Evangelizando bajo el poder del Ungido

José R. Hernández

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Bosquejos Biblicos… Texto de la Predicación: Salmo 2

Introducción

La predicación del evangelio recibe mucha oposición. Durante siglos, la gente se ha opuesto a la predicación del evangelio. Persiguen y torturan a los cristianos, censuran la predicación de la verdad, y se burlaron de los defensores de la Palabra de Dios.

¿Cómo, entonces, podemos estar seguro de que la verdad prevalecerá? ¿Cómo sabemos que la gente va a perseguir tanto a los cristianos, que un día no habrá más cristianos y no se predicará más el evangelio?

El Salmo 2 responde estas preguntas.

Y su punto de enfoque está en el Mesías venidero. Este Mesías, Jesucristo, sería la causa por la cual la predicación del evangelio prevalecerá, y tendrá fruto.

Este salmo tienes tres divisiones. La primera división es del versículo 1 al 3, que habla sobre la rebelión de las naciones; la segunda división es del versículo 4 al 9, que habla de la designación de Jesús como el Mesías; y la tercera división habla sobre las aplicaciones hacia las naciones como consecuencia de la exaltación de Jesús. Este sermón entonces estará dividido en tres partes, siguiendo el esquema del

Salmo:

  • 1. La rebelión de las naciones hacia el evangelio.
  • 2. La Designación de Jesús como el Mesías.
  • 3. Nuestro deber de predicar el evangelio.

Desarrollo

I. La rebelión de las naciones

A. El cuestionamiento del profeta.

El salmista comienza cuestionando lo que hacen las naciones. El salmista se pregunta: “¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas?” (vers. 1).

Para él, lo que hace la gente no está bien. Es una tontería. Porque todo será frustrado, sus intentos son vanos. Pero, ¿qué hacen las naciones?

B. La lucha de las naciones contra el Mesías.

Según el salmista, todos los reyes de la tierra, se levantan, y se unen contra Dios y contra su Ungido. Lo que esto significa es que todos se unen en un complot para luchar contra Dios y su Mesías.

Estas palabras son citadas por los discípulos, en un momento de persecución. Orando al Señor, dicen: “Por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? 26 Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. 27 Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,” (Hechos 4:25-27).

Estas palabras se cumplieron, cuando el mundo antiguo se unió para matar a Cristo. Hay que recordar que “Cristo” es la traducción griega de “Ungido”, que significa “Mesías”. Estos tres términos se refieren a lo mismo.

El mundo incrédulo

Ahora, todo el mundo incrédulo estuvo representado por Herodes, Poncio Pilato, los gentiles, y el pueblo de Israel. Y se sigue cumpliendo con los discípulos, cuando el mundo persigue a los cristianos por la predicación de la Palabra de Dios.

A los ojos del salmista, y de la visión bíblica, perseguir a la iglesia por la predicación, es lo mismo que luchar contra Cristo, y contra Dios. De hecho, cuando Jesús se manifestó a Pablo, el perseguidor de la iglesia, le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4). La predicación del evangelio es sobre Cristo. Perseguir a la predicación, es perseguir a Cristo.

C. Una oposición a la predicación del evangelio.

Esto nos da un panorama de la tierra sobre la cual vamos a trabajar. No es una tierra fértil y abonada, es una tierra que tiene espinos y cardos, y va a presentar toda la oposición posible para no aceptar el evangelio. Los hombres no siempre van a recibirnos con los brazos abiertos, y aún cuando lo hagan, van a poner muchos peros, tendrán argumentos en contra, incluso van a molestarse. Es más, muchos pueden llegar a odiarnos y perseguirnos por esto.

El salmista es claro. Las naciones están en oposición a Dios y a Cristo. Y harán todo lo posible, para perseguirlo.

II. La Designación de Jesús como el Mesías

A. Una aclaratoria.

El punto anterior no es suficiente motivación para evangelizar. De hecho, es lo contrario. ¿Quién va a querer predicar el evangelio, con tales expectativas? Sin embargo, las palabras del salmista aun no han acabado.

Dice que el Señor ve todos estos planes, y se burla de ellos. Se ríe desde el cielo, porque ve que lo que ellos están haciendo es una tontería, y sus planes serán frustrados. Veamos por qué razón.

José R. Hernández
Autor
José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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