Satanás siempre será un mentiroso

Estudios Biblicos

INTRODUCCIÓN:

¿Cuántas veces te has encontrado en la posición de decir que todo te sale mal, y que a pesar, de ayunar y orar, el camino sigue siendo oscuro y no recibes la tan ansiada respuesta que necesitas? Seguro, que en más de una ocasión.

Pareciera que en vez de mejorar, te estancas o retrocedes, y por supuesto, los reproches no se hacen esperar.

Preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Una y otra vez. Te deprimes, lloras, comienzas a experimentar tanto pesar y dolor, que terminas por creer una de dos alternativas:

1)    Dios se olvidó de mí. No me ama. No me escucha. No le importa. No me entiende. Me está poniendo muy alto poder alcanzarle para que me oiga, etc…

2)    Es mi culpa. Soy una mala persona. Todo lo malo que me sucede es porque he pecado. Dios me está castigando. Nací para sufrir. No soy de los que gana, siempre pierdo. La felicidad y el éxito son para los demás, no para mí.

Si alguna de estas posturas se refleja como un espejo frente a ti, entonces te invito a considerar lo siguiente, porque necesitas saber que todo eso es una completa y horrorosa mentira, fabricada por el padre de la mentira: Satanás, para tenerte engañado y viviendo tan lleno de tristeza y malestar que seas incapaz de alcanzar las promesas divinas y mucho menos, de darle la pelea que sabe que él no podrá ganar.

TEXTO PRINCIPAL:

Vamos a examinar el siguiente caso para que compruebes por ti mismo, la veracidad del asunto:

En el libro de Jueces, capítulo 6 versos 11 al 16 podemos leer:

“Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, Señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en manos de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Entonces le respondió: Ah, Señor mío, ¿Con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.”

PLANTEAMIENTO:

Cuando el ángel de Jehová se apareció a Gedeón, no lo encontró gozoso, acompañado de una multitud de personas celebrando una fiesta monumental, ¿cierto? Estaba solo, tratando de esconder la poca comida que su familia podía almacenar antes que los saqueadores de los madianitas vinieran a despojarlos de todas sus cosechas sin que hasta ese momento pudieran hacer algo para impedirlo. Los primeros versículos del capítulo 6 indican que tras siete (7) años de sufrir los azotes en contra de su tierra, los israelitas finalmente clamaron a Dios; muy parecido a lo que ocurre cuando hartos de explorar todas las tácticas humanas conocidas, decidimos clamar a Dios como el último recurso, aunque de forma contradictoria, también sea el primero a quien le echamos la culpa de todo, cuando las cosas van mal.

Hasta este punto, se puede ver el nivel de paralelismo entre la situación de Israel y Gedeón de aquel entonces, a la que posiblemente hayas o todavía estés experimentando en tu vida personal ahora.

Trabajas duro por salir adelante, pones lo mejor de ti, te aseguras de hacer lo correcto y en un rápido autoexamen, te encuentras que no has hecho mal ni lastimado a nadie, así que por definición, todo tendría que salirte a las mil maravillas.

El problema es que no ocurre lo que esperas, ¿verdad? Igual que al pueblo de Israel, te roban la bendición justo cuando estás a punto de cosecharla, y luego, todo el trabajo que hiciste simplemente parece haberse ido al excusado. Casi hasta te parece escuchar las burlas que el Diablo te hace en la cara.

Justo allí, es donde empieza a tejer su trampa, a construir su mentira y debo decir que en la mayoría de los casos, terminamos por creerle. La buena noticia es que este mensaje está llegando a tu vida en este momento para que no te rindas y te quites de encima esa careta de mentira con la que Satanás te ha querido mantener vendado para que no veas la verdad.

Recuerda este texto: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8: 32). La Palabra de Dios está aquí para liberarnos de las ataduras de mentira bajo las cuales Satanás quiere mantenernos prisioneros para que no recibamos de Dios sus promesas y bendiciones.

Como escribí al comienzo, cuando Satanás teje sus mentiras en torno de nosotros, tendemos a pensar de dos maneras y en el caso de Gedeón, no fue diferente. Nótese que en el texto principal de Jueces 6: 11 – 16, encontramos estas dos líneas de pensamiento.

PRIMERA MENTIRA

La primera vez que el ángel de Jehová se le presenta a Gedeón y lo saluda, Gedeón reaccionó con una suerte de queja y de pesar en su voz “ah, Señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿Por qué nos ha sobrevenido todo esto?”

¿No es esta la reacción típica que manejamos cuando nos encontramos en problemas y alguien viene a decirnos con una sonrisa apacible y casi hasta odiosa: “Tranquilo, Dios está contigo. Todo va a salir bien. Hay una bendición grande de parte de Dios para tu vida”? en efecto, lo primero con que nos gustaría responder es con el mismo pesar y la misma pregunta de Gedeón: “Si Dios está conmigo, ¿Por qué me pasan todas estas cosas?”

El objetivo número uno del Diablo al sembrarnos su mentira es que dudemos de la presencia de Dios, de su Poder y de su Amor para con nosotros. Un hijo que se convence de que su padre o su madre no le aman, ni quieren ayudarle, no tardará en sentirse abandonado, débil e incluso resentido. Esta estrategia diabólica no es nueva,  y generación tras generación es utilizada para socavar los cimientos de nuestra fe y nuestra confianza en Dios.

¿Por qué Satanás quiere que perdamos la fe en nuestro Creador? ¿Por qué necesita que dejemos de confiar en Dios y su poder? La respuesta la tenemos en el evangelio del Nuevo Testamento: Mateo. En el capítulo 13, verso 58 leemos: “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.”

Jesús no pudo hacer “muchos” milagros en su propia tierra, debido a la falta de fe de los que vivían allí. Si le faltan milagros a tu vida y a tus oraciones, posiblemente sea porque tu fe no es lo que debería ser, y si ese es el caso entonces, Satanás está haciendo muy bien en ti su trabajo.

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