Evangelizando bajo el poder del Ungido

B. El Mesías es declarado Rey.

El versículo 6 dice: “He establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte” (vers. 6). ¿Qué versículo enseña esta verdad?

El pasaje dice que Dios ha puesto su rey sobre Sión. ¿Y qué es Sión? Sión es una representación del cielo, donde Dios habita. Sión era el lugar más alto en Jerusalén, y el lugar dónde estaba el Templo, donde habitaba la presencia de Dios. Así que Sión se refiere al lugar más alto donde habita la presencia de Dios.

Lo que esto quiere decir es que, a pesar de que las naciones mataron a Jesús, Él ha resucitado, y ascendió al cielo, y desde allí gobierna todas las cosas con su poder. Las naciones mataron al Señor, creyendo que así podrían vencerlo. Per sucedió lo contrario. Esa fue la manera en que Jesús llegó al trono, y reina sobre las naciones. Dios ha convertido en Rey Soberano sobre los cielos y la tierra, a Aquel que las naciones mataron.

C. Las naciones y el reino de Cristo.

Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra. 9 Los quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás” (verss. 8-9).

Las naciones que le son entregadas a Jesús como herencia, son las mismas naciones que en el versículo 1 se sublevan contra el Señor. Que las naciones no quieran someterse, no le quita la autoridad que Jesucristo tiene sobre ellas. El Señor es Rey aún sobre aquellos que conspiran contra Él.

Eso tiene dos implicaciones. Por un lado, gracias a que Cristo es Rey tiene el suficiente poder para salvar a personas de toda lengua y nación. Él vence a sus enemigos, volviéndolos sus aliados. Un poder que sólo tiene el Rey que dio su vida por ellos.

Por otro lado, significa que las naciones serán sometidas a Cristo. El resultado de este reinado es que sus enemigos serán quebrantados con vara de hierro, y serán despedazadas como la vasija del alfarero. Estos enemigos son los que se niegan a creer en el evangelio. Estos perecerán en el día final.

III. Nuestro deber de predicar el evangelio

A. Debemos predicar el evangelio.

Después de entender todo esto, el salmista comprendió que tenía un deber para las naciones. Él debía proclamarles a las naciones cómo debían actuar, en virtud del reinado de Cristo.

Los versículos 10-12 dicen: “Ustedes, los reyes, sean prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra. 11 Sirvan al SEÑOR con temor; con temblor ríndanle alabanza. 12 Bésenle los pies, no sea que se enoje y sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!” (verss. 10-12).

Todas estas cosas son llamados de parte del salmista a creer en este decreto, y someterse al Señor. Ahora, si el salmista hizo esto viendo de lejos lo que habría de ser el Mesías, ¿cuánto no más nosotros, que conocemos al Señor con más claridad, y cuando el Señor ya está sentado en su trono? Al igual que Él, debemos proclamar a otros, que Cristo es Rey.

B. Lo que debemos predicar.

El salmista nos enseña lo que debemos decir en este decreto.

1. Que todos deben someterse a Cristo, a través de su evangelio. “Ustedes, los reyes, sean prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra. Sirvan al SEÑOR con temor; con temblor ríndanle alabanza. Bésenle los pies”. Los reyes funcionan como los representantes de las naciones. Es un deber para todos.

2. Qué el que no crea, perecerá. “Bésenle los pies, no sea que se enoje y sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente” (vers. 12).

3. Qué el que crea en él, tendrá vida eterna. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!

Conclusión

Si Cristo es Rey, entonces tenemos asegurada la victoria en la predicación del evangelio. Nadie podrá detener la salvación de Cristo Jesús. Este poder es el que nos acompaña, cuando cada uno predica a Cristo.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

Predicas Biblicas.. Bosquejos para Predicar

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