No le traiciones

Julio Torres

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Predicas Cristianas.. No le traiciones

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: No le traiciones: Evita la traición

Predica Cristiana Texto Bíblico: Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible”. 1 Corintios 9:25

Introducción 

¿Te has sentido traicionado por un amigo? Una traición puede herir profundamente, tan profundamente que llega a causar divisiones familiares irreparables.

Ahora, cuando pecamos deliberadamente, sabiendo que estamos haciendo algo que a Dios le desagrada, algo que el Señor no aprueba en Su Palabra, traicionamos la fidelidad de nuestro Padre Celestial.

Pero lo más sorprendente, es que Él siempre extiende su misericordia a través de la cruz del sacrificio de Jesucristo. Hoy es el día perfecto para que confieses los pecados con que has traicionado a Dios, y puedas así alabar a Jesús que limpia nuestra injusticia con la sangre derramada en la cruz.

Sacrificio

Quizás eres un cristiano que no te gusta mucho la palabra “sacrificio”, porque pareciera que se trata de algo que debemos hacer para complacer a un dios sediento de sangre y sufrimiento.

De manera que podríamos hablar de hacer un “esfuerzo” por conseguir algo que deseas o por cambiar una situación a fin de pasar a otra mejor. Pero no como que se lo dedicas a alguien, sino que es solo trabajar en algo para obtener una recompensa, por lo que ese trabajo no se considerara como una molestia o una tortura que debemos soportar.

Traición Durante la crucifixión

Analicemos tres cosas que ocurrieron durante la crucifixión, y cuyo significado afecta la  vida de todo cristiano.

Veamos solamente tres, para esto leamos Mateo 27:26-31Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado. Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle”. Y tomemos:

  • La escupida
  • La corona de espinas
  • Los clavos.

Traición: La escupida

Si nos resulta desagradable simplemente ver cuando alguien escupe delante nuestro, imaginemos lo desagradable que sería que nos escupan a nosotros. Bueno, la escupida representa la humillación, que aunque no lastima en lo físico, lastima en lo espiritual y emocional.

Acá podemos observar esta acción de dos puntos de vista, el primero es que pensemos cuántas veces hemos sido nosotros los que le hemos escupido a Dios al humillar a los demás. Pues:

“De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” Mateo 25:40

Si lo hemos hecho con alguien, aun con el más pequeño, se lo hemos hecho a Dios mismo. Y el segundo es que si nosotros hemos sido humillados, hemos sido maltratados, pero Jesús ya pasó por lo mismo y Él crucificó esa escupida en la cruz. De manera que ya no es algo que nosotros tengamos que cargar y recordar, porque quedó en la cruz.

Las espinas no son el símbolo del pecado

Debemos entender que las espinas no son el símbolo del pecado, sino de las consecuencias del pecado. Pues Dios “al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campoGénesis 3:17-18

De manera que está allí representado cómo Jesús llevó todos los pecados y sus consecuencias a la cruz, por eso es que podemos tener la seguridad de que nos comprende, ya que sabe lo que es estar lejos de Dios, pues aunque nunca cometió pecado, se hizo pecador para llevarlos todos a la cruz.

Hablemos de los clavos

Y finalmente hablemos de los clavos, esos clavos que atravesaron los pies y manos del Señor en la cruz. Esos clavos que vemos como armas del diablo para dañar al Señor y sujetarlo al madero haciéndole maldición.

Pero si lo vemos desde otra óptica, estaríamos hablando de cómo los clavos representan el amor que el Señor tuvo y tiene para nosotros. Ya que aunque pudo detener ese martillo con el poder de Hijo de Dios no lo hizo. Demostrando así que sólo el amor por las humanidad y la pasión por los arrepentidos fue lo que realmente lo mantuvo en esa cruz, y no los clavos.

La cruz del Calvario fue por amor

Todo esto que sucedió en la cruz del Calvario fue por amor. Todo esto fue por ti, por mí, Fue por todo aquél que le quiera reconocer y recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador personal para recibir realmente el perdón, la salvación y la restauración que la cruz nos ofrece.

Las cosas que valen, cuestan. Si quieres progresar en cualquier área de tu vida, tienes que estar dispuesto a hacer un sacrificio a fin de lograrlo. Es por esto que el Apóstol nos está diciendo que debemos comportarnos como atletas que están dispuestos a abstenerse de un montón de cosas para alcanzar un objetivo.

Sin embargo, cuando vemos a las personas que logran bendiciones extraordinarias, nunca consideramos que las consiguen debido al “esfuerzo” que realizan en su vida para actuar conforme a la Palabra de Dios.

No debemos olvidar que lo que convierte a una persona común del mundo en un hijo de Dios es el haber recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador personal.

“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” Juan 1:11-13

La entrega, el esfuerzo, o el sacrificio

Pero tampoco debemos olvidar que lo que convierte a un cristiano común, en un cristiano extraordinariamente bendecido, es justamente la entrega, el esfuerzo, o el sacrificio, o como quieras llamarle a eso extra que realiza en su vida a fin de agradar a Dios.

Entonces, si quieres ser un cristiano extraordinariamente bendecido debes crecer espiritualmente, y para crecer en tu vida espiritual necesitarás dedicar tiempo extra a tu comunión con el Señor; para crecer en tu servicio a Dios necesitarás adquirir nuevas habilidades a fin de suplir las necesidades de la congregación.

Para crecer en tu ministerio cristiano necesitarás un mayor nivel de capacitación y entrega a la obra de Dios. Tal como para crecer económicamente necesitarás ahorrar más, y consumir menos. O para unir más a tu familia necesitarás más comunicación y menos televisión.

¿Cómo utilizas tu tiempo?

De manera que préstale atención a cómo utilizas tu tiempo, cuánto dedicas al desarrollo de tu vida espiritual, y cuánto dedicas a tu vida familiar. Pero lo que nunca debes dudar es que vale la pena sacrificarte en pos de estos objetivos que el Señor te plantea en este día.

Pregúntate cuál es el precio que tienes que pagar para alcanzar aquello que quieres lograr, y prepárate a actuar en consecuencia. Si Dios te ha dado una palabra es porque quiere que eso se vea cumplido en tu vida para su gloria y tu bendición. Pero recuerda siempre que junto con la palabra “rhema” hay que tomar el remo y ponerse a remar hasta que la palabra se haga realidad en nuestra vida.

Conclusión

Hace tiempo vives con la esperanza de recibir un milagro en tu vida, como no llega, has considerado a Dios como lento, y también has pensado que no lo mereces y que no quiere dártelo por todos tus pecados y ofensas. Pero hoy déjame decirte que Dios es un Dios de misericordia, un Dios que no ama el pecado, pero que te ama a ti.

Un Dios tan lleno de amor que entrego a Su Hijo Jesucristo para que muriera en la cruz por amor a nosotros. Déjame decirte que por ese sacrificio tú eres libre y vas a recibir el milagro, la bendición, y todo lo que anhelas en tu corazón. Solo tienes que entregarte a Él y orar  (Jeremías 33:3).

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Autor
Julio Torres
Nacido en hogar cristiano, me gusta estudiar la biblia y predicar el evangelio de Jesucristo.

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