¿Qué voz escuchas tú? | Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Gálatas 3:1
INTRODUCCIÓN
Historia de un perro pródigo.
Supe de la historia de un perro y su amo. Un día fueron al campo a pasear y cuando se bajaron del coche, el amo esperaba que su perro se comportara como siempre, muy obedientemente, pero el perro, al ver toda esa llanura verde llena de árboles corrió del estacionamiento hasta donde comenzaba todo ese parque de diversiones. El amo le gritó que se detuviera y el perro se detuvo.
El hombre suspiró, porque de hecho el perro era de su esposa y él selo había llevado a ese lugar sin permiso. El perro comenzó a mirar al amo y al bosque, al amo y al bosque, mientras el amo le gritaba que se quedara quieto, parecía que “otras voces” le decían al perro que se arrancara a correr, era una tierra prometida canina.
Y en un instante, el perro corrió hacia el bosque a toda velocidad, el amo, ya un señor de cierta edad, corrió tras él desgañitándose para que se detuviera, pero “firuláis” (usaremos ese nombre para proteger la identidad de nuestro perro pródigo), corrió y corrió hasta que desapareció de la vista de su amo. Este hombre “temía por su vida” pues su esposa “lo mataría” si regresara a casa sin él.
El amo se sentía ya agotado y las piernas no le daban ya más, cuando al subir una colina, lo vio, que estaba siendo sometido por un perro más grande, después se fue a acostar bajo la sombra de un árbol, jadeando con la lengua de fuera y una mirada como de “No debí haberlo hecho” o algo así.
Le cuento esta historia porque me pareció que es muy similar a lo que le paso al pueblo de Dios cuando iban a entrar en la tierra prometida, Dios les dijo:
“Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. 7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josué 1:6-8
La Nueva Versión Internacional dice:
“Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.”
El pueblo de Dios estaba a punto de entrar a la conquista de la Tierra Prometida, la tierra de sus sueños, y Dios les dijo cuáles serían las voces que debían escuchar para asegurarse que les fuera bien, para prosperar y tener éxito en todo lo que emprendieran. Y las voces que debían escuchar eran las de su Palabra.
Dios les dio una orden: Lee mi Palabra. Igual que a Josué, Dios te dice a ti y a mí, que si queremos prosperar y tener éxito, debemos oír la voz de su palabra, Dios nos dice: Lean mi palabra.
La pregunta que reflexionaremos al final del mensaje es: y tú ¿Qué voces estás oyendo? De aquí que a este mensaje le puse por título: ¿Qué voz escuchas tú?
I. LA BIBLIA ES LA VOZ CORRECTA
Acompáñeme a la Biblia para ver lo que el Apóstol Pablo le está enseñando a Timoteo lo que deben significar las Escrituras en su vida. Escuche el contexto general.
“mientras que esos malvados embaucadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Pero tú, permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste. 15 Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, 17 a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.” 2 Timoteo 3:13-17 (NVI)
Primero está hablando de dos tipos de personas, unos que son embaucadores y engañadores, a los cuales les va a ir de mal en peor y otros, como Timoteo, que son firmes en lo que han aprendido, porque lo han aprendido de las Escrituras.
Dice el Apóstol Pablo que las Escrituras te pueden dar la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Y después nos dice que es útil para enseñarnos, para reprendernos, para corregirnos y para instruirnos en toda justicia.
La Biblia te enseña cómo vivir, como salir de tus problemas, como tratar a las personas de tu alrededor, como tratarlo a Él, quien eres para Dios. Te enseña todo lo que necesitas para conquistar la Tierra de tus promesas, para ti y tus generaciones.
Inspiración divina.
Dice que toda la Escritura está inspirada por Dios y lo debemos de creer, pues se escribió por más de 40 personas diferentes, de 20 países diferentes, con oficios de soldados, campesinos, pastores y pescadores, en sitios como palacios, tiendas y cárceles, durante 1,600 años, dieciséis siglos, donde prácticamente no se conocían entre sí, y todo habla de un tema central: Cristo y tu salvación. Habría sido imposible que esto se pudiera hacer si no hubiera detrás una mente y un diseñador.
Este libro contiene más de trescientas profecías cumplidas en Cristo. Imagínate si hubiera un libro que hubiera profetizado las dos guerras mundiales, la caída del socialismo, el temblor del 86 en México y el Tsunami de hace algunos años, le creeríamos, ¿no cree?
Tienes que creer que la Biblia es la voz de Dios y que está diseñado para hablarte al oído y decirte lo que tienes que hacer para prosperar y tener éxito, para que puedas conquistar la tierra prometida para ti, que son los sueños de tu corazón.
II. OIRÁS A JESÚS O A LAS DIFICULTADES
Quiero darle un ejemplo de lo que le estoy diciendo:
“Ese día al anochecer, les dijo a sus discípulos:—Crucemos al otro lado. 36 Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas. 37 Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse. 38 Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron.—¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos? 39 Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:—¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.40 —¿Por qué tienen tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Todavía no tienen fe? 41 Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: —¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen? Marcos 4:35-41 (NVI)
Note que ellos pusieron sus ojos en la tormenta y no en las palabras de Jesús. Jesús les dijo: Crecemos al otro lado, no les dijo intentemos cruzar a ver si el mar y las tormentas nos dejan. No, él les dijo: Crucemos al otro lado, por eso les dice: Todavía no me creen?
Nada ni nadie se puede interponer a la voz de Jesús.
Las Escrituras son la voz de Jesús, y tú ¿A quién vas a escuchar, a Jesús o a las dificultades de tu vida?
III. LO QUE OYES DETERMINA LO QUE HABLAS
Lo que oyes determinará lo que hablas.
“No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.34 Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.” 1ª Corintios 15:33-34
La gente pasa, aun sin querer, más tiempo oyendo al diablo que a Jesús, eso en voz de las noticias, de las redes sociales, de las personas que no creen en Jesús, todo el tiempo oyendo las cosas malas que pasan, lo que el diablo influencia, lo que los pecadores comparten y la gente se llena de miedo, de temor, de inseguridad, pero es que la buena costumbre de oír el Libro de Dios para que todo te salga bien y seas prosperado, se ha ido.
Aquí el Apóstol Pablo les da “un gancho al hígado”, cuando les dice: porque algunos no conocen a Dios, para su propia vergüenza se los digo.
“¡Gálatas torpes! ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha sido presentado tan claramente? 2 Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? 3 ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos? 4 ¿Tanto sufrir, para nada? ¡Si es que de veras fue para nada! 5 Al darles Dios su Espíritu y hacer milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con que han aceptado el mensaje? 6 Así fue con Abraham: «Le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia.»” Gálatas 3:1-6 (NVI)
La Biblia dice que nadie puede nacer de nuevo si no nace del agua y del Espíritu. Si ya naciste del Espíritu Santo, el Apóstol Pablo nos lleva a la reflexión si vamos a continuar con esfuerzos humanos. Y eso es lo que pasa cuando dejas de leer con amor y pasión tu Biblia, para escuchar permanentemente la voz de Jesús.
Tienes que cambiar la manera en la consideras a tu Biblia. Tú Biblia es la voz de Jesús para ti. Tú Biblia es la voz de Dios para que tú puedas tener éxito y prosperar. Pero debes oírla con una pasión especial, debes oírla con una expectativa de que a ti te va hablar Jesús y te va a decir cosas muy específicas solo para ti.
Para discernir bien tus pensamientos.
“Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4:11-12 (NVI)
Necesitas oír la voz de Dios para que te ayude a discernir si lo que vas a hacer o a decir es su voluntad o son tus emociones. La voz de Dios te va a partir el alma para que esas cosas que haces las deje de hacer y lo que no haces lo puedas hacer.
IV. JOSUÉ OYÓ LA VOZ DE DIOS Y CREYÓ
Josué oyó la voz de Dios en el verso 6 y 7, cuando Dios le dijo que le dijera al pueblo que ellos heredarían la tierra que había jurado a sus padres que les daría y en el verso 10, Josué se pone en acción:
“Entonces Josué dio la siguiente orden a los jefes del pueblo: 11 «Vayan por todo el campamento y díganle al pueblo que prepare provisiones, porque dentro de tres días cruzará el río Jordán para tomar posesión del territorio que Dios el Señor le da como herencia.»” Josué 1:10-11 (NVI)
Josué le creyó a Dios y no dudó, como Sara que le dijo: Es que ya soy grande, o Moisés cuando le dijo: Es que soy tartamudo, o los discípulos cuando le dijeron a Jesús que no tenían suficiente dinero para alimentar a toda esa multitud. Josué le creyó a la primera, no dudó, porque estaba cerca de su voz, estaba cerca de su Biblia, meditaba en ella de día y de noche. Josué tenía solo los primeros cuatro libros y parte del quinto. Tú tienes 66 Libros que son la voz de Jesús.
CONCLUSIÓN
La voz que elegimos escuchar define nuestro destino. Así como el perro pródigo de la historia ignoró la voz de su amo y terminó agotado y vulnerable, así también nosotros, cuando prestamos más atención a las voces del mundo que a la voz de Dios, nos encontramos en caminos inciertos, sin dirección y sin la paz que solo Él puede dar.
La pregunta es clara: ¿Qué voz estás escuchando?
Dios nos ha dado su Palabra como guía segura. La Biblia no es un libro más, sino la voz viva del Señor que nos instruye, nos corrige y nos prepara para enfrentar la vida con fe y valentía. Josué lo entendió y no titubeó en obedecer; Timoteo lo comprendió y permaneció firme en lo aprendido. La historia del pueblo de Israel, los discípulos en la tormenta y el testimonio de tantos hombres y mujeres de fe nos enseñan una verdad incuestionable: escuchar la voz de Dios es la clave para la victoria.
El perro de nuestra historia, si pudiera hablar, diría: “Cuando me alejo de la voz de mi amo, las cosas no salen bien.” ¿No es lo mismo que nos pasa a nosotros cuando nos alejamos de la voz de Dios? Nos sentimos confundidos, débiles, atrapados en circunstancias que podríamos haber evitado si hubiéramos prestado atención desde el principio. Pero aquí está la buena noticia: todavía podemos regresar a su voz.
Hoy es el momento de decidir a quién prestarás atención. Si sigues escuchando las voces de la duda, el temor o el razonamiento humano, terminarás desgastado y sin rumbo. Pero si te acercas a la Palabra de Dios con el corazón dispuesto, Él mismo te hablará, te dará dirección y te fortalecerá para conquistar las promesas que ha preparado para ti.
Así como el perro de la historia, cada uno de nosotros debe reconocer que alejarnos de la voz de nuestro Amo solo nos trae dificultades. Es tiempo de regresar a Él, de tomar nuestra Biblia con pasión y expectativa, y de permitir que su voz guíe cada decisión, cada palabra y cada paso.
Escucha la voz correcta. Escucha la voz de Dios.
© Luis David Meza. Todos los derechos reservados.