Estudio Biblico sobre la paciencia

Francisco Hernández

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Evangelio de Lucas

En el Evangelio de Lucas, tenemos la parábola del juez, donde encontramos la falta de paciencia relacionada con la injusticia. Leemos: “ Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba al hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.” (Lucas 18:2-6). Esto es lo mismo que decir que la paciencia es algo que tiene que ver con la justicia.

A su vez, en los Hechos de los Apóstoles, precisamente en el diálogo entre Pablo y Agripa, leemos la defensa del cristiano contra el romano, que empieza diciendo: “Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.” (Hechos 26:2-3).

Por más que parezca, la súplica de Pablo no es todavía un pedido de clemencia, porque él estaba a se defender, pero un consejo para que Agripa preste atención en el discurso. Mientras tanto, paciencia tiene que ver con atención.

Desde un punto de vista panorámico, encontramos en Mateo, Lucas y Hechos la virtud de la paciencia relacionada con tres cosas fundamentales en la enseñanza cristiana, a saber: misericordia, justicia y atención.

Fundamentos bíblicos de la paciencia (Parte III: La paciencia en la carta a los Romanos)

La carta de Pablo a los Romanos es, sin duda, el libro de la Biblia donde encontramos la virtud de la paciencia manifiesta con más profundidad y pureza.

Pablo empieza el tercer libro de su carta cuestionando los judíos. Él pone el relieve que, de ninguna manera, la incredulidad de ellos hache nula la fidelidad de Dios para con ellos. Con esto, Pablo llama atención para el hecho de que nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios.

Cuando Pablo habla de la justicia de Dios, él se refiere a la ejecución de la ley divina. Esto es la justicia en sentido más simples: la elaboración y ejecución de la ley. Sobre esto, Pablo escribe: “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” (Romanos 3:19-20).

Además, Pablo explica que Dios manifestó su justicia con la sangre de Jesús, “a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Romanos 3:25). Es decir, la paciencia es lo que Dios tuve cuando pasó por alto a los pecados pasados de los seres humanos y envió su hijo único al mundo.

En este sentido, la paciencia es un acto de bondad divino.

Esto también se muestra cuando Pablo escribe: “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción.” (9:22). O aún, cuando escribe: “Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús” (Romanos 15:5).

En otro momento, Pablo habla también de la paciencia que tenemos que tener nosotros. Él dice: “Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:3-5).

La explicación para esto, leemos cuando Pablo escribe: “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.” (Romanos 8:24-25).

Más adelante, él aún explica que: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” (Romanos 8:26).

El camino hacia la salvación de Dios

En palabras más simples: Pablo indica que el camino hacia la salvación de Dios, por medio de lo Espíritu, demanda de nosotros paciencia. La razón para esto es sencilla: cuando ejercemos la paciencia, nos acercamos del acto de bondad divino de lo cual habló Pablo en otros momentos, o sea, nos acercamos de Dios.

Por fin, la paciencia es un acto divino y un camino para acercarse de Dios. Juntando lo que vimos en las secciones anteriores, este camino pasa por dejar la divinidad de Dios se manifestar, bajo la misericordia, la justicia y la atención.

Fundamentos morales de la paciencia (parte I: la alegoría de Prudentius)

Además de los fundamentos bíblicos de la paciencia, hay aún fundamentos morales, esto es, que derivan no específicamente de la palabra de Dios, pero de la cultura de los seres humanos.

Francisco Hernández
Autor
Francisco Hernández
Sirviendo a Jesucristo desde hace más de 20 años. No soy pastor de una iglesia, pero me gusta estudiar la biblia y redactar mensajes cristianos para ser participe de la gran comision.

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