Tu lugar en Cristo

Luis Alberto Coria

Tu lugar en Cristo

Sermón para predicar que te invita a tomar tu lugar en Cristo, enfrentando al enemigo con fe firme. Aprende a dejar atrás el pasado y a vivir plenamente las bendiciones que Dios ya ha preparado para ti.

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Tu lugar en Cristo – Hundamos las Naves

Predica Cristiana Lectura Bíblica: Romanos 10:8-17; 1 Reyes 2:2-3

Tema: Tomando Nuestro Lugar en Cristo

Introducción

Muchas veces, los cristianos no disfrutan de las bendiciones ni viven en plenitud su vida espiritual porque no toman el lugar que les corresponde en Cristo. Al recibir a Jesús como Señor y Salvador, adquirimos una posición, pero nuestro enemigo común, el diablo, utiliza dos artimañas astutas para privar a algunos hijos de Dios de sus bendiciones y del propósito que Dios tiene para ellos.

I. Estrategias del Enemigo

La primera estrategia de Satanás es la exaltación del ego. Hace que los cristianos crean que son los mejores y merecedores de todo. En Génesis 3:4-6, la serpiente engañó a Eva diciéndole que sería como Dios al comer del fruto prohibido.

De manera similar, el diablo hace que algunos creyentes se vean a sí mismos como los mejores oradores, predicadores, o aquellos con los ministerios más grandes. Les hace creer que siempre están bien, aunque no sea cierto. Les hace pensar que los demás están equivocados o caídos espiritualmente, utilizando medias verdades y grandes mentiras, como lo ha hecho desde el principio.

La segunda estrategia es contraria; hace que los cristianos se sientan débiles e incapaces, menospreciándose a sí mismos. Esto los vuelve dependientes del pastor o de algún hermano, cuando en realidad pueden hacer las cosas por sí mismos, ya que la guía y el poder del Señor están sobre ellos.

El problema surge por la falta de fe y el desconocimiento de la Palabra de Dios, que es la que genera esa fe. Esto los lleva a depender de otros cuando el Señor mismo está dispuesto a ayudarlos.

II. Reconociendo la Voz de Dios

Reconociendo la Voz de Dios

A aquellos que caen en la primera estrategia, el Señor les habla para que dejen de lado la hipocresía, la rebeldía y la falta de sujeción. Les señala que la madurez espiritual, la humildad y la obediencia son la corona de todo desarrollo ministerial y plenitud cristiana (Deuteronomio 28:1-14).

Cuando un cristiano comienza a decir “Yo” en lugar de “El Señor”, debe revisar el nivel de su ego. Decir “lo sané” en lugar de “el Señor le sanó” indica que el ego se ha inflado y el enemigo está desplazando al Señor del primer lugar en su corazón. La solución es simple: madurez, humildad y obediencia.

El Ejemplo de Julio César

Pensando en la segunda estrategia que hace perder el tiempo a tantos cristianos, recordemos una historia de Julio César en la guerra de las Galias. Para evitar que sus soldados consideraran la posibilidad de retroceder, los llevó a lo alto de un acantilado y les mostró los barcos ardiendo en el mar, lo que les indicaba que no había forma de volver atrás. Esto les llenó de valentía, ya que comprendieron que su única opción era avanzar hacia la victoria o morir.

De la misma manera, es necesario que los cristianos sepan quiénes son y actúen como hijos de Dios, como hijos del Rey de Gloria (Salmo 24:8). No necesitamos nada nuevo de parte de Dios, ya que Él nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Efesios 1:3-4). Por lo tanto, estamos en condiciones de transitar el camino cristiano por nosotros mismos y como triunfadores.

IV. Enfrentando al Enemigo

El problema es que muchos caen en la estrategia del enemigo que les hace creer que son “muy nuevos en el camino” y no están preparados para la batalla. No se dan cuenta de que el enemigo ya ha sido vencido por Jesús en la cruz (Colosenses 2:14-15).

Otros, con más tiempo en el camino del Señor, tampoco asumen la posición correcta porque el diablo les hace creer que el poder de Dios está solo sobre unos pocos. Esto los vuelve dependientes, incapaces de batallar o pedir algo al Señor por sí mismos.

Pero “el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció” (2 Pedro 2:19-21). Aquí es donde debemos aplicar el ejemplo de Julio César. Como cristianos, debemos quemar las naves que nos puedan llevar de vuelta a la vieja vida. Debemos cortar todo nexo con el pasado pecaminoso y derrotista, para comprender que al poner nuestros pies en el camino del Señor, comenzamos la conquista de nuestra salvación y de las bendiciones de Dios.

La Batalla es Nuestra

Esta conquista nos llevará a enfrentar muchas batallas, y todas serán a muerte. Debemos enfrentar personalmente al enemigo que quiere destruir nuestra vida, salud y familia. Aunque tendremos pastores y hermanos que nos ayuden en oración, somos nosotros quienes debemos protagonizar la lucha. Debemos hacerlo con la seguridad de saber que “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31-32).

Aquellos que se someten a la estrategia del diablo siempre dejan un bote de repuesto al que recurren cuando la lucha se intensifica. Cuando tienen un problema de salud, en vez de clamar al Señor, buscan que otro lo haga por ellos. Estos son los que, cuando el enemigo se levanta en el hogar con peleas o discusiones, en vez de buscar la paz, se involucran en la discordia y luego buscan que alguien ore por la restauración familiar. El enemigo les hace sentir tan poco cristianos que se vuelven incapaces de orar o batallar por sus propias necesidades y bendiciones.

V. Despertar a la Realidad

Ahora, “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo” (Efesios 5:14-17). “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” (Isaías 60:1-3). Quema las naves que puedan llevarte de vuelta a la vieja vida en el mundo. Quema las naves de la rebeldía, la soberbia y el orgullo. Quema las naves del menosprecio personal y la dependencia. Quema las naves que te alejan del camino o del propósito de Dios.

En este momento, frente a ti tienes al enemigo que te impide la conquista de tu salud, prosperidad, restauración familiar, y todo lo que anhelas. No puedes huir de la batalla porque las naves han sido quemadas, y tu única opción es enfrentarlo ahora, sabiendo que “en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37). Ha llegado el momento de esforzarte.

Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra” (Esdras 10:4). “Esfuérzate… Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, observando sus estatutos y mandamientos, para que prosperes en todo lo que hagas” (1 Reyes 2:2-3). Levántate y destruye todo lo que te impide conquistar lo que el Señor ya te ha entregado.

Conclusión

Batalla ahora, guerrea en el espíritu y conquista toda tu tierra y bendiciones. Si parece que nada está sucediendo, “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová” (Salmo 27:14). “Pero, amados, no ignoréis que, para el Señor, un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa… sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:8-9).

© Luis Alberto Coria. Todos los derechos reservados.

Predicas Biblicas … Predicas Cristianas

Luis Alberto Coria
Autor
Luis Alberto Coria
Mi nombre es Luis Alberto Coria, soy un Pastor jubilado. Estoy casado con Nora Griselda Correa; tenemos cuatro hijos. Tuvimos una iglesia en Córdoba, Argentina, que formaba parte del ministerio El Nuevo Pacto. Somos fieles seguidores de la palabra de Dios.

Deja un comentario

×