El sentimiento de culpa

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Salmo 103:8-14

Como cristianos, nos regocijamos que nuestra salvación está segura en Cristo y sabemos que nuestros pecados están por siempre lavados con su sangre. Nos maravillamos de su infinita misericordia pues nos perdonó aun cuando no lo merecíamos. Sin embargo, muchas veces sucede que no nos perdonamos a nosotros mismos, se nos dificulta aceptar lo que Dios nos ha dado y disfrutar la paz de Dios.

Por supuesto que sabemos que “cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” vv12.  No obstante continuamente llevamos la pesada carga de la culpa, y es innecesario.

Creemos estar obligados a llevar esta pesada carga, cuando en realidad ése nunca fue el propósito de Dios. Debemos aprender a liberarnos de nuestra culpa.

A veces el peso de la culpa es simplemente falsa condenación. El doctor Luis Palau comenta en uno de sus libros que siendo niño, su madre tenía la convicción de que si  alguna vez el iba al cine a ver una película, tratara de lo que tratase, el piso del cine se abriría y le llevaría directamente al infierno.

Luis Palau comenta que se  sentía mal hasta si pasaba por un cine, conozco un colega al que le preguntaron en una ocasión si era malo asistir a un cine y respondió citando el Salmo 1:1 “…Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado…”

Ahora bien, eso era culpa falsa.

Paul Tournier, un respetado psicólogo suizo, ha dicho: “La falsa culpa a menudo viene como resultado de la imposición ideas y criterios humanos equivocadamente idealizados.

La gente a veces quiere controlarnos o manipularnos creando reglas y normas que la Biblia nunca menciona.

Debemos identificar esas falsas culpas con sumo cuidado y oración, y luego debemos librarnos de ellas.

En otras ocasiones llevamos pesadas cargas de culpa porque no hacemos con ella lo que debemos hacer. Hay al menos tres respuestas inadecuadas para con la verdadera culpa:

En primer lugar, podemos reprimirla o hacer transferencia de responsabilidad.   Génesis 3: 7-13

Tratamos de cubrirla con delantales de hojas y de negar su existencia. (Yo no he hecho nada) Ponemos la mira en nuestras faltas insignificantes en lugar de reconocer nuestra culpa real. Como resultado, perdemos la paz y a veces hasta sufrimos físicamente.

En segundo lugar, podemos lamentar nuestro error. Remordimiento

“Nunca volveré a hacerlo”, prometemos. El mismo Judas sintió remordimiento después de haber traicionado a Cristo (Mateo 27:3-4).

Sin embargo, le faltó un paso para llegar a lo que la Biblia llama arrepentimiento. Pero el solo hecho de decir “lo siento” no reconoce la seriedad de nuestro pecado y la consiguiente responsabilidad.

En tercer lugar, podemos sentir arrepentimiento genuino el pecado.

El arrepentimiento es la manera bíblica y correcta de responder al pecado. 1 Juan 2:1

En el momento que entregamos nuestra vida a Cristo, nuestros pecados–pasados, presentes y futuros–fueron perdonados. La justicia de Dios fue satisfecha.

Pero ahora como hijos de Dios debemos mantener comunión con El. Para lograrlo, debemos confesar nuestras faltas al Padre Celestial cuando nos damos cuenta de que hemos pecado.

El escritor cristiano C. S. Lewis dijo que la verdadera culpa es un sistema de alarma interno que revela el pecado en nuestra vida y nos señala la pérdida de la comunión con Dios. El Espíritu Santo usa la culpa para instarnos a volver de nuestros pecados y regresar al Padre.

Una vez que nos libramos de la falsa culpa y hacemos lo que debemos hacer con nuestros pecados, somos libres de la carga de la culpa. El Hijo de Dios debe recordar siempre lo que hizo el Señor Jesucristo por los pecadores, como se expresa en el libro de Isaías:  (Isaías 53:4-6).

Isaías 55:6-7 nos da esta seguridad: “Busquen al Señor mientras puedan hallarlo. Invoquen su nombre ahora mientras está cercano. Dejen los hombres sus maldades; expulsen de su mente toda idea de mal. Vuélvanse al Señor para que se apiade de ellos; a nuestro Dios, pues El dará abundante perdón” (BD).

Líbrese de su sus cargas y vuélvase a Dios ahora mismo. Él está esperando.

© Saúl H Aragón Rocha

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Saúl H Aragón Rocha

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