Confía en Dios

No temas confía en Dios

La mayor razón por la cual no hubo un cambio fue porque ellos temían. Digo esto porque cuando leemos la historia completa encontramos que todas sus preguntas estaban centradas en el temor.

Ellos temían morir de hambre, morir de sed, y hasta temieron entrar en la tierra que Dios le había dado.

El temor es un arma muy poderosa que utiliza el enemigo. El temor es un arma que corta eficazmente nuestros espíritus cuando no estamos completamente confiados en Dios. Este pueblo que Dios liberó de las manos del faraón nunca entró en la tierra prometida por causa de la rebeldía y la desobediencia, pero la causa de ambas fue el temor.

Como les dije, el temor es un arma que divide nuestro espíritu, un arma eficaz del enemigo porque el temor no es de Dios (2 Timoteo 1:7). El temor nos detiene de hablarle a alguien de la Palabra de Dios; nos dice que no sabemos lo suficiente.

El temor nos detiene de ofrendar y diezmar; nos dice que no tendremos lo suficiente. El temor nos detiene de vivir vidas victoriosas; no avanzamos por temor a fracasar. El temor nos detiene de cambiar; nos dice que seremos repudiados. El temor, arma eficaz del enemigo, reprendámosla hoy en el nombre poderoso de Cristo Jesús.

Hermanos como iglesia nosotros estamos entrando en una nueva etapa en este ministerio. Estamos no solo en un crecimiento local, sino que estamos creciendo a nivel internacional. Él Señor está enviando las almas, Él Señor está enviando a los obreros, Él Señor está enviando a los líderes.

El Señor nos está guiando hacia ese lugar donde Él nos quiere, y tenemos que estar preparados (Apocalipsis 14:14-16). Preparados a luchar contra los poderes de las tinieblas en todo momento, preparados a enfrentarnos contra los ejércitos de Satanás que trataran de atemorizarnos, trataran de poner dudas en nuestras mentes, trataran de alejarnos de los caminos de Dios.

El pueblo de Israel permitió que el temor acampara en sus corazones y que habitara en sus mentes y su futuro no fue muy agradable.

Estuvieron perdidos, rodando por el desierto por cuarenta años, nunca alcanzaron ver la tierra que Dios les había entregado. Como iglesia tenemos mucho que aprender de este pueblo, tenemos que aprender lo que no debemos hacer. Dios nunca se aparto de ellos, mas ellos se apartaron de Dios.

Para concluir.

Como les dije al inicio, el hombre teme el cambio, el hombre por naturaleza teme a las cosas nuevas. Existe una frase que estoy seguro que muchos han escuchado que expresa esto muy bien, y dice: “Mejor es lo conocido que lo que está por conocer.” ¿La han escuchado?

Pero si nos regimos por esa frase entonces nunca recibiremos las bendiciones que Dios tiene para nosotros en el día de mañana (Mateo 5:2-12). Nunca estaremos dispuestos a atravesar por esos desiertos. Nunca nos dejaremos ser guiados hacia los lugares mayores y mejores que Dios tiene para nosotros.

No podemos permitir que el enemigo acampe en nuestros corazones y mentes con esos espíritus de temor. Tenemos que confiar que nuestro Padre celestial va delante de nosotros, que nuestro Padre celestial pelea por nosotros (Deuteronomio 3:22; Josué 23:10).

Confía en Dios y Él se glorificará

Tenemos que permitir que Él se glorifique en esas situaciones cual nosotros pensamos pérdidas. Como iglesia tenemos que movernos hacia delante, avanzar y conquistar. Como iglesia tenemos que hacer un compromiso genuino con Dios, no podemos más hacer las cosas a media. ¡Si queremos ser bendecidos, tenemos que bendecir! (2 Corintios 9:6)

¡Si queremos ser victoriosos, tenemos que pelear! (1 Timoteo 6:12) ¡Si queremos avanzar, tenemos que marchar y ser valientes! (Josué 1:9) Dios iba delante de ellos, confiemos siempre que Él va delante de nosotros.

Predicado: 20 de Enero del 2002

© José R. Hernández. Todos los derechos reservado.

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