Perdonar cambia la historia

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: Perdonar cambia la historia

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Filemón 1:15-18

Tema: El Perdón es un desafío en la vida del ser humano, y una de las decisiones más difíciles en el ámbito emocional. Pero ciertamente no es un imposible.

INTRODUCCIÓN

La carta escrita por el Apóstol Pablo nos atrapa con una petición muy especial que le hace a su amigo y hermano Filemón. Hombre que probablemente fue convertido al cristianismos bajo el ministerio de Pablo y quien tenía una posición económica relativamente alta, debido a que tenía al menos un esclavo a su mando; y además era el encargado de una iglesia que funcionaba en su propia casa.

El motivo de la carta era Pablo abogando por un esclavo de Filemón, llamado Onésimo, quien al parecer le había fallado a Filemón y huyo de su casa. Este huyendo a Roma, se encontró con Pablo y por tal razón Pablo rogaba a Filemón que le recibiera nuevamente en su casa, ya no como un simple esclavo, sino como un hermano amado.

I. PERDONAR – UNA PETICIÓN DE AMOR

Pablo era un hombre que no solamente fundaba iglesias sino que también se dedicaba a ellas, aunque no podía estar presente físicamente, se hacía sentir en ellas a través de sus cartas, y siempre se mostraba agradecido, preocupado, motivado y sin duda aprovechaba para exhortar y corregir en lo que no estuviera funcionando bien.

En esta ocasión Pablo enterado de lo que sucedió con el esclavo de Filemón, quiso generar en él una acción que lo marcaria y le dejaría una gran lección. Su carta fue intencionalmente para hacerle saber a Filemón que había conocido al esclavo que le había fallado; y que este se había arrepentido de lo que hizo. (Filemón 1:10-11)

La petición de Pablo implicaba tanto que Filemón perdonara a su esclavo por lo que había hecho, como también que lo recibiera de nuevo en su casa; a lo que humanamente no le resultaría sencillo a Filemón y aunque las escrituras no narran la reacción de Filemón sobre esta carga, la petición de Pablo venia cargada de amor y reflexión para este hombre. (Filemón 1:9)

II. PERDONAR – UNA LECCIÓN PARA LA HUMANIDAD

Cuando oímos acerca del sacrificio de la cruz que Jesús hizo por toda la humanidad, es inevitable preguntarse si realmente las personas que comenten “grandes pecados” realmente merecen ser salvos; como si existieran pecados grandes y pequeños. Lo que definitivamente no es cierto, sino que en nuestra humanidad alcanzamos a perdonar solo ciertos errores o pecados y otros los calificamos como imperdonables.

Y es que la mente humana no asimila el tamaño del amor de Dios para nosotros; cuando nos resistimos a perdonar a otros automáticamente ignoramos la grandiosa obra de la cruz. Pues este sacrificio de Jesús cubriría los pecados de todos aquellos que se arrepintieran y sin exención de personas. Es por eso que tenemos el mayor ejemplo de perdón de la historia a través de la cruz.

Era exactamente la lección que Pablo tenia para Filemón, haciéndole conocer que no solo predicarían en sus iglesias del perdón, sino que también lo podían experimentar en su propia vida; y por supuesto que al conceder el perdón a su esclavo también lograría cambiar el rumbo de su vida y la del esclavo, dándole una nueva oportunidad y comenzando ambos una nueva relación aún más entrañable.

III. LOS FRUTOS DEL PERDÓN

De la misma manera en la que un árbol en sequedad es incapaz de dar frutos, así mismo una persona hasta no recibir una regeneración en su vida no puede avanzar ni ver cambios especiales. Ciertamente ese árbol necesita que termine su tiempo de sequía para reverdecer y nuevamente dar frutos. Cuando sientas que no avanzas, que estas estancado y que no resistas la sequía de tu vida, es probable que necesites perdonar o ser perdonado.

La falta de perdón estanca tanto al que no perdona como al que falló; destruye la relación, los distancia, endurece sus corazones, se llenan de amargura y resentimiento. Definitivamente se convierten poco a poco y sin darse cuenta en árboles secos, sin oportunidad de florecer.

Cuando decides perdonar

La realidad que enfrentas cuando decides perdonar es muy distinta; es uno de los actos más liberadores que experimentaras sin duda alguna. Se libera el individuo que perdona, y además deja libre al que esta perdonando. No era una casualidad el hecho de que Onésimo era un esclavo; era un hombre con falta de perdón.

Lo que Pablo inspiraba a Filemón a hacer con Onésimo le traería a ambos la libertad. Sin duda la vida de Onésimo al lado de Pablo cambió radicalmente, tanto que Pablo llego a llamarlo “Hijo” (Filemón 1:10); y por si fuera poco ahora sería recibido en casa de Filemón como un hermano amado.

Realmente la vida de Onésimo paso de una sequedad a una vida florecida y lista para dar frutos; pues el mismo Pablo resalta que antes quizás Onésimo llego a ser inútil para Filemón, pero que de ahora en adelante le sería útil a ambos (Filemón 1:11); destacando a Onésimo como un hombre nuevo que de seguro con su nueva vida serviría en el ministerio y les seria de mucha ayuda para la obra del Señor; y ese es precisamente uno de los grandes frutos del perdón.

IV. PERDONAR – TODO OBRA PARA BIEN

La motivadora carta de Pablo nunca menciona la palabra “perdón”, pero sin duda era imposible que Filemón aceptara la petición de su amigo sin procurar restaurar la relación rota con Onésimo, ya que Pablo hacía referencia que esperaba de Filemón que lo aceptara voluntariamente (Filemón 1: 14). Filemón tenía el reto de perdonar y olvidar lo que había sucedido.

Olvidar lo sucedido es muchas veces lo que torna imposible que se genere el perdón el en corazón del lastimado; si los recuerdos están allí latentes y muchas veces nos quieren dirigir y decirnos como es que debemos comportarnos según lo ocurrido en el pasado. Pero cuando sabes que al perdonar creces como persona, avanzas, liberas y das frutos entonces te das cuenta que era necesario atravesar por esa mala experiencia.

Sin embargo la intensión de Pablo no era que Filemón olvidara lo ocurrido, sino que trató de convencer a Filemón de que lo que había acontecido con Onésimo había sido para traerle una enseñanza especial (Filemón 1: 15).

Ahora él iba a saber que todo acontecía para bien y que si Dios había permitido que ese esclavo lo traicionara era porque tenía el propósito de transformar su vida, así como había transformado la de Pablo y la del mismo Filemón. Nada se escapa del control de Dios y para sus hijos todo les ayudará para bien (Romanos 8:28).

V. PERDONAR CAMBIA LA HISTORIA

Cuando Jesús se hizo hombre y vino a la tierra a morir por nuestros pecados, en su condición de hombre vivió todo lo que humanamente íbamos a sentir y experimentar aquí en la tierra y aun así logró mantenerse santo, sin mancha y murió por el pecado de toda la humanidad.

Aun siendo el hijo de Dios fue humillado por los hombre y a poco tiempo de morir mientras era crucificado decía “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Como hombre Jesús experimentó que si es posible perdonar a quienes nos agreden y nos hieren; y por esa capacidad que tenemos como seres humanos es que él nos demanda en su palabra que debemos perdonarnos los unos a los otros. (Efesios 4:32).

Sin duda alguna su sacrificio nos cambió la historia, pasamos de muerte a vida y nos hizo florecer; si hoy somos libres y damos frutos es gracias a él. Entonces el milagro del perdón nos da la capacidad de perdonar a otros como ya fuimos perdonados y de cambiar sus historias, dándoles la oportunidad de restaurar lo que hicieron, de cambiar sus estilos de vida, de mejorar como seres humanos, de asumir nuevas etapas con madurez y responsabilidad.

Onésimo

Ciertamente Onésimo no había actuado dignamente, pero al encontrarse con Pablo se encontró con el amor de Dios, e inmediatamente experimento perdón y una vida nueva. Tenía la oportunidad de volver a su amo Filemón con otra identidad; tal vez aun trabajaría como esclavo pero ahora también sería un hermano para Filemón, ya que Pablo le pidió en dicha carta que lo tratara como a él mismo (Filemón 1:17).

Pablo movido a misericordia con Onésimo, y sabiendo que probablemente los daños ocasionados por éste habían sido graves; pidió a Filemón que la deuda de Onésimo se la pusiera a él. Tal cual hizo Cristo por nosotros, todo lo que debíamos fue pagado por él en la cruz cuando dijo: “Consumado es” (Juan 19:30), no debemos nada, la deuda fue cancelada, por lo cual nadie nos puede juzgar. Pablo quería que no hubiese deuda pendiente entre Filemón y Onésimo para terminar de restaurar la relación y pudieran seguir adelante, comenzando una nueva relación desde cero.

VI. PERDONAR – PORTADORES DE PERDÓN

Lo que hizo nuestro Salvador nos carga con una responsabilidad muy grande; y es que la forma de propagar ese perdón que él nos dio a nosotros es perdonando a otros, no hay otra forma. Si predicamos a Cristo, tenemos que hablar de amor, y si hablamos de amor, tenemos que hablar de perdón; y ¿cómo hablar de perdón y no vivirlo? ¿Cómo tendríamos credibilidad ante los demás si no padecemos en carne propia lo que predicamos?

El evangelio de hoy se trata del perdón, se trata de restaurar vidas y cambiar historias. El mundo está necesitado de hombre y mujeres que muestren con sus hechos lo que predican, y esa tarea la cumplió Cristo a la perfección mientras estuvo en la tierra, ahora él cuenta con cada uno de sus hijos para que su obra transcienda a toda la humanidad, demostrándoles que no solo hablamos de perdón sino que también podemos perdonarnos los unos a los otros.

Con la mejor de las intenciones Pablo deja esta encomienda a Filemón y le asegura que era digno de confianza, y que estaba convencido que él sabia cumplir con lo que se le había pedido y mucho más. No solo porque Pablo le conocía y sabía que Filemón era un hombre amoroso y de fe (Filemón 1:5); sino porque también era un hombre obediente y tenía la capacidad de perdonar como había sido perdonado.

CONCLUSIÓN

Aquel que cambió la historia de nuestras vidas lo hizo a través del perdón. Estábamos muertos en nuestros pecados, éramos esclavos, secos y sin frutos; muy probablemente nadie hubiese dado ni un centavo por nosotros. Pero Jesús nos abrazó con su perdón y borró toda deuda del pasado. No para que hoy nosotros nos reusemos a perdonar a quienes nos fallan, sino para que su perdón siga marcando a la humanidad. Viviendo lo que predicamos tenemos mayor credibilidad y aceptación.

Ciertamente perdonar no parece un acto sencillo, debido a que ha causado algunas heridas y tal vez daños irreparables que quedaran grabados en tus recuerdos; pero no olvidemos que es posible ya que Dios a través de su amor nos capacitó para esto, perdonándonos a nosotros primero. Si gustas puedes hablarle tu alma y decirle que perdonar es una decisión que tomas muy a pesar de las heridas, pues tu Dios es grande y poderoso para sanarlas.

Dios confía en ti para esta misión; te considera capaz de perdonar y espera que como hijo suyo seas amoroso y obediente a su palabra. También espera de nosotros que hagamos más de lo que se nos pide; no solo que perdonemos las ofensas de otros, sino que también le reconozcamos como hermanos, les amemos, que convivamos aún más unidos en el Señor, y que le recibamos como si estuviéramos recibiendo al Señor mismo. Recuerda que perdonando tú mismo serás libre, y puedes cambiar el rumbo de la historia a esa persona que te falló, así como Dios cambió la tuya.

© Pedro Blanco. Todos los derechos reservados.

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Pedro Blanco
Mi familia y yo aceptamos a Cristo como nuestro rey y salvador hace más de 20 años. Fui ministro en mi iglesia local por 15 años. Es mi oración que el material que publique te sirva de bendición.

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