La tradición nos aleja de Dios

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Cómo la tradición puede alejarnos de Dios

Predica Cristiana Lectura Bíblica de Hoy: Marcos 7:6-13

Introducción

Como todos sabemos, en unas dos semanas se celebrará Halloween en nuestro país. Esta fiesta empezó en Irlanda alrededor del año 1800 y no tiene nada que ver con Dios.

Pero hoy no voy a hablar solo de Halloween. La próxima semana sí lo haremos. Hoy quiero hablar de las tradiciones en general y el peligro de seguirlas sin pensar. No todas las tradiciones se basan en lo que Dios quiere. Algunas incluso nos alejan de Él.

Es común ver iglesias participando en actividades que parecen inofensivas. Pero cuando las examinamos bien, vemos que van en contra de lo que Dios nos enseña. Así que hoy vamos a ver qué dice la Biblia sobre esta tradición.

I. ¿Qué es una tradición?

Antes de seguir con la enseñanza de hoy, es importante entender bien qué significa la palabra “tradición”. Así podremos captar mejor lo que Dios quiere que aprendamos. Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra tradición es definida como “1. Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación. 2. Doctrina, costumbre, etc., conservada en un pueblo por transmisión de padres a hijos.”

Como podemos observar, la tradición es una costumbre que se pasa de una generación a otra. Sabiendo esto, sigamos con nuestro estudio bíblico de hoy. Al empezar a leer este capítulo, vemos que en ese tiempo los discípulos de Jesús estaban siendo acusados.

Esto queda bien ilustrado en Marcos 7:1-2 cuando leemos “Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén; 2 los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban.”

Ahora que entendemos qué es una tradición, veamos cómo los fariseos se aferraban a ellas, incluso cuando contradecían la Palabra de Dios.

II. Los Fariseos y la tradición

Para que comprendamos bien deseo para acá por un pequeño momento y especificar dos cosas. Primero quiero que conozcamos cual era la tradición que ellos estaban quebrantando; los fariseos y los demás judíos preservaban las tradiciones de los ancianos y no comían nada sin primero realizar con el rito de lavarse las manos.

Esto queda declarado en Marcos 7:3 cuando leemos “Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.

Segundo quiero que conozcamos que esta palabra usada aquí “condenaban” viene de la palabra griega “memfomai” que en verdad puede ser traducida como criticar.

Es importante aclarar que Jesús no estaba en contra de la higiene. Lo que Jesús criticaba era cómo los fariseos usaban esta tradición de lavarse las manos para justificar su propia hipocresía. No era el acto de lavarse las manos lo que estaba mal, sino el corazón con el que lo hacían. Jesús aprovechó esta oportunidad para enseñarnos lecciones valiosas sobre la verdadera esencia de la tradición y cómo no debemos permitir que nos aleje de Dios

Ahora que hemos visto cómo los fariseos se aferraban a sus tradiciones, incluso cuando contradecían la Palabra de Dios, vamos a explorar cómo estas mismas tradiciones pueden alejarnos de Él.

Hemos visto cómo los fariseos se aferraban a sus tradiciones. Pero, ¿qué efecto tienen estas tradiciones en nuestra relación con Dios?

III. La tradición nos separa de Dios

A. Las Palabras Fuertes de Jesús

Fíjense bien en cómo el Señor les responde. Les dice: “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. 7 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. 8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.” (verss 6-7).

Jesús usó palabras fuertes aquí. Les llamó hipócritas porque sabía que decían una cosa pero hacían otra. Paremos un momento para entender mejor a estos religiosos.

B. El Error de los Fariseos

Los fariseos eran un grupo religioso importante en tiempos de Jesús. Tenían poder, pero también un gran error, como toda religión. Creían en un Dios cercano y en la Biblia como la Palabra de Dios. Pero añadían cosas a la Palabra: leyes, ritos y ceremonias que ponían obstáculos a la gente.

Muchas veces, lo hacían para su propio beneficio. Pero el resultado final era que estas reglas alejaban a la gente de Dios.

Esto es algo que logramos ver en las palabras del Señor en Mateo 23:13 cuando leemos “Mas!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.

Ellos aparentaban ser buenos y puros por fuera, pero el Señor, que conoce los corazones, sabía bien quiénes eran y qué querían. Decían ser justos y limpios, pero en realidad, sus corazones estaban llenos de maldad e impureza.

Observen atentamente como lo dice el Señor en Mateo 23:27 cuando leemos “!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.

c. La Autenticidad en la Fe

Lamentablemente, hay personas en la iglesia que fingen ser algo que no son. Para entenderlo mejor, piensen en un agente secreto. Todos sabemos qué hacen: se infiltran en grupos malos para detener el crimen.

Estos agentes son buenos por dentro, pero por su trabajo tienen que fingir ser malos. El peligro no es solo que los descubran, sino que se acostumbren tanto a fingir que se vuelvan como los criminales que querían detener.

Lo mismo puede pasar en la iglesia. Ahora bien, no quiero que piensen que hay espías en nuestra iglesia. Lo que quiero decir es que hay personas que actúan de una manera en la iglesia y de otra muy diferente fuera de ella. En otras palabras, no son auténticos en su fe. Y el peligro es que se acostumbren tanto a fingir que se alejen de Dios.

Esto no debe ser así. Los cristianos no deben vivir fingiendo. Debemos ser auténticos y seguir los mandamientos de Dios. No hay lugar para agentes encubiertos en la iglesia de Dios.

Observen atentamente como el Señor afirma esto para que no exista duda alguna en Mateo 5:14-16 cuando leemos “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Pero si seguimos tradiciones sin pensar, podemos apagar nuestra luz de fe. Si la gente a nuestro alrededor no ve cambio en nosotros desde que seguimos a Dios, estamos fallando. Estamos como agentes encubiertos en la iglesia.

d. ¿Debemos quedarnos callados ante lo malo?

No. La realidad es que no estamos aquí para callar. No podemos callar por respeto a tradiciones que no vienen de Dios. Cuando aceptamos a Cristo, aceptamos la tarea de hablar de Él. No es una opción, es un deber.

Así que, hermanos y hermanas, no seamos agentes encubiertos en la iglesia. Seamos luz y sal, como nos enseña el Señor. Predicar la palabra de Dios no es una sugerencia, es una obligación. No dejemos que las tradiciones nos alejen de nuestra verdadera misión.

Esto el algo que el el Señor nos dice claramente en Mateo 28:19 cuando leemos “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Observen bien que aquí no dice, si tienen tiempo, o si tienen ganas, acá dice “id.

Convocados a llevar la palabra de Dios

Como cristianos fieles nosotros estamos convocados a llevar la palabra de Dios, y a permanecer en contra de todo eso que no le agrada a Dios. Esto queda bien establecido en las palabras del apóstol Pablo como hallamos en 2 Timoteo 4:2 cuando leemos “que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.”

Cómo fieles cristianos nosotros no podemos estar en silencio, y tenemos que repasar y reconocer las oportunidades que nuestro Señor nos otorga para promulgar su Reino aquí en la tierra. Si te llamas cristiano(a) pero por costumbre hallas que sales cada viernes después del trabajo y te vas al “Happy Hour” a emborracharte con tus amistades o compañeros de trabajo, entonces te digo ¡CUIDAO! No olvides de lo que la Palabra de Dios nos dice en 1 Pedro 5:8 cuando leemos “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.

Estas son palabras son muy sensatas, ya que una persona borracha no actúa de manera común y corriente. Uno de los efectos del alcohol es que genera inhibiciones en las personas, y ese es el momento que Satanás está esperando para provocarnos y que realicemos algo que jamás realizaríamos normalmente. Son demasiados los matrimonios que se han acabado por culpa de la infidelidad ya sea de parte del hombre como de la mujer, debido a un momento de borrachera.

Son muchas las vidas que han sido dañadas, por motivo de accidentes de carros o motos, o por actos de violencia por motivo a un momento de borrachera. Dile a la persona que tienes a tu lado, como león rugiente. Ten presente siempre que el motivo del adversario es de alejarnos de la presencia de Dios, y lo intentara de realizar utilizando momentos u ocasiones, tradiciones o costumbres, que pretende ser benévolas, pero que en verdad son fatales. Esto todo nos lleva al segundo parámetro.

Ya hemos explorado cómo las tradiciones pueden alejarnos de Dios. Pero, ¿pueden también llevarnos a pecar?

IV. La tradición nos lleva a pecar

a. Invalidando el Mandamiento de Dios

Acá leemos que el Señor les dijo “Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. 10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 11 Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, 12 y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, 13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.” (verss. 10-13)

En estos versículos observamos como Jesús otra vez les confronta con la verdad, y les revela su hipocresía. Estos hombres fueron bien agiles en señalar a los discípulos de faltarle al mandamiento de los ancianos, mientras que ellos mismos le fallaban al mandamiento de Dios. ¿Por qué digo esto?

Lo digo porque ellos habían añadido una ley que ahora autorizaba que lo que Moisés les había comentado de parte de Dios ahora fuera evadido. Es decir, la tradición de los ancianos que ellos retenían con tanta estimación les llevaba pecar en contra de Dios. Por seguir las tradiciones ellos le fallaban a la misma ley que tanto comentaban cumplir.

Permítanme aclarar algo para que entiendan por qué digo que al seguir las costumbres de los ancianos le fallaban al mandamiento de Dios.

b. El peligro de “Corbán”

Para entenderlo bien, tenemos que detenernos y analizar la palabra “Corbán”. Esta palabra viene de la palabra griega “korban” y se define como 1. Un regalo ofrecido (o para ser ofrecido) a Dios. 2. La tesorería sagrada.

Cuando una persona donaba o daba una herencia o estado, sencillamente proclamaban las palabras “mis bienes son corbán.” Estas palabras eran respetadas cómo una afirmación oficial y amarraba a la persona legalmente. Una vez que esta proclamación era realizada, todos los bienes iban a ser propiedad del templo. El enorme inconveniente que existía es que los líderes religiosos estimulaban de enorme forma este tipo de regalo.

Cuando alguien donaba algo, solo decía “mis bienes son Corbán”. Eso se tomaba como un contrato legal. Todo lo donado pasaba a ser del templo. El gran problema era que los líderes religiosos empujaban mucho para que la gente hiciera estas donaciones.

Incluso animaban a personas que tenían familiares necesitados a hacer estas donaciones. ¿Por qué era esto un problema? Porque al hacerlo, rompían la ley de Dios.

c. Consecuencias de seguir la tradición

Digo esto porque alentar a donar, cuando tienes familia que necesita ayuda, va en contra del mandato de cuidar a la familia. Esto lo vemos en Éxodo 20:12 cuando leemos “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.”

Como les dije al inicio, cada lugar tiene sus propias tradiciones. Todos tenemos días especiales para celebrar algo. Pero la pregunta es, ¿estamos fallando a Dios con lo que hacemos?

d. Tradiciones en la cultura moderna

Aquí en Estados Unidos, por ejemplo, está la tradición de Halloween. En otros países, encienden velas para los muertos. Muchas de estas costumbres son aceptadas en la iglesia. Algunos dicen que no hay mal en ello.

Pero cuando hablamos en contra de estas tradiciones, como hicieron los apóstoles, nos critican. Dicen que somos cerrados de mente.

No podemos dejar que esas críticas nos detengan. Debemos seguir compartiendo la verdad de Dios. Tenemos que rechazar todo lo que nos aleje de Él.

Como nos dice la Biblia en Efesios 5:11Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.” Siempre habran quienes nos critican y se burlan de nuestra fe. Eso podría llevarnos a hacer cosas que sabemos que no son del agrado de Dios. Si te sientes así, ¡ALERTA! Estás actuando como los fariseos de la Biblia, alejándote de la presencia de Dios. Es crucial mantenernos firmes en nuestra fe y no dejar que las opiniones de otros nos desvíen del camino correcto.

Conclusión

Hoy hemos explorado hoy el peligro de las tradiciones que no vienen de Dios. Hemos visto cómo incluso los fariseos, hombres religiosos, se alejaron de la verdad divina al seguir sus propias costumbres. No permitamos que lo mismo nos suceda.

La Palabra de Dios es clara. Nos llama a ser luz en este mundo oscuro, a ser sal que da sabor a la vida. No podemos permitir que tradiciones humanas apaguen esa luz o quiten ese sabor. Como nos enseña el apóstol Pablo en Romanos 12:2, “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

No seamos como los fariseos, que cerraban las puertas del Reino de Dios a otros y a ellos mismos. Seamos, en cambio, portadores de la verdad divina, fieles a la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo. No permitamos que nada ni nadie nos aleje de nuestra misión divina.

Recuerden siempre las palabras de nuestro Señor en Juan 14:6, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” No hay tradición, costumbre o rito que pueda reemplazar esa verdad eterna.

Tengamos mucho cuidado, ya que seguir tradiciones podría hacer que ignoremos lo que Dios realmente nos dice. Examina tu vida y tus costumbres hoy mismo, para evitar escuchar: “Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí.” (vers. 7a). No permitas que rituales o tradiciones te alejen del Señor.

Así que, al salir de aquí hoy, les insto a examinar sus vidas. Pregúntense: ¿Hay alguna tradición que me está alejando de Dios? Si la respuesta es sí, es hora de dejarla atrás y seguir el verdadero camino que Dios ha trazado para cada uno de nosotros.

Que el Señor les bendiga y les guarde, y que su luz brille en ustedes para que otros puedan encontrar el camino a la eternidad. Amén.

© José M. Vega. Todos los derechos reservados.

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