Devocionales Cristianos… Mensajes Cristianos
Aquella joven sentada en la silla mecedora, a quien el medico le había dicho a ella y a sus padres: ella está mal, su fiebre reumática está avanzada y hace 20 años empezó la penicilina a ayudar al mundo entero, pero para ella no hay solución, deben resignarse.
Los padres de Gretel quienes eran sido misioneros ya estaban claros con el diagnóstico médico dado y las indicaciones que debía su hija llevar, y no debía jugar ni hacer esfuerzos debido al dolor en sus articulaciones y su corazón agrandado por su carditis.
Los padres de Gretel salieron de la casa y le dijeron: hija, volveremos por la noche; ella asintió y sonrió y expresó, Uds. saben padres les amo y su palabra para mí es especial, no les desobedeceré.
A eso de las 11 de la mañana, un hombre de unos 50 años tocó a la puerta de aquel hogar y Gretel abrió la puerta y el extraño le dijo: supe que usted está enferma. Gretel sorprendida le dijo: si, ¿quien se lo dijo?
Pues aquel hombre era extraño a ese lugar, Gretel muy extrañada de la presencia de ese sujeto allí en su casa y ella sola. Aquel hombre extraño le dijo: quiero orar por ti si tú así quieres. Gretel no sabía que hacer en ese momento y cualquier cosa podría acontecer. Ella finalmente le dijo: está bien.
Aquel hombre extraño, puso su mano sobre la cabeza de ella sin presionar, y empezó a orar por ella aproximadamente diez minutos y al terminar de orar se puso frente a ella y le dijo: ya eres sana y ahora compórtate como una muchacha normal.
El salió de la casa y de desapareció a la distancia. Desde ese momento Gretel comenzó a caminar y saltar y los dolores se habían ido, aquellas palabras : “Eres Sana, y ahora compórtate como una muchacha normal” habían hecho un efecto tan reconfortante, pues el medico y los padres estaban prácticamente desahuciados y solo esperaban su muerte.
Al llegar sus padres, la vieron saltando y cantando, y ellos le llamaron la atención y le dijeron: Gretel, ¿qué estás haciendo?
Ella les contó la historia de ese extraño hombre que le había visitado, y ellos no se sorprendieron aun siendo misioneros y le dijeron: si, vamos a ver lo que dice el doctor la próxima semana que te toca la cita, vuelve a tu cama y descansa hija. Ella muy obediente, regreso a su habitación y hacer su vida de enfermedad.
Al llegar el día de la cita, el medico se extraño que no estuviese peor, y más bien le encontró más saludable y le dijo: yo te encuentro un poco mejor.
Gretel poco a poco fue recuperándose de su enfermedad y finalmente quedó libre de dicha Patología. Los años pasaron, ella con el paso del tiempo le reclamó a sus padres y les dijo: padres, ustedes no creyeron a las palabras y oración que aquel extraño hizo por mí, él me dijo que yo era sana, y así lo sentí, pero ustedes fueron incrédulos a dicha palabra.
Su padre le dijo: si hija perdona por haber actuado nosotros así.
Gretel a pesar de haber crecido en aquel hogar, en medio de la miseria, y que solo tenía 2 mudadas o vestidos, ahora a sus más de setenta años dice: he sido una mujer saludable en todos estos largos años, todo después de aquella oración que aquel hombre desconocido hizo por mí, no hay duda que fue un ángel enviado por Dios mismo para poder bendecir mi vida, y por eso vivo agradecida con Dios y dedico mi vida a su causa y entrega al prójimo y poder expandir su palabra aquí en la tierra.
Gretel es un vivo ejemplo del poder de Dios en la vida de está joven, porque Él así lo quizo y quería glorificarse en esa vida para su servicio a su causa. Nuestra incredulidad muchas veces es debido a los ojos físicos, ellos nos limitan poder ver más allá, con los ojos de la fe, la cual es la llave para poder llegar al destino final, donde es necesario cerrar los ojos físicos que nos impregnan de todo este mundo y nos separa del mundo invisible.
Dios tiene diferentes formas de actuar, pero cuando abre una puerta, es porque desea que pases por ella y seas aún más lleno de bendiciones y satisfacciones, y sigas expresando y difundiendo ese amor incondicional que Cristo ya hizo por nosotros, solo debes creerlo, cierra tus ojos físico y comienza a creer lo que el tiene preparado para ti antes de partir un día.
“…Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible….” (Marcos 9:23)
© Dr. Mauricio Loredo