En este sermón para predicar, exploramos cómo encontrar nuestra identidad en Dios transforma nuestras vidas y nos reconecta con el Padre Celestial. Descubre cómo restaurar esa relación y disfrutar de los beneficios que solo Él puede ofrecerte, asegurando tu ciudadanía en los cielos.

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Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Encuentra Tu Identidad en Dios

Predica Cristiana Lectura Bíblica: Efesios 2:11-19

Introducción: Busca Tu Identidad

El ser humano necesita saber quién es y cuál es su verdadera identidad. Estudios médicos han demostrado que toda persona necesita conocer quién es realmente para cerrar ciertos ciclos en su vida que permanecen abiertos, aunque no se hablen de ellos. Por eso, es importante que quienes han sido adoptados conozcan la verdad sobre su situación y su verdadera condición para cerrar esos ciclos internos.

El espíritu natural del ser humano también siente esta necesidad. Aunque en la escuela se enseña que la diferencia entre el hombre y los animales es el razonamiento, podemos ver que el hombre siempre ha sentido una necesidad de adorar. Esto lo ha llevado a adorar al sol, las estrellas, el fuego, y muchas otras cosas. Como dice Jeremías 2:27: “Dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado…; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos“. Sin embargo, no se conoce ninguna criatura en el reino animal que sienta esta necesidad o que se humille ante algo en forma de adoración.

Esta necesidad de adorar se comprende al entender la separación que produjo el pecado en el huerto del Edén. Esa separación alejó al hombre de su Padre y Creador. Quienes no han recibido a Jesús como su Señor y Salvador mantienen este círculo abierto, una necesidad insatisfecha en su interior. Necesitan conocer su verdadera identidad para restablecer su relación con el Padre.

Leamos en Efesios 2:11-19:

“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión… Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo… Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades… para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz… y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo…; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios“.

Recuperar la Identidad Perdida

Han pasado más de treinta años desde la dictadura militar en Argentina, que separó a muchas familias. Organizaciones de derechos humanos y agrupaciones han trabajado para restaurar estas familias, devolviendo a los hijos o nietos, o al menos determinando su verdadera identidad.

Hemos visto en las noticias cómo algunas personas que sufrieron la separación de su familia han logrado reencontrarse con sus seres queridos después de un largo peregrinar. Estas personas suelen decir que sentían algo abierto en su interior, una inquietud insatisfecha que los impulsaba a buscar información, personas, y todo lo necesario para saber quiénes eran realmente. Sentían un vacío de identidad.

El hombre natural sufre una inquietud similar. Este sentimiento lo lleva a buscar a su Padre, de quien fue separado por el pecado de Adán. Desde entonces, se produjo una ruptura familiar y se estableció una barrera de separación entre el Padre y la humanidad. Este problema es similar al que sufren los hijos de los desaparecidos de la dictadura. Sienten una inquietud que los lleva a buscar al Padre, pero a menudo lo buscan en lugares equivocados y son engañados por falsas doctrinas.

Como dice Efesios 4:14: “Son llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error“. Por eso, muchas personas caen en manos de grupos pseudoreligiosos, sectas, o iglesias donde no se predica la sana doctrina del Señor.

Hallando Nuestra Verdadera Identidad en Cristo

Hasta ahora hemos hablado de aquellos que no conocen su verdadera identidad y la buscan en lugares equivocados. Pero hoy el Señor nos habla de aquellos que, estando dentro de la iglesia y siendo participantes del evangelio de Jesús, todavía no han hallado su verdadera identidad. Es sorprendente que haya hermanos que, después de muchos años en el evangelio, aún no saben de quién son hijos y por eso no pueden disfrutar de los beneficios familiares que su Padre les ofrece.

En las clases bíblicas básicas, aprendemos que al recibir a Cristo como nuestro Señor y Salvador personal, obtenemos muchos beneficios. Entre ellos, los que provienen de la cruz, como la vida eterna (Juan 17:3), sanidad física (Isaías 53:4-5), libertad (Colosenses 2:14-15), prosperidad económica (2 Corintios 8:9), y restauración familiar (Malaquías 4:6). También tenemos beneficios prácticos como ser hijos de Dios y conocer a nuestro Padre (Juan 1:12), poder hablar con Él en oración (Santiago 5:17-18), y disfrutar de su presencia paternal (Salmo 65:4), además de integrarnos a la gran familia de la fe para ser edificados en amor (Salmo 133:1).

Nuestra Ciudadanía en los Cielos

Es fundamental saber quiénes somos y buscar nuestra identidad en los cielos, porque “nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Filipenses 3:20-21).

Es triste ver cuántos se pierden estos beneficios porque se cansaron de buscar, mientras Jesús les dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Otros no buscan a su Padre porque no desean obedecerle cuando les dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8).

Algunos se alejan de la familia de la fe por escuchar las mentiras del diablo. A ellos, el Padre les dice: “Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa” (Gálatas 5:7-9).

Restaurando Nuestra Relación con el Padre Celestial

Puede que hayas pasado mucho tiempo sin conocer tu verdadera identidad debido a la influencia de Satanás y sus mentiras (2 Juan 1:7-9). Pero ha llegado el momento de restaurar tu relación con tu Padre Celestial y convertirte en ese hijo de Dios para lo cual fuiste escogido.

Como dice Deuteronomio 7:6-8: “Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra… sino por cuanto Jehová os amó“. Él quiere darte sus beneficios, por lo tanto, “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:2). Pero también “sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado” (1 Juan 5:18) y en su ley debemos andar (Salmo 1:1-3).

Conclusión

Durante treinta años, las víctimas de la dictadura buscaron su identidad perdida y aún lo siguen haciendo. Y tú, ¿cuánto tiempo llevas buscando la tuya sin poder hallarla? ¿No te das cuenta de los muchos beneficios que te pierdes por tu rebeldía y falta de perseverancia? Tienes un Padre en los cielos que desea restaurar tu identidad, “porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:23).

Tienes un Padre que te escogió para que disfrutes de sus bendiciones: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar” (Jeremías 29:11-14).

Pero para todo esto necesitas saber quién es tu Padre, necesitas conocerle y comenzar una nueva vida con Él. Este es el momento en que puedes cerrar tus ojos y buscar su presencia para que la relación con tu Padre sea restaurada: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apocalipsis 3:20-21).

© Luis Alberto Coria. Todos los derechos reservados.

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