¿A quien mejor que a ti?

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En aquella ciudad tan oscura llovía copiosamente y sólo se podía percibir algo, cuando la luz de los continuos relámpagos lo permitía. Mientras tanto, Lupita permanecía protegiéndose del agua bajo un alero del costado de un edificio no muy alto.

Ella era muy joven y para aliviar el temor que sentía al verse sola, escogió una posición, de manera que un contenedor dispuesto allí para recoger basuras, la evadía de la mirada de los transeúntes que pasaban cubriéndose parte del rostro con la capa de agua, quienes en vez de parecerle una ayuda, le daban un profundo terror.

La noche avanzaba y la lluvia no tenía intenciones de terminar y la situación cada minuto era más desesperante para la jovencita que no pudo ver en ninguna de las caras -húmedas por la lluvia y brillantes por la luz de los relámpagos- suficiente nobleza para salir de su escondite a pedir auxilio. En todos, ella veía un hacedor de maldad y no estaba dispuesta a arriesgar su vida.

Sin embargo, su vista no se apartaba de cada uno de aquellos semi-encubiertos que pasaban, cuando la luz del intermitente relámpago lo permitía, albergando la esperanza de poder encontrar en uno, la esperada cara de bueno que le daría el regreso a casa donde estarían sus padres atormentados por su ausencia en una siniestra noche.

Así transcurrieron varias horas y nada, cada vez la suerte de Lupita se tornaba más tensa. Unos que venían de Norte a Sur y otros de Sur a Norte, nadie le era confiable, cuando de pronto, el más grande de los relámpagos, todo quedó tan claro como el día, y un rostro quedó tan iluminado que tuvo que cerrar los ojos y detener su marcha.

Ella no perdió tiempo, por fin la cara buena que ansiaba ver, corrió en dirección al hombre ahogándose en un grito: -¡Papá, papaaa…! y él se incorporó abrazándola, -Lupita mi hija, vamos a casa-. En efecto, era la cara del bueno perfecto, era su padre y no podía existir otro con mejores intenciones por la sencilla razón de SER SU PADRE.

Ustedes acaban de ver un relato donde interviene una de las dos partes que más puede querer y luchar por un hijo. La madre, que es la otra parte, lo demuestra, incluso antes de nacer la criatura. Y el padre, que es llamado como tal, es la solución humana de todos los problemas de los hijos.

El domingo 17 de junio es Father’s day como se dice aquí o Día de los padres como decimos en nuestros países. No pase por alto este día sin pensar un poco en tu padre, si está vivo dedicándole algo, si ya no vive, recordando lo bueno de él. Yo personalmente te aconsejo que nunca olvides esto que seria el mejor regalo en este día: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Éxodo 20.12.

Aprovecho esta ocasión para felicitar, primero que todo a mi padre, y después a todo los padres del mundo.

¡Que la pasen muy feliz ese día todos los papás!

© Antonio J. Fernandez. Todos los derechos reservados.

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