Escogidos para salvación

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Escogidos para salvación

Predica Cristiana Lectura Bíblica: 2 Tesalonicenses 2:13-17

Tema: Cómo Dios Nos Llama a una Vida de Fe y Esperanza

Introducción

Hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para hablar de un tema vital: “Escogidos para Salvación”. La palabra de Dios en 2 Tesalonicenses 2:13-17 nos dice que somos amados y escogidos por Dios para la salvación. La salvación no es algo que debamos tomar a la ligera. Dios nos ha dado este regalo inmenso y es nuestro deber entenderlo y vivirlo plenamente.

La salvación no es solo un destino en el cielo, sino una forma de vida aquí en la tierra. Es una llamada a la santidad, a la comunidad y al amor. En este sermón, exploraremos tres puntos clave que nos ayudarán a comprender mejor este regalo divino.

I. El Llamado a la Santidad

Dios nos ha escogido para vivir una vida santa, separados del pecado y dedicados a Él. Esta santidad no es una carga, sino un regalo que nos acerca más a Dios. Al ser santos, nos convertimos en luces en un mundo oscuro. Vivir en santidad significa seguir los mandamientos de Dios y evitar el pecado. Piensen en José, quien rechazó la tentación de la esposa de Potifar. Él eligió la santidad sobre el pecado, y Dios lo bendijo por ello (Génesis 39:9).

No es un camino fácil, pero es el camino que Dios ha trazado para nosotros. La santidad también nos prepara para la vida eterna en el cielo. Al vivir según las leyes de Dios, nos convertimos en ciudadanos del Reino de Dios.

Este es el propósito último de nuestra salvación divina: vivir con Dios para siempre. Pero la santidad no es solo un destino; es un viaje que comienza aquí y ahora. Veamos cómo podemos vivir este llamado a la santidad en nuestras vidas diarias.

a. Separados del Mundo

Esta separación nos ayuda a acercarnos más a Dios y a nuestra salvación. Dios quiere que seamos diferentes (Romanos 12:2). No como la gente que no sigue a Dios (1 Juan 2:15). Él quiere que hagamos cosas buenas (Efesios 2:10). Que mostremos amor y bondad (Gálatas 5:22). Así la gente verá a Dios en nosotros (Mateo 5:16). Ser diferentes es bueno (1 Pedro 2:9). Nos ayuda a acercarnos más a Dios (Santiago 4:8).

b. Un Camino de Virtud

Dios nos da reglas (Éxodo 20:1-17). No para castigarnos, sino para ayudarnos (Deuteronomio 6:24). Las reglas son como un mapa (Salmos 119:105). Nos muestran cómo vivir bien (Miqueas 6:8). Cómo ser más como Jesús (1 Juan 2:6). Seguir este mapa nos hace felices (Proverbios 29:18). Nos prepara para estar con Dios (Mateo 7:21).

c. Preparados para la Gloria

Un día estaremos con Dios (Juan 14:3). Pero tenemos que prepararnos (Lucas 12:40). Como cuando te preparas para un viaje (1 Pedro 1:13). Ser buenos aquí nos prepara para el cielo (Colosenses 3:1-4). Es como empacar una maleta para un viaje largo (Efesios 6:13-17). Y ese viaje nos lleva a estar con otros que también aman a Dios (Hebreos 12:22-24).

Aplicación

La santidad no es una opción, es una obligación. Cada día debemos tomar decisiones que reflejen nuestra llamada a la santidad. Esto puede ser tan simple como ser amable con un vecino o tan complejo como resistir una tentación seria. Recordemos siempre que Dios nos ha escogido para vivir de esta manera.

II. La Importancia de la Comunidad

La comunidad es esencial en nuestro camino de fe y salvación. No estamos solos; somos parte de un cuerpo más grande que es la Iglesia. Dios nos ha dado hermanos y hermanas en la fe para apoyarnos y alentarnos. Recordemos la historia de Rut y Noemí. A pesar de las dificultades, Rut eligió quedarse con Noemí y ambas encontraron una nueva familia y bendiciones en su comunidad (Rut 1:16-17).

La comunidad es el lugar donde practicamos el amor al prójimo, uno de los mandamientos más importantes de Jesús. Al amar a los demás, mostramos al mundo quién es Dios. Cada uno de nosotros tiene un papel único en esta comunidad. Con nuestros dones y talentos, contribuimos al bienestar de todos.

La comunidad también es un reflejo del Reino de Dios en la tierra. Al vivir en comunidad, prefiguramos la vida eterna con Dios. Ahora, exploremos cómo podemos vivir este sentido de comunidad en nuestras vidas.

a. Unidos en Cristo

No estamos solos (Hebreos 10:25). Tenemos una familia en la iglesia (1 Corintios 12:27). Nos ayudamos entre sí (Gálatas 6:2). Oramos juntos (Mateo 18:20). Aprendemos de la Biblia (2 Timoteo 3:16). Esto nos hace fuertes (Eclesiastés 4:12). Nos prepara para amar a los demás (Juan 13:34-35).

b. Amar al Prójimo

Este amor nos hace diferentes y contribuye a nuestra salvación. Amar a los demás es importante (Marcos 12:31). Es lo que Jesús nos enseñó (Juan 13:34). Cuando amamos, mostramos que somos de Dios (1 Juan 4:7). El amor no es solo palabras, son acciones (1 Juan 3:18). Ayudar a los demás es una forma de amor (Mateo 25:35-36). Este amor nos hace diferentes (Romanos 12:9-10). Nos ayuda a construir una comunidad fuerte (Hechos 2:44-47).

c. Edificando el Cuerpo de Cristo

Todos tenemos un papel en la iglesia (1 Corintios 12:4-6). Algunos cantan, otros ayudan (Romanos 12:6-8). Todos son importantes (1 Corintios 12:22-25). Trabajamos juntos para hacer algo grande (Efesios 4:16). Como un cuerpo tiene muchas partes, pero es uno (1 Corintios 12:12). Así es la iglesia. Y cuando trabajamos juntos, mostramos el amor de Dios al mundo (Mateo 5:14-16).

Aplicación

La comunidad no es un lujo, es una necesidad. Debemos participar activamente en nuestra iglesia y en nuestra comunidad más amplia. Esto significa más que solo asistir a los servicios; significa involucrarse, ayudar a los necesitados y compartir el amor de Cristo.

III. El Poder del Amor Divino

El amor de Dios es el motor de nuestra salvación. Él nos amó primero, incluso antes de que lo conociéramos. Este amor no es pasivo; es un amor que actúa en nuestras vidas cada día y nos guía hacia la salvación. Nos llama a amar a los demás como Él nos ha amado. Al hacerlo, nos convertimos en instrumentos de Su amor en el mundo.

Este amor también tiene el poder de transformarnos. Piensen en el apóstol Pablo, quien pasó de perseguir a los cristianos a ser uno de los mayores predicadores del amor de Dios. Fue el amor divino el que transformó su vida (Hechos 9:1-19). Nos cambia desde adentro, haciéndonos más como Cristo. El amor de Dios es tan grande que incluso envió a Su Hijo para salvarnos. Este es el amor que nos da la esperanza de la vida eterna.

Pero este amor no es solo para nosotros; es para compartirlo con el mundo. Veamos cómo este amor divino se manifiesta en nuestras vidas.

a. Amados por Dios

Y este amor nunca se acaba, al igual que nuestra salvación. Dios nos ama mucho (Juan 3:16). Nos amó antes de que lo conociéramos (1 Juan 4:19). Este amor nos cambia (2 Corintios 5:17). Nos hace querer ser mejores (Filipenses 2:13). Nos da fuerzas cuando estamos tristes (Salmos 34:18). Nos da esperanza cuando estamos perdidos (Romanos 15:13). Y este amor nunca se acaba (Romanos 8:38-39).

b. Reflejando el Amor de Dios

Dios nos ama, y debemos amar a los demás (1 Juan 4:11). No solo a nuestra familia y amigos (Mateo 5:44). También a los que son diferentes a nosotros (Lucas 10:25-37). Este amor debe ser real, no falso (Romanos 12:9). Debe ser un amor que actúa, no solo palabras (Santiago 2:15-17). Y cuando amamos, mostramos a Dios en nuestras vidas (1 Juan 4:12).

c. El Amor que Salva

Y este amor nos prepara para algo aún más grande: una salvación y una vida eterna con Dios. El amor de Dios es especial (Efesios 2:4-5). Nos salva de cosas malas (Tito 3:4-5). Nos da una nueva vida (2 Corintios 5:17). Este amor es para todos (2 Pedro 3:9). No importa quiénes somos o qué hemos hecho (Romanos 5:8). Y este amor nos prepara para algo aún más grande: una vida eterna con Dios (Juan 17:3).

Aplicación

El amor de Dios no es algo que debamos guardar para nosotros mismos. Debemos compartirlo con los demás a través de nuestras palabras y acciones. Este amor es la esencia de nuestra salvación y el núcleo de nuestra fe.

Conclusión

Hermanos y hermanas, hemos caminado juntos por la senda de la salvación que Dios ha trazado para nosotros. Hemos aprendido que ser escogidos para la salvación es un llamado a la santidad, a vivir en comunidad y a ser llenos del amor de Dios. Estas no son solo palabras para escuchar, sino verdades para vivir cada día.

La salvación es un viaje, no un destino. Cada día nos ofrece una nueva oportunidad para acercarnos más a Dios. No estamos solos; tenemos una comunidad que nos apoya y, más importante aún, tenemos un Dios que nos ama incondicionalmente.

Si hay alguien aquí hoy que aún no ha aceptado a Jesucristo como su Señor y Salvador, te invito a que lo hagas ahora. No hay mejor momento que este para abrir tu corazón a Dios. Él te ha escogido, te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida. Aceptar a Jesús es el primer paso en este increíble viaje de salvación.

Que el Dios de paz os santifique en todo vuestro ser; y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo sean guardados sin mancha hasta el regreso de nuestro Señor Jesucristo (1 Tesalonicenses 5:23).

Que la bendición de Dios esté con todos ustedes, hoy y siempre. Amén.

© José M. Vega. Todos los derechos reservados.

Predicas Bíblicas .. Predicas Cristianas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio