Los peligros del mundo

Mensajes Cristianos

Mensajes Cristianos Predica de Hoy: Los peligros del mundo: Encuentra refugio en la Palabra

Mensaje Cristiano Lectura Bíblica: 1 Juan 2:15-17

Introducción

Queridas hermanas en Cristo, hoy mi corazón se llena de gratitud por la oportunidad de compartir con cada una de ustedes un mensaje de esperanza y guía en medio de los peligros que enfrentamos en este mundo. La Palabra de Dios nos brinda la sabiduría y fortaleza para resistir las tentaciones que nos rodean y mantenernos firmes en nuestra fe.

La amistad con el mundo
La amistad con el mundo

En 1 Juan 2:15-17, el apóstol Juan nos advierte con amor y claridad: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Es comprensible que en este mundo tentador, sea fácil caer en las atracciones mundanas y perder de vista lo verdaderamente valioso.

El enemigo busca constantemente alejarnos de Dios y nos presenta falsas promesas de felicidad y satisfacción. Pero en medio de estas luchas, encontramos el consuelo y la esperanza en las palabras de la Biblia.

I. No améis al mundo ni sus deseos

Mis queridas hermanas en Cristo, hoy reflexionemos en la sabiduría de las palabras del apóstol Juan cuando nos insta a no amar al mundo ni sus deseos. ¿Acaso no es cierto que el mundo nos ofrece constantemente tentaciones que pueden desviar nuestra mirada de Dios?

a. La vanagloria de la vida

En este mundo lleno de vanagloria y búsqueda de éxito, recordemos la sabiduría de Proverbios 27:21: “la prueba del crisol es para la plata, y el horno para el oro; pero Jehová prueba los corazones.” ¿No es cierto que a menudo nos dejamos llevar por la búsqueda de reconocimiento y gloria terrenal?

La Palabra de Dios también nos advierte en Jeremías 17:9-10: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” ¿Acaso no nos muestra que nuestro corazón es engañoso y que debemos buscar la verdad y la sabiduría de Dios?

En Mateo 16:26, Jesús nos cuestiona: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” ¿No nos recuerda que la verdadera paz y satisfacción provienen de Dios, no de las cosas materiales o el reconocimiento humano?

En 1 Juan 2:16, se nos advierte sobre los deseos mundanos: “porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” ¿No es un recordatorio claro de que debemos alejarnos de las vanidades del mundo y buscar la voluntad de Dios?

Desviarnos hacia la gloria terrenal nos aparta de la verdadera paz que solo proviene de Dios. Centremos nuestros corazones en Él, y no en las cosas temporales que el mundo ofrece. Permitamos que Dios pruebe nuestros corazones y nos guíe en Su verdad. Busquemos agradarle en todo lo que hacemos y recordemos que el mayor éxito es vivir una vida que refleje Su amor y gloria. Confiemos en que Él nos dará la verdadera paz y satisfacción que anhelamos. ¡Vivamos con humildad y gratitud, y glorifiquemos a nuestro Padre celestial en cada paso que damos!

b. Los deseos de los ojos

Deseos de la carne
Deseos de la carne

En este mundo lleno de distracciones y tentaciones, los deseos de los ojos pueden llevarnos por un camino peligroso. Santiago 1:14 nos advierte que “cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.” ¿No es cierto que nuestras propias pasiones y deseos pueden llevarnos por caminos equivocados?

En Proverbios 23:5, se nos advierte sobre las riquezas terrenales: “¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo.” ¿Acaso no nos muestra que las riquezas materiales son efímeras y pueden desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos?

Jesús nos dice en Mateo 6:19-21: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” ¿No nos llama a enfocarnos en lo eterno y no en lo pasajero?

En Colosenses 3:2, se nos exhorta a mantener nuestros ojos en lo que es importante: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” ¿No es una invitación a buscar el Reino de Dios por encima de todo lo demás?

Así que, no permitamos que la atracción por lo material y superficial nos desvíe de nuestro verdadero tesoro, que es Jesús. Mantengamos nuestros ojos en Él, que es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Recordemos que donde esté nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón.

Busquemos primeramente el Reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33), y confiemos en que Él suplirá todas nuestras necesidades. Que nuestros ojos estén siempre fijos en Jesús, nuestro Salvador y Señor, quien nos da la verdadera satisfacción y alegría duradera. ¡Así, evitaremos las trampas sutiles de los deseos de los ojos y encontraremos plenitud en Su amor y gracia!

II. El mundo pasa, pero el que hace la voluntad de Dios permanece

Reflexionemos sobre lo pasajero del mundo y cómo sus encantos temporales pueden desviarnos de la verdadera senda de Dios. En 1 Pedro 1:24-25 leemos: “Porque toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; pero la palabra del Señor permanece para siempre.

El mundo nos presenta atracciones que pueden parecer deslumbrantes, pero ¿no son como cosas que solo duran por poco tiempo? En cambio, la Palabra de Dios es eterna y firme como una roca. Sigamos Su voluntad para encontrar una base sólida para nuestra vida.

El apóstol Pablo nos anima en Romanos 12:2: “No se adapten a lo que hace este mundo, sino sean transformados por medio de una nueva manera de pensar. Así podrán comprender qué es lo que Dios quiere, y podrán agradarle. Su voluntad es buena, es agradable y es perfecta.” ¿Acaso no es la voluntad de Dios lo que nos trae verdadera satisfacción y propósito?

¿Y qué decir de 1 Juan 2:16? “Porque todo lo que hay en el mundo, los malos deseos, los deseos de los ojos, y la arrogancia por tener muchas cosas, no proviene del Padre, sino del mundo.” Reconozcamos que el mundo puede ofrecer distracciones que nos apartan de Dios, pero al buscar Su voluntad, encontramos una conexión eterna con nuestro Creador.

En medio de las tentaciones y los desafíos del mundo, busquemos firmemente la voluntad de Dios, aferrándonos a Su Palabra y dejando que Su amor y sabiduría nos guíen.

Recordemos que el mundo pasa, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. En Él encontramos la paz, la alegría y la esperanza que trascienden los placeres temporales que el mundo ofrece. ¡Sigamos Su camino y experimentemos la plenitud de vida que solo Él puede brindarnos!

a. Confianza en el Señor

El Salmo 125:1 nos asegura que “los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre.” Apegémonos a Dios y Su Palabra, y no seremos sacudidas por las tormentas del mundo. Queridas hermanas, la confianza en el Señor es como un ancla firme que nos mantiene arraigadas y estables en medio de las adversidades. Isaías 26:3 nos recuerda: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

¿No es maravilloso saber que podemos depositar nuestra confianza en un Dios que nunca cambia? El Señor nos asegura esto en Mateo 24:35 cuando nos dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Así como el monte de Sion permanece inquebrantable, también podemos permanecer en la fe cuando confiamos en el Señor.

En momentos de incertidumbre, busquemos el consejo de Proverbios 3:5-6: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” La confianza en el Señor nos lleva a entregarle nuestras preocupaciones y decisiones, sabiendo que Él guiará nuestros pasos en el camino correcto.

En los tiempos difíciles, el Salmo 56:3 nos brinda consuelo: “En el día que temo, yo en ti confío.” Cuando enfrentemos temores o ansiedades, recordemos que podemos confiar plenamente en nuestro Padre celestial, quien nos sostiene con Su amor infinito.

Hermanas, confiemos en el Señor en todo momento, sabiendo que Su fidelidad es inquebrantable. No importa qué desafíos nos depare el mundo, cuando nuestra confianza está en Dios, permaneceremos como el monte de Sion, inamovibles y seguras en Su amoroso cuidado. ¡Afiancemos nuestra confianza en el Señor y experimentemos Su paz y fortaleza cada día!

b. Seguridad en la eternidad

Hermanas en Cristo, en medio de las pruebas y tribulaciones de esta vida, es crucial mantener nuestra mirada en la seguridad de la eternidad que nos aguarda. Romanos 8:18 nos brinda consuelo y esperanza: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Nuestra esperanza no se basa en lo que el mundo ofrece temporalmente, sino en la vida eterna en Cristo.

En ocasiones, enfrentamos dificultades y desafíos que nos pueden hacer sentir desalentadas, pero debemos recordar que estas pruebas son temporales y pasajeras. En 2 Corintios 4:17-18, se nos recuerda: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”

Es natural que anhelemos seguridad y estabilidad en esta vida, pero el mundo es incierto y cambia constantemente. Sin embargo, en Hebreos 13:8 encontramos consuelo en la verdad de que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” Su amor y promesas son eternos, y podemos confiar en que nunca nos dejará ni nos abandonará (Hebreos 13:5).

Entonces, ¿cómo podemos mantener nuestra seguridad en la eternidad? Colosenses 3:2 nos aconseja: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Al enfocar nuestros corazones y mentes en las promesas de Dios y en Su Reino eterno, encontraremos una paz y una seguridad que trasciende las circunstancias terrenales.

Nunca podemos olvidar que esta vida es solo un breve paso en comparación con la eternidad que nos espera junto a nuestro Salvador. Nuestra seguridad no se basa en las cosas temporales de este mundo, sino en el amor eterno de nuestro Señor Jesucristo.

Mantengamos nuestros ojos en la eternidad y permitamos que esa esperanza nos llene de gozo y paz en medio de cualquier situación que enfrentemos. ¡Confiemos en las promesas de Dios y anhelemos la seguridad que solo Él puede brindarnos en la eternidad!

III. El refugio en la Palabra de Dios

La Palabra de Dios es nuestra guía y protección en medio de los peligros del mundo. En ella encontramos sabiduría, consuelo y dirección para enfrentar cada desafío. Cuando enfrentamos los peligros y desafíos del mundo, encontramos refugio y fortaleza en la Palabra de Dios. Como bien nos dice Salmo 119:105, “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” Es a través de Su Palabra que recibimos luz y dirección para cada paso que damos en esta vida.

Encontramos consuelo y esperanza en las promesas que Dios nos revela. En Isaías 41:10, Él nos asegura: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” ¿No es maravilloso saber que contamos con un Dios amoroso que siempre está a nuestro lado para fortalecernos y sostenemos?

La Palabra de Dios es también nuestra fuente de sabiduría. En Proverbios 2:6-7, se nos dice: “Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente.” Si buscamos la sabiduría que proviene de Dios, Él nos la brindará y nos protegerá de los engaños del mundo.

¿Cómo podemos mantenernos firmes en la Palabra de Dios? En Juan 8:31-32, Jesús nos dice: “Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Al permanecer en la Palabra de Dios y meditar en ella día y noche (Salmo 1:2), encontramos libertad y fuerza para resistir las tentaciones y desafíos que el mundo nos presenta.

La Palabra de Dios es nuestro refugio y nuestro escudo en medio de los peligros del mundo. En ella encontramos todo lo que necesitamos para enfrentar cada día con valentía y confianza.

a. La Espada del Espíritu

Hermanas en Cristo, en nuestra armadura espiritual, no podemos olvidar la importancia de “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:17). Esta poderosa herramienta nos es dada por Dios para defendernos de las artimañas del enemigo y para luchar victoriosamente en la batalla espiritual que enfrentamos a diario.

Imaginemos por un momento cómo un soldado se prepara para el combate. Antes de enfrentar al enemigo, se asegura de tener su espada bien afilada, lista para ser usada en el momento preciso. De igual manera, debemos mantener nuestra espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, afilada y lista para ser usada en nuestras luchas espirituales.

¿Cuál es el poder de esta espada?

Hebreos 4:12 nos dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” La Palabra de Dios tiene el poder de discernir nuestros pensamientos más íntimos y exponer las intenciones de nuestro corazón. Nos guía en la verdad y nos muestra el camino a seguir.

En los momentos de tentación y desafío, podemos usar la espada del Espíritu para recordar las promesas de Dios. Salmo 119:11 nos enseña: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.” Al meditar en la Palabra de Dios y esconderla en nuestro corazón, evitamos caer en la trampa del pecado y nos mantenemos firmes en nuestra fe.

¿Cómo podemos aplicar la espada del Espíritu en nuestra vida diaria?

Jesús mismo nos da el ejemplo cuando fue tentado por Satanás en el desierto (Mateo 4:1-11). Cada vez que el enemigo lo tentaba, Jesús respondía con la Palabra de Dios, diciendo: “Escrito está…” y citando las Escrituras pertinentes. Del mismo modo, cuando enfrentemos situaciones difíciles, podemos recurrir a la Palabra de Dios y encontrar las respuestas y el consuelo que necesitamos.

La espada del Espíritu es una herramienta poderosa y vital en nuestra vida espiritual. Conocer y aplicar la Palabra de Dios nos fortalece y nos ayuda a permanecer firmes en la batalla contra las fuerzas del mal.

Así que tomemos nuestra espada, estudiemos la Palabra de Dios con diligencia y permitamos que su verdad nos guíe, proteja y nos llene de esperanza en medio de los desafíos del mundo. ¡En la espada del Espíritu encontramos la fuerza y la victoria que necesitamos para seguir adelante como hijas amadas de Dios!

b. Luz en la oscuridad

La Palabra de Dios ilumina nuestros pasos y nos guía en un mundo lleno de tinieblas y confusiones. En este mundo lleno de oscuridad y confusión, la Palabra de Dios brilla como una poderosa luz que ilumina nuestros pasos y nos guía en el camino correcto. El Salmo 119:105 nos revela esta verdad reconfortante: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” ¿Qué significado tiene esta hermosa metáfora para nosotras, queridas hermanas en Cristo?

Imagina que estás caminando en medio de la noche, en un lugar desconocido y rodeado de densa oscuridad. Sin una luz que te guíe, sería fácil tropezar y perderte en el camino. De manera similar, en este mundo lleno de desafíos y tentaciones, la Palabra de Dios actúa como una lámpara que ilumina nuestros pies, mostrándonos cada paso que debemos dar para no perder el rumbo.

Es natural que enfrentemos momentos de incertidumbre, decisiones difíciles y pruebas que nos ponen a prueba. Pero no estamos solas, porque la Palabra de Dios es como una lumbrera que brilla en nuestro camino, ofreciendo dirección y sabiduría. Proverbios 6:23 nos dice: “Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen.

La luz de la Palabra de Dios también nos protege de las trampas y engaños del enemigo. Cuando mantenemos nuestros corazones y mentes enfocados en la verdad de las Escrituras, podemos discernir lo que es correcto y lo que no lo es. En medio de las tentaciones, podemos preguntarnos: ¿Qué dice la Palabra de Dios sobre esto? ¿Es esto conforme a Su voluntad?

Como hijas de Dios, podemos confiar en que Su Palabra nos guiará con sabiduría y amor. Isaías 30:21 nos asegura: “Tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él…” Cuando escuchamos la voz del Espíritu Santo hablándonos a través de las Escrituras, podemos avanzar con confianza y seguridad, sabiendo que Él nos conduce hacia un futuro lleno de esperanza y bendiciones.

En los momentos de confusión, inseguridad o desaliento, recordemos el poder de la Palabra de Dios como una luz en la oscuridad. Permítanos que Su Palabra nos guíe, nos dé claridad y nos llene de paz. Como el salmista dice en el Salmo 43:3, “Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas.”

Conclusión

Queridas hermanas, enfrentemos los peligros del mundo con confianza en Dios y Su Palabra. Alejémonos de las trampas del mundo y busquemos hacer la voluntad del Padre. Encontraremos refugio en Él y Su amoroso cuidado nos guiará en cada paso.

¡Permanezcamos firmes en la fe, y juntas alcemos una luz en medio de la oscuridad del mundo, compartiendo el mensaje de esperanza en Cristo!

© Hilda T. Hernández. Todos los derechos reservados.

Predicas Bíblicas .. Mensajes Cristianos para mujeres

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio