Pide, busca y llama

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy:  Pide, busca y llama

Predica cristiana Texto Bíblico: Mateo 7:7-11

Introducción

Jesús enseñó en el Sermón del Monte acerca de diversos temas relevantes para la vida cristiana; sin embargo, existen más versículos dedicados a un tema en particular que a cualquier otro: la oración. El pastor sudafricano del siglo 19, Andrew Murray, escribe en su libro «Con Cristo en la escuela de oración», que Jesús «…no habló mucho de lo que se necesitaba para predicar bien, pero sí mucho de cómo orar bien. Saber cómo hablar con Dios es más importante que saber cómo hablar con el hombre. A Jesús le encanta enseñarnos a orar.»

Habiendo dicho esto, dentro del tema de la oración, Jesús quería resaltar algo en particular y casi siempre era lo que más repetía esto es: ¡la perseverancia! Para denotar la importancia de esto, él hace una ordenanza, luego continúa con una promesa y finaliza con una ilustración que afirma tanto el mandato como la promesa. Espero seas bendecido en ésta hora.

La ordenanza

Prestemos atención a lo que dice la palabra de Dios en ésta ocasión. «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. » (Mateo 7:7)

Podemos ver el llamado a perseverar en la oración en este mandato imperativo. Esta tarea es una invitación activa; en otras palabras les está diciendo: «¡Sigan pidiendo, no dejen de insistir!». Prestemos atención también a la progresión de los verbos empleados.

Comienza con el «pedir», obviamente este es el primer paso, pero continúa con el «buscar», aquí ya implica mayor seriedad, acción y dedicación. Después continúa con el «llamar», en el sentido de golpear una puerta; esto habla de pedir y actuar con perseverancia. Ya que en la mayoría de las veces, la bendición esperada está detrás de la insistencia y perseverancia.

En la Biblia encontramos otras enseñanzas acerca de la importancia de perseverar y seguir adelante. Por ejemplo, Jesús en el Getsemaní hizo una agonizante petición: Padre mío, si es posible, pasa de mi ésta copa; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya (Mateo 26:39).

En Mateo 26:44 leemos que Jesús hizo esta petición, ¡tres veces! ¿A caso Jesús tenía falta de fe y por eso repitió las mismas palabras? ¡Por su puesto que no! Es verdad, él terminó descansando en la voluntad del Padre, pero entendió que a Dios le agrada que nosotros, con plena confianza, seamos persistentes con nuestras peticiones.

Otra enseñanza acerca de esto la encontramos en la parábola de la viuda y el juez injusto, en Lucas 18:1-8, donde dice: «Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse» aleluya

La promesa

«Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. » (Mateo 7:8)

Ésta promesa es un maravilloso incentivo para la oración persistente. El famoso teólogo reformador, Juan Calvino, dijo: «nada se adecua mejor para motivarnos a la oración que la plena convicción de que seremos escuchados».

Es verdad que Dios puede otorgarnos dádivas sin siquiera pedirlas, pero en su soberanía, Dios determinó que fuera la oración el medio por excelencia por el cual él conceda las bendiciones a sus hijos. ¡Nuestra oración descansa en la promesa de que seremos escuchados! Porque esto no se trata de quiénes seamos nosotros, sinó de quién es Dios nuestro padre. ¿Él lo prometió? Él lo cumplirá.

Es importante mencionar que esta promesa no es una fórmula mágica, no es un «¡Ábrete Sésamo!», y en este sentido, no es una promesa incondicional. Debemos considerar el factor de la sabiduría de Dios; él sabe lo que es mejor para nosotros, y si él ha decidido mantener cerrada una puerta es porque, aunque no lo entendamos, sabe lo que es mejor para nosotros. El no recibir lo que a veces esperamos, también es una respuesta de parte de Dios, porque no es lo que Él quiere para nosotros… que Dios nos ayude a entender cada día su voluntad en nosotros.

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Julio Torres
Nacido en hogar cristiano, me gusta estudiar la biblia y predicar el evangelio de Jesucristo.

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