Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Predica de Hoy: La caída del hombre: Un fruto que nos condenó a todos
Predica Cristiana. Texto bíblico: Génesis 3:1-24
Introducción
¿Por qué existen tantas guerras en el mundo? ¿Cuál es la razón de tanta injusticia? ¿Por qué los tiempos buenos suelen ser seguidos de tiempos tan malos? ¿Por qué existe tanta maldad entre los seres humanos?
Muchos filósofos, sociólogos, historiadores, e incluso, científicos, han intentado dar una respuesta. Sin embargo, ninguna lograr dar en el blanco.
Pero en el capítulo 3 de Génesis, Dios a través de Moisés, nos explica cuál es el origen de la maldad entre los seres humanos. Para los cristianos esto puede ser algo conocido, mientras que para otros novedoso.
Por eso, en evangelio de hoy, veamos lo que el capítulo 3 de Génesis nos enseña sobre la caída del hombre.
Desarrollo
I. La caída del hombre: Un animal un poco peculiar (vers. 1)
Esta historia comienza diciendo que entre los animales que el Señor Dios había hecho, había una que era más astuta entre todas. ¿Pero qué significa que era más astuta? Bueno, lo primero que tenemos que decir es que las serpientes no pueden hablar, como esta serpiente lo hace. El único ser terrestre con la capacidad de razonar y comunicarse con palabras fue el ser humano.
De esta manera, este animal era “más astuto” en el sentido de que no una serpiente común y corriente. Eso es porque era el Diablo (Apocalipsis 12:9). No sabemos a ciencia cierta si era el Diablo en forma de serpiente, o el Diablo hablando a través de la serpiente. El texto no es explícito.
Pero esto no es realmente de mucha importancia. Lo que es verdaderamente relevante es que algo extraño estaba sucediendo aquí. Un ser maligno y superior estaba detrás de estas seductoras palabras.
II. La conversación entre la serpiente y la mujer (verss. 1-5)
a. El primer error de la mujer.
Ahora, esta serpiente se acerca a la mujer y comienza hablar con ella. Es importante que notemos el error de Eva. Ella sabía que las serpientes no hablaban. Ella fue creada con Adán, y conocía los animales. No tanto como Adán que les puso nombre, pero, sin duda alguna, sabía que las serpientes no hablaban.
Sin embargo, en vez de extrañarse e ir corriendo a buscar a su marido, siguió la corriente a este extraño ser. Ese fue el primer error de la madre de todos los hombres.
b. Una pregunta sutil.
La serpiente pregunta sobre el mandato de Dios. Su pregunta no tiene la intención de conocer la palabra de Dios, sino de manipularla para el engaño. Es interesante la forma en cómo hace la pregunta: “¿Con qué Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol?” (vers. 1). Es decir, es una forma sutil de cuestionamiento, donde hace ver a Dios como injusto. ¿En serio Dios les puso tantos árboles alrededor y no pueden comer de todos?
La mujer respondió, aclarando que sólo fue de uno que se le prohibió comer. Sin embargo, agrega algo más: “ni le tocaréis” (vers. 3). Es decir, ella estaba comenzando a pensar que a Dios se le había pasado un poco la mano.
c. Un argumento terrible.
Sin embargo, el Maligno utilizó eso para lanzar su gran dardo. Con su mentira (verss. 4-5), estaba diciendo lo siguiente:
- Dios los había engañado.
- Dios era inseguro.
- El Señor los estaba privando de la gloria.
En otras palabras, ¡Dios era injusto! La serpiente presentó a Dios como un tirano, con malas intenciones para ellos.
III. La caída (verss. 6-10)
a. La mujer codicia el fruto.
La mujer fue convencida por los argumentos de la serpiente. Ella realmente llegó a creer que comiendo del fruto no moriría, todo había sido una mentira de Dios. Con esa fruta, conseguiría la verdadera gloria y el verdadero conocimiento. Entonces, Eva vio la fruta de una manera extraordinariamente atractiva, como nunca antes la había visto. Por eso dice el texto que ahora le parecía “agradable a la vista” y “codiciable para alcanzar sabiduría” (vers. 6).
b. Dio de comer el fruto a su marido.
La historia también dice que la mujer dio de comer a su marido, y éste también comió. Y aquí está la astucia de la serpiente. Si esta hubiese hablado a Adán, este hubiese hecho algo al respecto. Sin embargo, la serpiente sedujo a la mujer, porque sabía que después podría usarla para tentar al hombre.
Pero lo terrible es que el hombre no debió haber comido. El hombre era el responsable y representante de toda la creación, según la creación de Dios. Él debía exhortar a su mujer, y negarse a comer del fruto. Sin embargo, cedió a sus encantos. Por eso, algunos dicen que mientras que la mujer tomaba el fruto, Adán le abría las ramas.
c. Ambos vieron su desnudez.
Esto trajo como consecuencia que el hombre cayera en pecado. Sus ojos fueron abiertos, y contemplaron su desnudez. Entre los judíos, la desnudez implica vergüenza. La idea es que sintieron por primera vez la culpa y la vergüenza del pecado.
Es por eso que, en seguida, corrieron a cubrir su desnudez, y a esconderse de Dios. Se sentían avergonzados por el pecado que habían cometido.
IV. El juicio (verss. 11-19)
a. Sobre la serpiente.
La primera maldición fue sobre la serpiente. Dios no hace ninguna pregunta a la serpiente, esta, no tienen ningún derecho a dar ningún reclamo ni a dar cuentas. Debe recibir castigo.
Ahora, la maldición dice que a partir de allí la serpiente se arrastraría y comería polvo (vers. 14). No sabemos si esto significa que las serpientes antes caminaban, posiblemente no. Sin embargo, la idea que denota es que el Diablo sería humillado, y avergonzado. “Arrastrarse” y “comer polvo” son sinónimos de degradación. El maligno fue degradado.
b. Sobre la mujer.
Después, Dios se dirige a la mujer. Primero, el trabajo de concepción sería más doloroso. Y en segundo lugar, Dios le dice que su corazón se rebelaría constantemente contra su marido, y que además, sus intentos serían frustrados. Porque el hombre la dominaría, pero no amorosamente como al principio, sino mediante la tiranía, la violencia y la imposición.
Es importante notar que la mujer fue creada, principalmente, para su marido, y para ser madre. Con esta maldición, lo que Dios quiere decir es que la esencia misma de la mujer, estaría maldita.
c. Sobre Adán.
Luego, Dios castiga al hombre. Este es el castigo más largo de los tres. En primer lugar, toda la creación sería afectada por su culpa. La tierra tendría cardos y espinos, es decir, sería hostil. El trabajo ya no sería dulce y productivo, sería tedioso y frustrante (verss. 17-19).
Por otro lado, Adán trajo la muerte sobre toda su posteridad. En primer lugar, la muerte física, todos volverían al polvo de la tierra (vers. 19). Pero también la muerte espiritual, toda la humanidad estaría alejada de Dios (verss. 22-24).
V. La esperanza (verss. 15, 21)
a. El proto-evangelio.
Sin embargo, a pesar de la terrible acción de nuestros primeros padres, Dios mostró su misericordia. En la maldición a la serpiente, promete que de la mujer nacería uno que vencería definitivamente a la serpiente. Es decir, la herida de la serpiente sería mortal, mientras que la otra sería pasajera.
Esta es la primera promesa del evangelio. Jesucristo es el hijo de la mujer, quien vino a destruir las obras del Diablo (Gálatas 4:4; 1 Juan 3:8). Es cierto que tuvo que morir para eso, pero resucitó, pero venció y vencerá al maligno de forma definitiva (Apocalipsis 20:10).
b. Salvados por un sacrificio.
Pero más interesante aun es la tipología que se muestra aquí. Nuestros primeros padres tomaron hojas de higuera para tapar su culpa. Pero Dios los cubrió con piel de animales (vers. 21). Es decir, los cubrió debidamente mediante un sacrificio.
Y es interesante porque la palabra “expiación” significa cubrir el pecado o la culpa. Y Cristo expió nuestros pecados mediante su propio sacrificio (Isaías 53:10; 2 Corintios 5:21). Desde el principio, Cristo sería Salvador que podría redimir al hombre de su maldad.
Conclusiones
En el evangelio del día, hemos aprendido muchas cosas. Este texto nos hace llegar a tres conclusiones:
a. Toda la humanidad cayó por el pecado de Adán.
Mediante la desobediencia de Adán, toda su posteridad fue contaminada con el pecado y con la maldición de la muerte. Según Pablo, por ese único acto, el pecado y la muerte entraron al mundo, contaminando al hombre (Romanos 5:12).
Toda la maldad del hombre se debe a que nacemos en mal, debido a nuestros padres. Sin embargo, cada uno de nosotros es responsable por los pecados que comete. Y el ser pecador es suficiente, para merecer la condenación descrita a Adán. De modo que, todos merecemos la muerte, y no podemos escapar de la condenación.
b. El hombre está bajo el control del maligno.
En segundo lugar, cuando Adán y Eva decidieron obedecer a la serpiente antes que, a Dios, se pusieron bajo su dominio. Y no sólo ellos, sino también a nosotros. Gracias a ese pecado, Satanás llegó a ser el príncipe de este mundo. Y por eso, por naturaleza, todos estamos bajo su control (Efesios 2:2).
c. Sólo en Cristo pueden ser redimidos.
Sin embargo, Dios nos ofrece una esperanza. Desde el principio de los tiempos, los hombres sólo pueden ser salvos por la fe en el Mesías venidero. Esta profecía se cumplió hace dos mil años, cuando Jesús se encarnó y murió por nuestros pecados en la cruz.
Por tanto, si algún quiere ser salvo, debe acercarse a Jesucristo y ser cubierto con su sacrificio. Él es quien ha vencido y vencerá al Diablo. Y también, el que nos ha limpiado de nuestros pecados. ¡Confiemos en Él!
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.