Soberbia: Trampa del enemigo

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Reflexiones Cristianas Reflexión de Hoy: Una trampa llamada soberbia

Reflexión Cristianas.. Texto Bíblico: Proverbios 11:2 “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría.”

Introducción

La soberbia es como esos malos amigos, que solamente están cuando hay dinero y cuando todo está bien, pero en cuanto las cosas ese poner mal, la soberbia te abandona y deja al individuo solo, con una nube de consecuencias fatales.

Creo que el peor caso de soberbia es el de Nabucodonosor, sin embargo, hoy quiero enfocarme en Naamán, que se encuentra en 2 Reyes capítulo 5.

Naamán era un hombre de guerra, el hombre estaba completo; era nada más y nada menos que un “gran General del ejército de Siria”. Lo más interesante es que Dios lo había usado, (2 Reyes 5:1) “…Porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria”. Esto quiere decir que el hecho de ser creyente y ser usado por Dios, no te hace inmune a la soberbia.

El versículo sigue realzando sus logros, pero termina abruptamente con “…pero leproso” ¡Huy Eso dolió! ¿Porque no obviar esa pequeña parte?, ¿porque no dejarlo simplemente en lo positivo de este hombre?, seguro era vergonzoso para Naamán, salir por las calles, llevando tanta gloria en sus espaldas y al final él y los suyos sabían que él era leproso.

Vale mencionar que su estado de lepra no estaba tan avanzado, porque todavía estaba en función de General. Seguramente el se podía esconder, detrás de su armadura, detrás de sus títulos Y posiciones, pero había un grupo del que no se podía esconder, ese era su grupo íntimo. Sus amigos, su familia, y su servidumbre.

La soberbia

Luego de que una valiente sierva recomendara a la esposa de Naamán, que buscara al siervo de Dios que tenía en su mano la solución a su problema, él, como buen hombre soberbio, agarró y se fue a hacer lo que todo soberbio sabe hacer:

  • Un soberbio no acepta nada de gratis, tampoco da nada de gratis
  • Un soberbio no pide nada, el demanda todo (todo se lo merece)
  • El soberbio no tiene agradecimiento, él tiene “moneda de cambio” para poder decir: “al fin de cuentas lo que me das ya es mío”, ósea que no hace favores, solamente transacciones.

Se que con estas descripciones ya estarás pensando en alguien, si no a lo mejor alguien está pensando en ti… mejor sigamos.

Ya sabemos cómo la historia se desenvuelve, él ofrece riquezas al profeta Eliseo. El profeta ni siquiera sale a recibirle y lo manda a sumergirse siete veces al Jordán… Etc.

Varias cosas suceden, claro está, no era el Jordán que tenía la sanidad, entonces, ¿por qué Dios hace lo que hace con Naamán? La respuesta es simple, porque Naamán tenía raíces de soberbia muy profundas, y estas estaban punto de destruirlo, pero Naamán ya segado, no se había dado cuenta.

Trampa de la soberbia

La trampa de la soberbia consiste en que caminas en piso de paja, por encima todo parece bien, pero basta un mal paso para que caigas en el hueco profundo de las consecuencias, todo producto de la soberbia y una vez ahí, quedas solo y en muy mal posición.

Todo soberbio busca una cosa: controlar a todos y todo a su alrededor, para que al final todos puedan mirarlo sólo a él. Dios le da tal lección a Naamán, que está utilizando todo este tiempo, a una muchacha extranjera, “insignificante” de acuerdo con los estándares de Naamán, y encima esclava.

Todas las cosas que un soberbio aborrece, se le estaban presentando a Naamán como su única salida. Todo era gratis, solamente tenía que agradecer, alguien más tenía la respuesta, no como él estaba acostumbrado a tener todas las respuestas, en fin, todo el proceso fue de tortura para su ego.

Ten cuidado con la trampa de la soberbia.

  • ¿Eres una persona que no permite sugerencias ni ayuda?
  • ¿Eres alguien que quiere controlar todo a su alrededor?
  • ¿Piensas que llegaste dónde estás, sin la ayuda de nadie?

Piensa otra vez, y di como dijo el salmista “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” Salmos 139:23-24.

© Elena Torres. Todos los derechos reservados.

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