¿Oración o acción?

Reflexiones Cristianas

Reflexiones Cristianas Texto Biblico: Lucas 10:38-42

INTRODUCCIÓN

Vivimos en un mundo muy ajetreado y cuando el tiempo es escaso, nos dedicamos a lo esencial y vamos dejando fuera cosas secundarias. Pero el trajín de la vida diaria nos complica el dedicar un tiempo a la oración, a la reflexión y a escuchar la palabra de Dios.

Las prioridades

Constantemente nos vemos obligados a definir nuestras prioridades, de hecho en cada una de las elecciones que hacemos optamos por una cosa y dejamos fuera otra cosa. En la heladería, cuando escogemos un sabor, también dejamos fuera el resto de las opciones, de alguna manera definimos nuestras prioridades (o nuestros gustos).

Cuando tenemos que decidir por cuál ruta nos trasladamos en la ciudad definimos también nuestras prioridades, si escogemos el camino más transitado pero más rápido, u optamos por el camino más agradable, aunque sea más largo… al final estamos definiendo también nuestras prioridades.

Lo mismo nos sucede cuando pensamos que tenemos tantas cosas que hacer que no nos damos tiempo para la oración y el estudio de las Sagradas Escrituras, que son la Palabra de Dios. Pensamos que el ajetreo diario nos come todo el tiempo posible y quizás el cansancio del día no nos deja fuerzas ni ganas de alimentar nuestra alma con el mensaje de Cristo o las preocupaciones diarias nos permiten la tranquilidad necesaria para hacer una pausa y leer la palabra de Dios y reflexionar en lo que quiere Dios para nosotros o comentarlo en familia.

Marta y María

En una ocasión dos hermanas que eran amigas de Jesús, lo invitaron a su casa y se sentó a comer con ellas. Lucas cuenta que mientras Jesús estaba sentado hablando, María dejó lo que estaba haciendo se sentó también con él, puso a un lado los quehaceres de la casa para atenderlo a él y a sus discípulos. Y prefirió sentarse a su lado para escucharlo.

Mientras tanto, Marta seguía encargándose de servir a todos, llevar los platos, limpiar la mesa y atenderlos. En un momento Marta se sintió agobiada por las muchas tareas que tenía que realizar para atender al Maestro. Ciertamente estaba trabajando para Jesús. Y cuando la vio allí, tranquila y sentada, le pareció que aquello no era justo; por eso se atrevió a interrumpir al Maestro y reclamarle que María “no estaba haciendo nada”. ¿No te importa que María esté allí sin hacer nada y me deje todo el trabajo a mí sola?

Jesús le dio una respuesta inesperada: Marta, andas muy ajetreada ocupada de tantas cosas, sin darte cuenta de que sólo una es importante. María definió muy bien sus prioridades y no puedo reclamarle por eso, puesto que escogió la mejor parte. Marta era una buena anfitriona y le preocupaba que no tuvieran en la mesa la comida y la bebida; le parecía que esa era la prioridad, pero se equivocó.

Marta era una mujer muy práctica y lo demostró cuando su hermano Lázaro había muerto. Jesús pidió que le quitaran la lápida de su sepulcro y Marta, siempre práctica inmediatamente intervino y le dijo al Maestro: mejor no retiren la piedra, lleva ya varios días muerto y ya huele mal. Y es que su practicidad opacaba su fe.

Por eso Jesús le reclama: ¿qué no te he dicho que si crees verás las maravillas de Dios? Quizás le hizo falta sentarse un poco más tiempo a escucharlo que a atender las cosas prácticas.

En esa ocasión, cada hermana definió sus prioridades. Para María era más importante disfrutar de la presencia de Jesús en su casa, que estar yendo de un lado a otro atendiendo las cosas prácticas.

Oración y acción

La vida diaria trae consigo una infinidad de responsabilidades que nos obligan a estar en continua acción y yendo de un lado para otro tanto en casa como en el trabajo o el estudio. Pero la lección de esta visita a las dos hermanas es que podemos juntar ambas cosas. Podemos hacer que nuestro trabajo y nuestras ocupaciones se transformen en oración y las hagamos para dar gloria a Dios y de esta manera conciliamos ambas actividades.

Sin embargo, también es una invitación para que hagamos espacio en nuestros tiempos de ocio y relajación para estar cerca del Señor, para escuchar y estudiar Su palabra, Cristo nos invita a alimentar nuestro espíritu con el mismo interés con el que alimentamos nuestro cuerpo.

CONCLUSIÓN

Optar por dedicarle tiempo a la escucha y al estudio de la palabra de Dios, es manifestar nuestras prioridades. ¿Nos moveremos sólo buscando la utilidad, lo práctico, la actividad que produce dinero, el ocio y la diversión? ¿O buscaremos además de todo eso estar a los pies de Jesucristo, escuchando su palabra?

Jesús nos invita a definir nuestras prioridades y a darle más importancia a la oración, estar a los pies del Maestro, alimentarnos con la fuerza de su Palabra para que luego nuestras acciones de todos los días estén guiadas por su inspiración “fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. (Efesios 6:10-11).

© Hilda Hernández. Todos los derechos reservados.

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