que vendría el Mesías, nuestro Señor Jesús, y a qué vendría, dijo:

Isaías 61:1 (NVI) “El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros.”

Estas son los cuatro propósitos principales por los que Jesús vino a la tierra. Si sigue leyendo ese capítulo de Isaías, se dará cuenta de que hay más propósitos. Pero hoy nos concentraremos en el segundo propósito: “Me ha enviado a sanar los corazones heridos.”

Que tú y yo tengamos uñas enterradas a lo largo de nuestra vida no es el asunto. El asunto es que debemos atenderlas para que sanen. Que tú y yo tengamos herido el corazón por el abuso, el desprecio o el abandono no es el asunto. El asunto es que, si Jesús ya vino a sanar tu corazón herido, esas heridas deben estar sanadas en Cristo para que puedas cumplir y disfrutar el propósito que Dios te ha dado aquí en la tierra.

II. Las heridas cicatrizan como complejos emocionales

Las heridas emocionales suelen endurecerse y convertirse en complejos que hacen que las personas se sientan inseguras e inferiores a los demás. Otras suelen sentirse superiores a los demás y otras más suelen mostrarse atormentadas, amargadas o incómodas con las diversas circunstancias de su vida. Esto les impide llevar a buen término las relaciones con personas importantes en su vida: cónyuge, hijos, padres, familia, amigos, compañeros o colaboradores.

Dicho de otra manera: los complejos influyen negativamente sobre el comportamiento de las personas y su vida en general.

III. Ejemplo de Abraham: Dios quiere sanarnos para que hagamos nuestro propósito

Eso hizo Dios con Abraham. Abraham tenía una uña enterrada: la vergüenza de no tener hijos. Un día, narra el capítulo 18 del Libro del Génesis, Dios se le aparece en el encinar de Mamre con dos varones más. Ahí le pide que vaya a Sodoma para saber si ya la puede destruir por toda la maldad que había en ella y porque no se habían arrepentido de su pecado.

Pero antes de mandarlo a hacer su propósito, Dios le quita la vergüenza y le avisa que de aquí a nueve meses Sara, su mujer, tendrá un hijo de él.

Primero Dios le sanó la herida de la vergüenza y el desprecio que sentía por no poder tener descendencia. Después lo envió a hacer su propósito.

Dios sabe que, si quiere que nos concentremos bien en hacer su voluntad, primero tiene que sanar las uñas enterradas de nuestro corazón.

IV. Heridas sanadas hacen personas de carácter fuerte

El tema principal no es si tienes hoy uñas enterradas, sino si estás dispuesto(a) a sanarlas.

Proverbios 4:23 (NTV) “Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.”

Un corazón sano te permitirá hacer tu asignación y disfrutar el proceso mientras cumples los propósitos de Dios en tu vida y en tus generaciones.

Ministración

Reconoce en esta hora tus heridas y los efectos de ellas para que se las puedas llevar a Jesús y Él sane tu corazón herido.

Deja de recibir órdenes de una uña enterrada y entrega esas cargas al Señor. A eso vino también: a sanar las heridas de tu corazón.

Deja tus cargas emocionales en Él, toma su yugo y su carga. Métete bajo su señorío, haz su obra, y esto te hará descansar. Además, estarás buscando su Reino y su Justicia, y todo lo demás que necesites te será añadido.

© Luis David Meza. Todos los derechos reservados.

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Luis David Meza
Autor
Luis David Meza
Plenitud en Cristo es una iglesia fundada el 25 de octubre de 2009 por los pastores Luis David Meza y Olga Meza. Somos una iglesia bajo la gracia, que anuncia el mensaje de la justicia de Cristo y su favor inmerecido por fe.

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