La carne debe morir

Luis Alberto Coria

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La carne debe morir definitivamente

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Prédica Cristiana Predica de Hoy: La carne debe morir definitivamente

Introducción

La carne debe morir definitivamente

Hoy estaremos escudriñando nuestra Biblia en el libro de Ester, es allí que leemos que tan pronto como Amán empieza a ejercer poder desde un lugar destacado.

Vemos también que de inmediato se levanta contra Mardoqueo; ambos chocan en seguida porque Amán era enemigo de los judíos, y en todo el relato leemos que la característica de Amán fue el odio hacia los judíos, y tenemos la explicación de este sentimiento cuando leemos que “Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir” Ester 3:8.

En otras palabras, estamos diciendo que hay un pueblo que obedece a un principio de vida diferente, de la misma manera que cuando el Espíritu Santo habita en el hombre éste se ve de inmediato sometido a un gobierno diferente, a una manera distinta de pensar y actuar, y también a una exigencia diferente; así es como estos judíos obedecían a un principio diferente debido a que son el pueblo de Dios, y es como debemos hacerlo nosotros, pues también somos parte del pueblo de Dios.

Este hombre era tan estratega como lo es la carne en nosotros y despliega toda su estrategia por mantenernos sometidos a la esclavitud del pecado; y en este día vamos a hablar sobre la manera de obrar Dios para quitarle un control al hombre que no debe tener y colocar en su lugar al que sí debe de tenerlo, esto es, en el lugar de máxima autoridad; el motivo por el que tenemos muchos problemas como cristianos, incluso después de haber nacido de nuevo, es que la carne se opone sutil y astutamente a todo lo que Dios intenta hacer en nuestras vidas.

Leamos la Palabra de Dios

La carne debe morir definitivamente

Gálatas 5:17-16 “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”.

La carne debe morir

En esta historia vemos que Amán va a convencer al rey para que, en su beneficio, elimine a este pueblo, vemos allí como se convierte en el poder oculto tras el trono, pero que controla al rey; y de la misma manera nos encontramos en nuestras vidas que la carne se esfuerza continuamente por anular el control del Espíritu Santo y hacer que andemos tras el principio de servirnos a nosotros mismos, siendo egoístas y satisfaciendo nuestros propios deseos, algo que prevalece en el mundo que nos rodea ya que “el mundo entero está bajo el maligno” 1 Juan 5:19.

Amán consigue convencer al rey para que le de el anillo que es la marca de autoridad y poder, y que escriba un edicto que destruya a los judíos, que pasa, que el rey cree que Amán es su amigo y le palmea la espalda, felicitándose a sí mismo por ser tan inteligente.

También nosotros nos creemos muchas veces que fuimos inteligentes al defender nuestros propios derechos y no permitir que nadie nos atropelle; estamos seguros de haber actuado bien y nos felicitamos por tener el control sobre una situación determinada; pero al mismo tiempo no somos conscientes de que en nuestra insensatez hemos hecho justamente lo que seguirá haciendo estragos en nuestras vidas y nos dejará a merced del enemigo mortal que llevamos en nuestra interior: La carne.

Pero también hallamos cómo empieza Dios a actuar; Mardoqueo se siente decaído, pues lo primero que hace el Espíritu cuando empezamos a andar en la carne, es darnos una sensación de inquietud, un sentimiento de aflicción que sentimos en lo más hondo de nuestro ser y que resulta difícil definir; sabemos que algo no anda bien, pero no sabemos qué es.

En la historia vemos que Ester se da cuenta de la angustia, pero como no sabe qué hacer, le manda una muda de ropa, pretendiendo que eso solucione el problema; es así que muchas veces cuando nos sentimos afligidos y angustiados por causa de nuestras actitudes y nuestras actividades, pensamos que algún cambio superficial resolverá el problema, asumiendo que el problema tiene relación con lo que hacemos y no con lo que somos; y entonces salimos a comprarnos ropa hasta llenar el placard pensando que con la ropa cubriremos las faltas que nos han sido descubiertas.

Mardoqueo envía un mensajero para convencer a Ester de que hay un grave problema, y cuando se entera de todo se preocupa y no sabe qué hacer, entonces Mardoqueo le envía otro mensaje diciendo: “Es necesario que vayas a ver al rey”; el problema esta en que el rey se de cuenta de que Amán no es su amigo, de la misma manera que el problema en nuestra vida es conseguir que creamos de verdad en Dios cuando nos advierte que los principios de la carne no son nuestros amigos y no están de nuestra parte, y para esto nosotros también “debemos ir a ver al Rey”.

Cuando somos obstinados, agresivos e impacientes, cuando vemos en nosotros lo que caracteriza a la carne, no estamos obrando a favor de nuestros propios intereses aunque nos creamos que sí, pues estamos convencidos que es el Señor quien nos da la autoridad, la fortaleza de carácter y otras cosas; pero tenemos aquí el caso de un rey engañado que no se ha dado cuenta que el que supone es su mejor amigo, en realidad es su peor enemigo.

Si crees que por ti mismo vas a poder hacer algo por superar la estrategia y la inteligencia del diablo, estás equivocado; él te manipulará y te vencerá, se colocará detrás de ti y te atrapará, para terminar derrotado tal como nos enseña Romanos 7, “Si creemos que somos capaces de vencer a la carne contando solo con nuestra fuerza de voluntad, estamos perdidos desde antes de comenzar la batalla”.

Esta es una de las cosas más difíciles de entender de la vida cristiana, es lo que más nos escapa cuando pretendemos entenderlo, no nos damos cuenta de que hemos llegado al final de nosotros mismos y que es preciso morir a nuestros propios recursos para poder enfrentar la carne, pero es algo que no podemos hacer solos; no podemos hacerlo apretando los puños o los dientes, o decidiendo que ya no vamos a actuar de una manera determinada.

Más adelante vemos que “cuando vio a Mardoqueo a la puerta del palacio del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira contra Mardoqueo” Ester 5:9, fue porque la carne no admite la serenidad del Espíritu, pues cuando la carne en nosotros se vanagloria, volviéndose soberbia y orgullosa, y nos felicitamos a nosotros mismos por la manera en que hemos defendidos nuestros derechos y cómo hemos sido capaces de manipular las cosas para que salgan tal como queremos, hay Uno que no se deja impresionar, y es el Espíritu Santo.

El Espíritu no se deja intimidar por nuestra inteligencia egoísta, y esto es lo que irrita a Amán y le saca de sus casillas, diciendo: “No puedo vivir así, no puedo soportarlo”, y su mujer le contesta: “Si te estorba, líbrate de él”; ¿No es eso actuar siguiendo los dictados de la carne?, si algo les estorba para satisfacer su ego o sus aspiraciones, con quitarlo de en medio, aún sin mirar la forma, queda todo solucionado.

El rey averiguó que ciertos hombres habían tramado un complot en su contra, y también leyó que Mardoqueo lo había averiguado y había informado de ello, y fue gracias a él que comenzó la liberación, porque allí descubrió el rey quién era su verdadero amigo, pero también vio que no había hecho nada por honrar a Mardoqueo.

Cuando el rey llega a este punto, llamó a quien estuviera en el patio y quién vino, ¡Amán!, y el rey le pide consejo: “¿Qué se hará al hombre a quien el rey desea honrar?”; a propósito, ¿se enteró de que hubo Uno que ocupó su lugar, muriendo en el lugar que le hubiese correspondido a usted, luchando en contra de todos los poderes de las tinieblas y del infierno por su causa, entregando su vida a su favor?, ¿y se ha dado usted cuenta de que no ha hecho usted nada por honrarle, ni por darle las gracias?.

La carne sabe con quién trata y Amán cree, pues su ego así se lo indica, que el favorito del rey era él, y entonces le dice: “Si realmente quieres honrar al hombre en quien te deleitas, dale tu corona, tu vestidura, tu autoridad, todo cuanto eres y colócale sobre tu caballo”, a lo que el rey le contesta: “Amán, eso es perfecto, búscalo y hazlo por Mardoqueo”.

¡Y tiene que hacerlo!, tiene que pasar por esa situación humillante, pero al hacerlo su corazón está lleno de ira y envidia contra este hombre; la lección es que es la carne la que toma esta actitud, y que también hará cualquier cosa para sobrevivir, incluso haciéndose religiosa, irá a la iglesia, cantará, predicará, distribuirá los tratados, dará testimonio y hará cualquier cosa para sobrevivir; pero la carne debe morir definitivamente en el cristiano

Mardoqueo ocupa ahora un puesto de poder y esto representa la plenitud del Espíritu, y cuando ha llegado al poder en este reino todo empieza a cambiar y se emite otro decreto permitiendo a los judíos luchar en contra de sus enemigos y matarlos.

Al igual que en Romanos 8 se nos dice que la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús ha sido proclamada, liberándonos del pecado y de la muerte, y cuando actuamos en obediencia a esta nueva ley, actuando en contra de los enemigos que se introducen en nuestra propia vida, negándonos a reconocer su poder; descubrimos que la ley del Espíritu de vida en Cristo nos eleva y nos da la victoria y el poder sobre aquellas cosas en las que antes habíamos fracasado.

Y finalmente podemos ver al mismo rey y al mismo reino, al igual que usted sigue siendo la misma persona, viviendo en la misma casa, con la misma familia y entre la misma gente, trabajando en lo mismo, pero con un gobierno diferente y una conducción distinta; Mardoqueo se encuentra ahora en el trono, y el Señor esta ahora en el trono de tu vida.

Conclusión

A modo de conclusión quisiera leerles un pequeño pasaje de Romanos que resume lo que el Señor esta diciendo en este día:

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” Romanos 8:1-4.

© Luis Alberto Coria. Todos los derechos reservados.

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Luis Alberto Coria
Autor
Luis Alberto Coria
Mi nombre es Luis Alberto Coria, soy un Pastor jubilado. Estoy casado con Nora Griselda Correa; tenemos cuatro hijos. Tuvimos una iglesia en Córdoba, Argentina, que formaba parte del ministerio El Nuevo Pacto. Somos fieles seguidores de la palabra de Dios.

1 comentario en «La carne debe morir»

  1. Aleluya aleluya su escritura pastor Coria es una escritura superior usted tienen una unción de lo alto sus predicas son como si fueran directamente desde el mismo cielo a el mundo siga así pastor usted a cambiado muchas vidas donde vivo y ya son tres IGLEISAS las que son sostenidas con sus predicas

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