Características y operaciones de Satanás

PUERTAS PARA LA TENTACIÓN EN ADÁN EN CRISTO.

LOS DESEOS DE LA CARNE “El árbol era bueno para comer”. -“Si eres hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan”.

LOS DESEOS DE LOS OJOS “Agradable a los ojos” -“Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todo los reinos de la tierra…”

LA VANAGLORIA DE LA VIDA “Codiciable para alcanzar la sabiduría” -“Si eres hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden”

Si analizamos, en ambas tentaciones hay denominadores comunes que Satanás usó, y sin lugar a dudas lo usará en nosotros, los cuales son: Los deseos de los ojos- Los deseos de la carne- La vanagloria de la vida.

I) Los deseos de la carne: El término “Carne” en este caso es subjetivo, como suele serlo cuando se usa con deseos. Así pues, el significado no es deseo por la carne, sino los deseos que tiene la carne o los deseos que se basan en la carne. La carne no indica el cuerpo material, se adjudica a la naturaleza vieja del hombre y tiene que ver con el placer físico.

II) Los deseos de los ojos: Tiene que ver con todo lo que Satanás te presenta a través de los sentidos físicos, logrando captar tu atención, llevándote a la meditación para después llevarte a la acción.

III) La vanagloria de la vida: Es todo lo que Satanás te ofrece que te enaltece el ego, haciéndote independiente de Dios. El término vanagloria tiene que ver con la jactancia, la arrogancia, la altivez que te conducen a la independencia.

Satanás se va a encargar de presentarte toda la gloria, la fama, el reconocimiento, los aplausos, los mejores escenarios, con el fin de alimentarte el ego y de esta forma llevarte a renunciar a Dios y a su gracia. No olvides que:

El mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (1ª Juan 2:17)

Por esta causa es importante que mantengamos estas puertas cerradas.

En cuanto a los deseos de la carne, nunca debemos prestar nuestro cuerpo para darle rienda suelta y alimentar dichos deseos.

En cuanto a los deseos de los ojos, no debemos dejarnos cautivar ni meditar en las ofertas que Satanás nos presenta a través de los sentidos físicos.

En cuanto a la vanagloria de la vida, debemos mantener una voluntad quebrantada y humilde ante la presencia de Dios, reconociendo la necesidad que se tiene de Dios y de su gracia.

Siguiendo estos principios podremos mantener las puertas cerradas, y a Satanás le será difícil presentar la tentación; sabe que va a errar el blanco.

Los pasos para la tentación. Satanás siempre se vale de tres pasos para presentar la tentación:

Inspección – Seducción – Invasión.

I) Inspección: Relativo a lo ocular. Es el acto de mantenerte vigilado veinticuatro horas al día. Satanás no es omnipresente, pero tiene un ejército que nos vigila y le lleva información sobre nosotros, sabe con quién andamos, qué hacemos y de esta forma puede descubrir cuáles son nuestros deseos y anhelos para entrar en el segundo pasó que es la seducción.

Satanás conocía la vida de Job, cuáles eran sus bienes y cuántos hijos tenía, debido a la inspección que mantenía sobre él. Lo mismo hace con nosotros: él registra todos tus movimientos, y por causa de lo que expresas, muchas veces sabe lo que piensas. De modo que Satanás te conoce más de lo que tú te puedes conocer. De una cosa podemos estar seguros: Satanás como tentador, no duerme ni está jugando, él sabe lo que hace.

II) Seducción: del griego “Deleazo”. Significa atraer para atrapar. Es el acto de cebar como cuando colocas grano tras grano para conducir la gallina al encierro; es una figura que ilustra lo que Satanás hace al descubrir cuáles son tus deseos a través de la inspección.

La seducción es el acto de presentarte pequeñas e inofensivas tentaciones hasta llevarte a la más definitiva de todas. Esto fue lo que abordamos cuando tratamos a Satanás como destructor y devorador. Satanás es sutil en la seducción, él no produce espanto a fin de asegurarse de que no se le vaya la presa; Satanás en la seducción se mantiene oculto y desapercibido con el fin de que picotees el primer grano, llevándote a los siguientes hasta conducirte a la trampa mortal.

Reitero mi consejo como Maestro: Si hasta los momentos has salido ileso de algunas tentaciones, y Dios en su misericordia te ha librado de sus consecuencias, no juegues con el pecado, resiste al diablo y a la tentación, no entres en el jugueteo con Satanás, él no está jugando, él sabe lo que hace.

III) Invasión: La invasión en este caso no tiene que ver con la posesión, sino con el objetivo principal de la tentación que es la destrucción. El objetivo de Satanás es producir un caos total en la vida del hombre.

Satanás puede usar el pecado para destruir a tu familia, el Ministerio, las finanzas, la salud, la vida; llevándote a la ruina total de la cual muchos no salieron. El caso más triste registrado en las Escrituras es el de Sansón, que por entrar en el jugueteo con el pecado, fue destruido y aunque su espíritu fue salvo, su vida fue cortada. Es triste cuando la vida de un hombre es destruida por causa del pecado. No permitas que eso suceda con tu vida, no dejes que Satanás te invada o lo lamentarás por el resto de tus días.

Satanás está limitado como tentador.

Satanás no es un ser supremo o soberano para obligarme a hacer cosas que yo no quiera hacer; ni siquiera Dios lo hace, mucho menos Satanás tiene potestad para hacerlo. De modo que Satanás sólo tiene permitido presentar la oferta, de nosotros depende si la tomamos o la dejamos. Esto lo digo porque hay hermanos que dan razones equivocadas para excusarse ante el pecado, razones que voy a descartar a continuación:

I) Somos pecadores. La Biblia no dice que somos pecadores, lo que sí dice es “que sí pecamos”, la posición que la Escritura nos da como hijos de Dios es de justo, de modo que no es la condición de pecador lo que me lleva a pecar, porque yo no soy un pecador, yo soy la “Justicia de Dios en Cristo”.

Nosotros, como hijos de Dios, no somos pecadores, nosotros pecamos lo cual es muy diferente; los únicos que tienen derecho a pecar son los que son justificados, los injustos no pecan, ellos son pecadores, el germen del pecado está en ellos.

II) Somos humanos. No es la condición humana la que nos conduce a pecar, puesto que Cristo no era de hierro colado, y no pecó; por otra parte, los ángeles no eran humanos y pecaron.

III) No pude con la tentación. La Biblia dice que Dios no permite tentación más de las que yo pueda resistir, esto indica que si mil tentaciones vienen a diario a mi vida, mil tentaciones yo puedo resistir, porque Dios no dejará que yo sea tentado más de lo que pueda resistir (1a Corintios 10:13).

IV) Me sentí solo y no tenía salida. La Biblia dice que juntamente con la tentación, Dios te da la salida, lo que indica que para toda tentación que venga de Satanás, Dios te ha provisto de los recursos para librarte de ella; no estamos indefensos luchando contra la tentación, recursos tenemos en Dios, por el Espíritu Santo y “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece”.

La causa por la cual cedemos ante la tentación y caemos en ella es por nuestra concupiscencia, porque nos gusta el pecado. No tenemos ninguna excusa.

© José Briceño Aldana

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José N. Briceño Aldana
Director presidente del ministerio de la formación y la evangelización "Jesús Soberano Señor".

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