No dejes a Dios de lado

Reflexiones Cristianas

Base Bíblica: 2 Crónicas 33:9-13

Imaginemos que debemos recorrer una ruta de diez kilómetros en la menor cantidad de tiempo posible. Esta ruta la podríamos hacer de distintas formas: podríamos caminar todo el trayecto, podríamos usar una bicicleta para completar todo el trayecto, o podríamos usar un automóvil. ¿Qué forma elegirías?

A  no ser que seas un amante de correr, o de las bicicletas, generalmente elegiríamos usar el automóvil. ¿Por qué razón? Porque en carro, el viaje es más placentero, es muchísimo más rápido, y se sufre menos.

Muchas veces hay situaciones en nuestra vida donde elegimos caminar, o ir en bicicleta, en vez de usar el carro. Lamentablemente, así es nuestra vida con Dios. Dios nos ofrece un trayecto seguro al cielo, en el cual podemos descansar en su poder, su gracia, y su bondad hacia nosotros sus hijos, pero elegimos una vida dejándole de lado en nuestros asuntos más importantes, y excluyéndolo de las decisiones más trascendentales. Simplemente, pudiendo usar el automóvil, de forma consciente o no, preferimos caminar aunque ello nos cueste más tiempo, o ir en bicicleta, aún con los riesgos que ello signifique.

Digo esto porque, siendo hijos de Dios, y conociendo el poder que tenemos en él, preferimos hacer nuestras cosas sin la ayuda de Dios, y de una u otra forma, es dejar a Dios de lado. En la Biblia hay un caso bien significativo, donde un rey de Judá, dejó a Dios de lado, y solo lo buscó cuando la situación se tornó insoportable. La historia del Rey Manasés (2 Crónicas 33) nos enseña como erradamente dejamos a Dios de lado.

La Biblia nos dice que Manasés fue hijo del Rey Ezequías (2 Crónicas 32:33). Ezequías es reconocido como uno de los reyes de Judá que se mantuvo en el camino de Dios, y destacó precisamente por ello, y por celebrar la pascua (2 Crónicas 30), por ser librado milagrosamente del asedio de una potencia extranjera (2 Crónicas 32), y de ser sanado de una enfermedad (2 Crónicas 32).

En la historia de los reyes de Israel y Judá, hubo varios reyes que no vivieron conforme a la voluntad de Dios, y no solo eso, también apartaron al pueblo del camino Dios; y uno de esos reyes fue Manasés. Manasés comenzó a reinar a los doce años, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén (2 Crónicas 33:1). El problema de Manasés fue que en vez de seguir el ejemplo de su padre Ezequías, quien fue un rey que honró a Dios y vivió agradándole, Manasés, en su juventud tomó el camino incorrecto.

Son muchas los casos de personas que pudieron comenzar a servir a Dios de pequeños, pero por diversas razones, se apartaron del camino de Dios. Es común ver como la presión que ejerce la iglesia sobre hijos de pastores y líderes de distintas congregaciones, puede ser demasiado grande para soportarla, por lo cual estos jóvenes deciden equivocadamente apartarse de Dios. Algunos de ellos, tienen la dicha de volver al camino de Dios, y otros sufren las consecuencias de vivir apartados de Dios.

Dice la Biblia, que Manasés no solo hizo lo malo, sino que se excedió en hacer lo malo (2 Crónicas 33:6). Cuando los jóvenes han vivido toda su vida como cristianos, o siendo parte de una familia cristiana, y son tentados exitosamente por el enemigo, estos pueden abrirse totalmente a una vida de pecado dándole todo el placer a su carne que no pudieron darle durante años en la iglesia.

Manasés recibió distintos llamados de Dios a través de sus profetas, pero él no quiso escuchar. Cuando estamos apartados de Dios, siempre hay personas que el mismo Dios coloca para recordarnos que sus planes se van a cumplir en nuestras vidas, tarde o temprano.

Cuando escuchamos los testimonios de estas personas que se han apartado de Dios por un tiempo, pero que volvieron a Su camino, es común escuchar como le hablaban de Dios en el bus, en las plazas, en la radio, en cualquier parte a donde iban, ahí estaba Dios recordándoles que Él seguía amándoles a pesar de todo.

Las predicas cristianas nos revelan que Manasés al no escuchar el llamado de Dios, tuvo que aprender por las malas. Fue ahí cuando Dios trajo   a un ejército extranjero que se lo llevó prisionero (2 Crónicas 33:11). Lamentablemente, algunas personas prefieren hacer caso omiso al llamado de Dios, y escogen vivir dejando a Dios de lado, hasta que sucede algo que les hace recapacitar, que por lo general, no son situaciones agradables.

La pérdida de un familiar, una enfermedad, ser apartado de un empleo, dificultades económicas, problemas familiares, son solo algunos ejemplos de situaciones que hacen a las personas recapacitar, y pensar qué están haciendo con su vida, y por qué están viviendo alejados de Dios.

En 2 Crónicas 33:12-13, dice que Manasés fue puesto en angustia, y fue allí en la angustia que se encontró con Dios. Fue allí, en esa situación límite que oró al Dios de sus padres, y se humilló delante de la presencia de Dios.

Generalmente, a nosotros los seres humanos nos cuesta reconocer que fallamos. Sin embargo, el primer paso para volver a Dios es reconocer nuestras faltas y entender que sin Él estamos perdidos.

Las predicas cristianas nos revelan que la humildad es clave para volver a Dios. En Salmos 51:17 dice que Dios no despreciará un corazón contrito y humillado. Si Dios no despreció a un rey tan malo como Manasés, después de haber hecho todas las maldades que hizo, ¿por qué habría de despreciarnos a nosotros?

Muchas personas se condenan a sí mismas, siendo este el principal obstáculo para volver a Dios. Es aquí donde debemos pensar en que Dios es bueno, y su misericordia es para siempre (Salmo 136:1).

Las predicas cristianas nos revelan que cuando Manasés se humilló fue que Dios lo honró, porque sencillamente a la honra la precede la humildad (Proverbio 15:33). Después que Manasés oró, Dios oyó su oración, y fue restaurado. Fue entonces que Manasés reconoció quien era el Dios de sus padres. Aunque Manasés fue rey desde muy joven, no pudo entender que la obra que había hecho su padre, había sido gracias a Dios.

Es que cada quien debe tener una relación personal con Dios, tus padres te pueden decir como ellos conocieron a Dios, tus pastores te puedan enseñar cómo es Dios y cómo trabaja, pero nuestra vida cambia radicalmente cuando conocemos a ese Dios, entendemos cual es su voluntad para nosotros, y desarrollamos una relación personal con Él.

Cuando de verdad entendemos quien es Dios, entonces difícilmente podamos apartarnos de él y dejarlo de lado en nuestra vida. Es cuando sabemos quien es Dios, y de lo que es capaz, que no nos despegamos de Él ni por un momento.

No es necesario vivir situaciones difíciles y extremas para recapacitar. Dios quiere ahorrarnos problemas y tristezas, sin embargo, nos dio libre albedrío  para que elijamos, pero tenemos que vivir con las consecuencias de nuestras elecciones.

Las predicas cristianas nos revelan que  vivir conforme a lo que Dios dice no garantiza una vida fácil, pero te garantiza que Él estará contigo siempre, y Él tiene todo lo que necesitamos para triunfar. Dejarlo de lado no es una opción, o por lo menos, no una buena. Esta reflexión es para que seamos sabios, y nos acerquemos a Dios antes de que vengan las dificultades. No dejemos a Dios de lado, al contrario, busquémosle antes de que vengan los problemas. No esperemos estar en angustia para buscarle. Hagámoslo antes. Hagámoslo hoy.

La próxima vez que debas elegir entre caminar, correr bicicleta, o ir en carro, no lo dudes más, elige ir en el carro, y cédele el puesto de piloto a Dios. Nadie como Él para conducir tu vida.

Bendiciones.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

Reflexiones Cristianas… Predicas Biblicas

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José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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