No es fácil

Aunque en éste pueblo de antigüedad existían muchos que perseveraban en el pecado, Dios les estaba dando una oportunidad para arrepentirse y salvar sus vidas.

Por cuarenta años Jeremías venia advirtiéndoles de las consecuencias de sus acciones, y ahora faltaba poco tiempo antes de que ellos fueran llevados cautivos por Babilonia, quedaba poco tiempo pero Dios en su infinita misericordia les estaba ofreciendo otra oportunidad.

Fíjense bien en las palabras de Jeremías: “Así ha dicho Jehová: El que se quedare en esta ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; mas el que se pasare a los caldeos vivirá, pues su vida le será por botín, y vivirá. 3 Así ha dicho Jehová: De cierto será entregada esta ciudad en manos del ejército del rey de Babilonia, y la tomará.” Pero estas palabras fueron vistas por el pueblo de ese entonces como una traición. Es verdad que lo que el profeta les dijo fueron palabras desalentadoras y fuertes, pero eran la verdad de Dios.

Dios ya había decidido que Judá seria castigada por sus malas acciones, Dios había decidido que el imperio de Babilonia la tomaría, y Jeremías solo declaraba la verdad, pero como les dije, la verdad es difícil de aceptar, especialmente cuando no concuerda con la manera en que pensamos.

¿Creen ustedes que a Jeremías le iba bien? ¿Creen ustedes que por hablar la verdad Jeremías era aceptado y reconocido? Fíjense en lo bien que bien le iba y el reconocimiento recibió: “Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal. 5 Y dijo el rey Sedequías: He aquí que él está en vuestras manos; pues el rey nada puede hacer contra vosotros. 6 Entonces tomaron ellos a Jeremías y lo hicieron echar en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, que estaba en el patio de la cárcel; y metieron a Jeremías con sogas. Y en la cisterna no había agua, sino cieno, y se hundió Jeremías en el cieno.”

Les puedo decir que ésta no fue la única vez que a Jeremías le tocó pasar por momentos difíciles. Jeremías confió en Dios y Su Palabra, algo que muchos de nosotros aun tenemos que aprender.

Jeremías conocía las repercusiones que existirían al predicar la Palabra de Dios, pero esto no lo detuvo. Jeremías persevero en todo momento.

Te declaro una verdad en el día de hoy, estamos llamados a perseverar en nuestra fe en todo momento. Esto es algo que queda claramente expresado en Hebreos 10:38-39 cuando leemos, “Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. 39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.”

Como podemos ver en los versículos que estamos explorando en el día de hoy, Jeremías fue echado en la cisterna, fue lanzado por el hombre a un lugar desagradable donde perdería su vida, pero ¿abandono Dios a Jeremías?

Para contestar ésta pregunta continuamos con nuestro estudio y leemos, “Entonces tomaron ellos a Jeremías y lo hicieron echar en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, que estaba en el patio de la cárcel; y metieron a Jeremías con sogas. Y en la cisterna no había agua, sino cieno, y se hundió Jeremías en el cieno.”

A primera vista muchos dirían que Dios aparentemente había abandonado a Su siervo, pero les aseguro que éste no fue el caso. Dios no le abandono, pero Él si probo su fe. ¿Pasamos nosotros por lo mismo?

Cuándo un creyente recibe la salvación, ¿le da Dios una vida sin problemas y perfecta?

Algunas veces pensamos que Dios debería hacer esto ¿verdad? Pensamos que Dios no debería permitir que las pruebas, o como muchos lo ven, cosas malas nos sucedan. Pero, ¿por qué permite Dios que sucedan? ¿Por qué llegan las pruebas a nuestra vida?

Tenemos pruebas porque nuestra fe tiene que ser refinada; fíjense bien como esto es algo que queda bien ilustrado en 1 Pedro 1:7 cuando leemos, “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.”

Pero la pregunta que se mantiene es, ¿por qué Dios prueba nuestra fe? Hermanos, Dios prueba la fe de los creyentes para que desarrollemos una fe genuina.

Pedro aquí hace una comparación bien interesante, él compara al creyente con el oro. ¿Sabe alguien aquí el proceso por cual el oro tiene que pasar antes de que llegue a su pureza final?

Porque después de todo, el oro sin procesar no es muy bonito, es solo una piedra de metal llena de impurezas. El oro tiene que ser puesto al fuego para limpiar todas las impurezas y pueda llegar a ser puro y limpio.

Igual nuestra fe, cuando nos mantenemos fiel, el fuego de la prueba refina nuestra fe y la hace brillar, y es el brillar de la fe de un verdadero cristiano lo que atrae a otros, El brillar del fuego del Espíritu Santo nos saca de las tinieblas.

Para concluir. Dios no abandono a Jeremías: “Y oyendo Ebed-melec, hombre etíope, eunuco de la casa real, que habían puesto a Jeremías en la cisterna, y estando sentado el rey a la puerta de Benjamín, 8 Ebed-melec salió de la casa del rey y habló al rey, diciendo: 9 Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad. 10 Entonces mandó el rey al mismo etíope Ebed-melec, diciendo: Toma en tu poder treinta hombres de aquí, y haz sacar al profeta Jeremías de la cisterna, antes que muera.”

Dios no abandono a Jeremías y Dios no te abandonará jamás; esto es algo que el Señor nos deja declarado claramente en Mateo 28:20 cuando leemos, “…enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Dios le aseguro a Jeremías su seguridad, y Dios te asegura a ti tu seguridad. Esto es algo que queda completamente claro en Juan 3:16 cuando leemos, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Dios le aseguro a Jeremías que no serian sus palabras sino serian Palabras de Dios que él predicaría; Dios te dice a ti declara la verdad, yo pongo las palabras en tu boca.

Esto es algo que el Señor nos deja claramente declarado en Marcos 13:11; cuando leemos, “Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.”

Prediquemos la verdad de Dios en todo momento, declaremos la verdad de Dios en todo instante en nuestra vida.

© 2008, José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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