Nuestra confianza esta en Jesús

Luis Alberto Coria

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Predicaciones Cristianas - La confesion

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Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Nuestra confianza esta en Jesús

Introducción

Nuestra confianza está en Jesús, es así desde que nuestros ojos y nuestro corazón se volvieron a Él, aprendemos a confiar en un Dios que lleno de amor vino a buscarnos para cambiar nuestra vida y llenarla de gozo y de paz; el tema es si verdaderamente sabemos en quien hemos confiado, si sabemos quién es Jesús y que hizo por nosotros.

Leamos la Palabra de Dios en Salmo 56:1-4Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; Me oprime combatiéndome cada día. Todo el día mis enemigos me pisotean; porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia. En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?”.

Cada día, cuando salimos de nuestra casa para ir a trabajar nos enfrentamos a ese mundo que está bajo el poder del maligno, Filipenses 2:15, es una batalla que debemos librar cada día con ese enemigo que nos acecha para hacernos retroceder en el camino del Señor y evitar que cumplamos el propósito que Dios tiene para nuestra vida.

Es una batalla a muerte en que toma parte el viejo hombre que aún existe dentro nuestro, esa parte de la vieja criatura de la cual no nos desprendemos como es nuestra vanagloria, nuestro orgullo, la soberbia o todo deseo de la carne, que aunque oculto sigue existiendo en nuestro corazón.

Deseos y pasiones que cuando tomamos contacto con el mundo vuelven a actualizarse y pretenden ocupar los primeros lugares en nuestra vida, aún cuando sabemos que “Todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (Filipenses 2:16-17).

Cuando enfrentamos lo cotidiano de nuestros días también debemos confrontar nuestra fe y vida cristiana con aquellos que por falta de conocimiento de la verdad de la Palabra de Dios, nos combaten y vituperan en medio de su soberbia, 1 Juan 5:19.

Es allí cuando debemos mostrar en dónde está nuestra confianza recordando las palabras de Pedro: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa en vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado” (1 Pedro 4:14).

Cuando hacemos que la palabra de Dios cobre vida en nosotros, simplemente confiamos y no tememos a los hombres o lo que puede sobrevenirnos, allí decimos: “En el día que temo, Yo en ti confío” pues sabemos que tenemos quien aboga por nosotros, 1 Juan 2:1, y por lo tanto no es necesario que seamos nosotros quienes nos enfrentemos al mundo si no es para ganar el mundo para Cristo.

Cuando la palabra de Dios cobra vida en ti “Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará. Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, Y tu sueño será grato” (Proverbios 3:23-24).

El enemigo nos ronda como león, 1 Pedro 5:8, y el mundo quiere hacernos retroceder en nuestro caminar hacia Jesús, por ellos es que Él nos dice: “Confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Cristo venció para que nosotros venzamos por Él, porque “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:5); nosotros creemos y sabemos que con Cristo somos más que vencedores, Romanos 8:37, pues nos hemos despojado del viejo hombre, Efesios 4:22, y he aquí que las cosas viejas pasaron, siendo toda nuestra vida hecha nueva, 2 Corintios 5:17, por la gracia y el amor de Jesucristo.

Sabemos que podemos confiar y que por medio de esa confianza saldremos triunfadores de toda lucha y de toda prueba, el tema ahora es reconocer la obra de Jesús a favor de cada uno de nosotros; el tema es saber todo lo que Él hizo para que hoy podamos confiar en la forma en que lo hacemos.

Leamos ahora Hebreos 9:23-24Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fueran purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios”, y luego en el 10:12Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”.

Por el pecado de Adán cayó toda la humanidad perdiendo la comunión con el Padre Celestial, Romanos 3:23, por esto fue necesario un sacrificio magistral, un derramamiento de sangre único y eterno para la redención de los pecados y obtener así la vida eterna, es por esto que vino Jesús, quien dejando su naturaleza divina se hizo hombre, “Aquél Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).

Dejó la gloria del Padre para habitar, sufrir y padecer como hombre todos aquellos dolores que debía sufrir la humanidad, sufrimiento que llegó a la muerte de cruz, solamente para que cada uno de nosotros podamos presentarnos reconciliados ante el Padre.

Cristo murió por nuestros pecados; conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3), lo hizo para hacer lo que ningún hombre podría y es destruir la barrera que nos separaba de Dios, el obstáculo que crea el pecado e impide la comunión con el Padre solamente podía ser removido por el Hijo.

Ahora tenemos una relación correcta con Dios, hemos sido reconciliados y salvados de su ira, ya nadie puede condenarnos pues somos libres de pecados por su sacrificio.

Muchos, aún siendo cristianos se sienten incapaces de acercarse a Dios y por eso es que piden al pastor, a los líderes o al grupo de intercesión que lo hagan por ellos; el mismo pueblo de Israel tomó esta actitud cuando le pidió a Moisés que intercediera por ellos; ya somos libres porque Cristo nos hizo libres y además somos aceptos para Dios.

Debemos reconocer la existencia de un solo mediador que no es el pastor, ni los líderes y ningún hermano, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5), por ello “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).

Fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:4), confirmando así que era todo aquello que afirmó ser: Hijo de Dios, Salvador y Señor puesto que “Fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:4), es así que Jesús murió para que nosotros vivamos, Juan 10:10.

Lo que debemos comprender es que la vida que el Señor nos entrega es para vivirla de un modo especial, es para vivirla como lo que realmente somos:

Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquél que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).

Por medio de Jesús te has convertido en todo aquello que dice la Escritura, eres un privilegiado, pero para que anuncies las virtudes de aquél que te entregó esa nueva vida, es por ello que debemos predicar el evangelio.

CONCLUSIÓN:

Ahora sabes en quién has depositado tu confianza, sabes que no se trata de una convicción humana sino que es el mismo Dios que se ha revelado a la humanidad para que ésta pueda ser salva.

Has visto que mientras que tu confianza este puesta en Jesús, tu vida va a cambiar para llevarte a la bendición, que a pesar de las pruebas y dificultades que seguramente tendrás en tu peregrinar en este mundo en que el enemigo se mueve permanentemente para hacerte retroceder, te basta el decir: “En el día que temo, Yo en ti confío” para que venga a tu vida la paz, Juan 14:27.

También conoces lo que Jesús ha hecho por ti, sabes que Él no tuvo límite en cuanto a su propio sacrificio para que tu obtengas el perdón de tus pecados y la vida eterna; Él lo hizo todo por amor y demostró ese amor dándolo todo.

Y tú, ¿Le estás dando muestras de tu amor por Él trabajando y sirviendo en su obra como Él te está pidiendo?, ¿Cuánto de ti estás sacrificando para hacer su voluntad? ¿Estás viviendo como lo que eres o lo sigues haciendo como cuando estabas en tinieblas?.

© Luis Alberto Coria. Todos los derechos reservados.

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Luis Alberto Coria
Autor
Luis Alberto Coria
Mi nombre es Luis Alberto Coria, soy un Pastor jubilado. Estoy casado con Nora Griselda Correa; tenemos cuatro hijos. Tuvimos una iglesia en Córdoba, Argentina, que formaba parte del ministerio El Nuevo Pacto. Somos fieles seguidores de la palabra de Dios.

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